Pero el mandaloriano ¡ay! siguió muriendo. Lo que empezó mal, terminó peor. “The Mandalorian” cerró su temporada con espectáculo, forma antes que fondo, hasta convertirse en una historia distinta a la que prometió con sus inicios en 2019. Estuvimos al principio de los aburridos nuevos capítulos, no nos íbamos a perder el final. Mucho menos dejar de señalar uno a uno sus pecados.
Tras la emboscada a los mandalorianos por parte de Moff Gideon (Giancarlo Esposito), Bo-Katan Kryze (Katee Sackhoff) y sus seguidores se refugian y esperan los refuerzos de Axe Woves, el único compañero que ha conseguido escapar. Por su parte, Din Djarin (Pedro Pascal) se libera de sus captores y junto a Grogu pretende acabar con el enemigo de una vez por todas.
Con los refuerzos ya en el planeta, Bo-Katan, Din Djarin y Grogu unen fuerzas contra Gideon, quien desaparece entre las llamas. Con Mandalore otra vez en poder de su pueblo, el mandaloriano protagónico restaura al droide IG-11, convirtiéndolo en el nuevo sheriff de Nevarro. El guerrero, en cambio, abraza la vida del contratista independiente para asuntos de seguridad de la Nueva República.
Un clímax solo en el nombre
En su final de temporada, “The Mandalorian” es en mayor medida solo una excusa para resolver conflictos planteados en la temporada, pero con escasa resonancia emocional. Hay que tener un talento especial para tomar una serie que encaminada y descarrilarla tanto. ¿Importa la historia de Bo-Katan? Posiblemente solo a los seguidores de “The Clone Wars” y “Rebels”, pero no a los que la vieron por primera vez en esta historia live-action. En esta serie, el personaje no se ha ganado su destino como líder.
Similar situación ocurre en la pelea de Grogu y Din Djarin contra Moff Gideon. En teoría, ambos tienen suficientes motivos para querer acabar con este hombre que tanto daño les ha hecho. ¿Por qué, entonces, esta escena tiene tan escasa emoción? Porque los problemas entre ellos y el enemigo se resolvieron al final de la segunda temporada. La tercera temporada, además, mantuvo al enemigo lejos y los protagonistas no lo tenían en el radar. Ni siquiera sus acciones, o sus conductas, tenían vínculo alguno al villano. Millones de dólares en efectos especiales pueden crear la explosión más mortal, pero no los vínculos emocionales, el corazón de una historia.
De ahí que el final de Din y Grogu tampoco parezca digno. Ambos, en Nevarro, cumplen el sueño latinoamericano de la casa propia. Dos personajes que han luchado y, por fin, descansan. Pero este también es un caso de un premio que no ha sido ganado, así como de impulso sin aprovechar. “The Mandalorian” empezó con la historia del guerrero y su hijo adoptivo, pero esta temporada el vínculo entre ambos se mantuvo estático. Lucasfilm olvidó quiénes eran los protagonistas y ahora, al final, se acuerda de ellos. Puede que ambos sentados fuera de la casa, en su final feliz, hubiese servido antes. No ahora.
¿Cosas buenas del episodio? La escena de Din peleando contra los troopers con armadura beskar, en el pasadizo de muros de luz. Y hasta cierto punto, también la pelea de Grogu contra los guardias imperiales, que se inclinó por el lado ridículo. Eso no está mal, pues el espíritu de “Star Wars” está en mostrar a seres raros en conflicto. Nada más que decir de este episodio.
Un problema mayor
Dos comentarios recurrentes que he visto en redes durante toda esta temporada: “los fans aman la serie” y “expande el lore”. Pero las series de televisión, y aquí no hay punto medio, no están hechas solo para los fans. Un negocio siempre busca captar nuevas audiencias, nuevo dinero, sea en suscriptores (el negocio de Disney+) o juguetes y otra clase de merchandising (donde se mueven millones). Estos comentarios hablan más de cierto sector de fans, de sus afinidades, que de la calidad de la historia y su potencial narrativo.
Lo que ocurre con “The Mandalorian” no es nuevo. Le pasa a Marvel Studios desde sus inicios, donde contar buenas historias ya no es tan importante en comparación a “construir un universo”. Todas las series de “Star Wars” tendrán su clímax en una película dirigida por Dave Filoni, por lo que es de esta temporada no va a resolver nada importante. De hecho, es bastante olvidable. Nada que haya pasado aquí no podría resumirse en esos clásicos créditos amarillos que llenan la pantalla cuando “Star Wars” vuelve al cine.
Al familiarizado con el cómo las industrias masivas culturales se manejan no le sorprenderá que mantener viva la maquinaria pese más que la narración; pero sí al que se reenganchó con esta saga por una serie que en principio tomó los referentes originales, el western, las películas de samuráis, para darles nueva forma. La promesa inicial quedó en el olvido, una decisión que cobra víctimas: la serie misma, para empezar; seguida por la audiencia. El público que paga un servicio tiene derecho a que este funcione bien, tanto en el aspecto técnico como en los contenidos. Lucasfilm es bueno en lo primero, pero en lo segundo sucumbió al lado más triste, más oscuro.
CALIFICACIÓN
2 ESTRELLAS DE 5
Puedes ver todos los episodios de "The Mandalorian", los buenos y los malos, en Disney+.