Quedará en los registros que el mismo año en que se estrenó una de las series más costosas en la historia del streaming también apareció otra propuesta, mucho menos onerosa, desde lo presupuestal, técnico y argumental, pero que –paradójicamente—logró enganchar de forma mucho más notable con el público televidente. Hablamos de “Citadel” y de, por supuesto, “Fubar”, la apuesta de ocho episodios que Netflix lanzó a finales del mes pasado y que se mantiene arriba en el ránking de lo más visto en Estados Unidos, Perú y diversos países.
¿Por qué la comparación con “Citadel”? La serie producida por los hermanos Russo (y sostenidos por casi 250 millones de dólares de la billetera de Prime Video) tuvo a dos protagonistas de amplio renombre (Priyanka Chopra Jonas y Richard Madden), pero que, insertos en un guion, y sobre todo en una ejecución casi siempre cuadriculada, terminaron desperdiciados a lo largo de siete interminables episodios en los que ni siquiera el celebrado Stanley Tucci pudo salvar las cosas.
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Aunque tampoco es que queramos decir que “Fubar” es lo más parecido a una serie perfecta. Señalarla como ejemplo de “éxito” en tiempos de virales que pasan de moda en menos de 24 horas es solo una forma de decir que ha cumplido su objetivo: enganchar y entretener.
Ahora, ¿cómo es que la propuesta creada por Nick Santora ha logrado enganchar y entretener? La respuesta no requiere mucho más que sentarse y apreciar con detenimiento: estamos ante una miniserie que combina todos los ingredientes para pasar un buen rato frente a la pantalla: un protagonista entrañable, un elenco diverso y solvente, y una historia convincente.
Con 75 años a cuestas, Arnold Schwarzenegger tiene un palmarés envidiado por muchos. Gracias a su participación en “Terminator”, “Conan el Bárbaro”, “Junior”, “Gemelos” o inclusive en “Los mercenarios”, ha quedado impregnado en la memoria de varias generaciones. Por su valentía, por su sentido del humor, pero sobre todo por su capacidad para generar empatía incluso haciendo el ridículo, el actor nacido en Austria se ganó a pulso un reconocimiento global.
Es tal vez ese reconocimiento que le han dado papeles como los arriba descritos la garantía que nos permite acercarnos a “Fubar” sin mayor desconfianza. En la miniserie de Netflix, Schwarzenegger interpreta a Luke Brunner, un agente de la CIA que, al borde del retiro, intenta recomponer su vida familiar reconquistando a Tally (Fabiana Udenio), la esposa de la que se divorció porque nunca pudo darle el tiempo suficiente para vivir como casados.
Pero la familia de Luke no es solo Tally. A ambos se les suman sus hijos Oscar (Devon Bostick) y Emma (Monica Barbaro). Es, sin embargo, esta última la que cumplirá el rol de co-protagonista en casi toda la extensión de “Fubar”. Ella es una aparentemente una ‘hija ideal’, incapaz de decir lisuras y dispuesta siempre a ayudar a sus papás mientras intenta llevar correctamente su relación con el aún más bondadoso Carter (Jay Baruchel) y trabajar a su vez llevando agua a pobres poblaciones en Colombia.
Volviendo a Luke, quien en realidad funge como vendedor de máquinas de gimnasio por esa inmortal creencia de que los espías deben vivir dobles vidas, lo primero que queda claro es su personalidad atenta y a ratos sobreprotectora/conservadora. Esto queda claro cuando, por ejemplo, carga a su nieta con un brazo y le hace tiernas bromas, o cuando rechaza a Carter como posible yerno y no cesa en ponerle ‘cáscaras de plátano’ para que resbale y no se logre integrar plenamente a la familia. En sí, estamos ante un papá celoso y ‘querendón’ con su engreída hija.
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“Fubar” tiene un rápido segundo aire cuando, impedido de retirarse de su trabajo como espía, Luke recibe una última misión: dar con el paradero de Boro (Gabriel Luna), un villano al que conoce muy bien y que tiene un oscuro sueño: poseer armas nucleares. En esa línea, cuando nuestro protagonista recibe las coordenadas y viaja a cumplir su función, descubre algo insospechado: su querida hija Emma también es una agente de la CIA. A partir de este momento, la miniserie creada por Nick Santora se dispersa en dos géneros: la comedia dramática, representada por Luke, Emma y todos sus compañeros de equipo, y la acción, en donde veremos una persecución tipo ‘policías contra ladrones’ por diversos países del globo terráqueo.
Por supuesto que será cuestión de cada televidente determinar cuál de estos dos caminos le parece el mejor trazado. Pero vale la pena comentar ambos. El primero (comedia dramática), nos muestra a un padre de familia que vivió más de 40 años ocultándole su real trabajo a su esposa y familia. Eso lo llevó a divorciarse y a mantenerse alejado de sus hijos. Por todos esos motivos es que Luke intenta hacer recapacitar a Emma, quien parece cada vez más cerca de casarse con Carter, al que también (como hizo su papá con su mamá) le oculta su real oficio. Por último, el lado cómico sí sale a reflotar con éxito cada cierto tramo de la serie. Schwarzenegger no ha perdido la frescura pese a que cada vez está más cerca de los 80 años. Sus reflejos son exactos y sus muecas acompañan bien una historia que a ratos roza el deseo por explotar lo paródico.
Sobre la acción, efectos especiales y demás recursos técnicos, vale decir que “Fubar” logra mucho con poco. No estamos ante una serie cuyas principales fortalezas son los enfrentamientos, las explosiones o los desplazamientos en modernos vehículos. Podríamos decir que no hay nada fuera de lo común en ver a los integrantes del equipo de Luke intentando cumplir su misión frente a villanos de la más diversa apariencia.
En el medio de este cruce de géneros muy probablemente está lo mejor de esta miniserie de Netflix. Porque “Fubar” es mucho más que un padre y su hija compartiendo misión mientras se cuestionan hasta qué punto vale la pena mentirle a la familia para ser feliz en el trabajo que uno ama. Hay también un elenco de actores secundarios que sostienen la trama con aportes personalísimos. Está el ‘geek’ Barry (Milan Carter), el apuesto y de nobles sentimientos Aldon (Travis Van Winkle), la astuta Tina (Aparna Brielle), la jefa Dot (Barbara Eve Harris), el doctor Pfeffer (Scott Thompson), pero sobre todo Roo (Fortune Feimster), tal vez la gran sorpresa a lo largo de los ocho episodios que se extiende esta historia de buenos contra malos.
Roo es una agente de la CIA que destaca por sobre todos los demás por el desparpajo con el que habla sobre cualquier tema que le pongan al frente. No es un solo un ‘payaso’ que pone la cuota en humor en el medio de difíciles misiones. Es un ser humano capaz de burlarse de quien sea y cuando sea. Es la que pone los ‘apodos’. Es la que se atreve a decir que le gusta la ‘princesa’ Emma. Es la que siente celos porque su mejor amigo Aldon. En diversos momentos, este personaje es cualquiera de los televidentes de “Fubar”.
En el innegablemente vasto universo de series y películas de streaming que nunca terminaremos de ver a lo largo de nuestras vidas, “Fubar” es un aire fresco porque, sin los millones de “Citadel” ni los grandes apellidos Russo detrás, ha sido capaz de retrotraernos a algunos de nuestros recuerdos más entrañables. Sí, de la mano de Schwarzenegger, la serie de Netflix condensa las dosis justas de acción y humor, confirmándonos la versatilidad de de Barbaro y presentándonos a actrices que tocará seguir más de cerca en futuros proyectos, como Feimster.
FUBAR/NETFLIX
Creador: Nick Santora
Actores: Arnold Schwarzenegger, Monica Barbaro, Milan Carter
Sinopsis: Cuando padre e hija descubren que ambos trabajan en secreto para la CIA, una operación encubierta de por sí peligrosa se convierte en un enredado asunto familiar.
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