Han pasado exactamente treinta años desde que Carlos Carlín (Lima, 1971) debutó como actor en la recordada telenovela “Los de arriba y los de abajo”. El paso del tiempo se evidencia en su barba encanecida y en las entradas del pelo que no se esfuerza por ocultar. Pero si algo no ha cambiado en él es su sentido del humor, sarcástico y agudo, fino y elegante como Tony, el entrañable personaje que interpretó en la serie “Pataclaun”. “El único gol que he celebrado en mi vida ha sido un autogol, porque tenía muy mala puntería”, recuerda Carlos, sentado en el set desde donde emite el podcast “Carlín en la red”. Su relación distante con el fútbol es uno de los temas que abordará en su nuevo espectáculo unipersonal, “Rudo”, donde compartirá pasajes poco conocidos de su vida.
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-¿Qué te motiva a hacer este show?
Desde hace tiempo, tenía la idea de hacer un espectáculo mucho más personal. Y uno de los temas que me daba vueltas a la cabeza es cómo en nuestro país, tan machista con la mujer, también hay complicaciones para ser hombre justamente por ese mismo tema. Sobre todo en un hombre como yo, que no le interesa el fútbol, que creció en una casa rodeado de tías porque perdió a su padre, que casi no tiene barrio, que le gusta el teatro desde niño y que es muy torpe en sus relaciones. Entonces, básicamente de eso es lo que voy a hablar. Voy a contar historias de situaciones divertidas, humillantes y complicadas que he tenido en mis 53 años de relación con los seres humanos.
-¿Sientes que se habla poco de lo cruel que puede ser nuestra sociedad machista, precisamente, con los hombres?
Es algo que sucede, en principio, porque no nos gusta exteriorizar nuestras emociones. Si nos pasa algo, nos encerramos en nuestra cueva y no hablamos. Esta sociedad te obliga a anular tu sensibilidad y a convertirte en una persona que no eres. Felizmente, tuve la herramienta del arte en mi casa desde muy chico, lo cual me ayudó a sortear una serie de situaciones.
-Hoy se utiliza mucho el término “deconstrucción masculina”. ¿Dirías que el haber crecido en un hogar con influencia artística te ayudó a despojarte de ciertas taras?
Definitivamente. Yo era un niño que conocía todos los teatros de Lima, a diferencia de mis compañeros de colegio. Había visto de todo: ballet, ópera, zarzuela, flamenco, en fin, todo lo que había. Yo nací el año 71, en plena época de Velasco, donde todo era marrón, azul y gris. Eran tiempos complicados. Pero, de algún modo, me rebelaba. Por ejemplo, si me gustaba una chompa, pero era de un color que se asociaba a las mujeres, no tenía temor en decir que me gustaba.
-Hace un momento, mencionabas a tu papá. ¿Cómo influyó en ti su figura?
En el espectáculo vas a poder darte cuenta. Mi papá decidió irse. Fue una situación complicada, pero que logré entender con los años. Mi padre me tuvo a los 50 años y ahora, que tengo casi esa misma edad, veo las cosas con más claridad. A veces, mis hermanos me dicen lo mucho que nos parecemos físicamente cuando ven fotografías. Hace tiempo que ya lo perdoné y siempre, en el escenario, le dedico mis funciones a él. Este unipersonal va a ser como un reencuentro.
-¿Y al fútbol le has podido dar una oportunidad?
Sí, cuando la selección empezó a jugar bien [risas]. Fui al partido de Eliminatorias en el que Farfán metió su famoso gol a Nueva Zelanda que nos llevó al Mundial. De pronto, me encontré abrazado con un señor que no conocía. Me hubiese gustado compartir con mis amigos la pasión por el fútbol, pero en la época que yo era joven, el fútbol era muy malo.
-¿Cómo te gusta disfrutar tu tiempo?
Mira, cada vez me gusta más estar solo, tranquilo. Si pudiese vivir en la playa, sería absolutamente feliz. Yo no he sido nunca una persona que esté muy sexualmente activa. Soy prácticamente una ameba.
-Valoras mucho tu soledad.
Sí, sí, creo que es una decisión también. Con esto no niego ninguna posibilidad de nada en adelante. Ya estoy viejo para saber que uno mismo no se debe cerrar las puertas. Pero ya no tengo esa presión de cuando era adolescente de querer casarme, tener hijitos y una casa. De joven, tenía instalada en mi cabeza la idea de tener un hijo varón que se llamase Carlos, como yo. Mi preocupación era: ¿cómo voy a hacer para llevarlo al fútbol si a mí no me gusta?
-¿Qué te preocupa ahora?
Mi trabajo siempre ha sido mi más grande obsesión. Cuando comenzaba, me decía: quiero hacer telenovelas. Luego: ya no quiero hacer novelas, ahora quiero hacer teatro. Y así. Hoy lo que ocupa mi mente es el show unipersonal que voy a dar en setiembre.
-Hace poco incursionaste en las plataformas digitales con un podcast. ¿Cómo te llevas con las redes?
Con Carla, mi productora, estamos muy contentos porque tenemos cerca de 150 mil suscriptores en el canal de YouTube. Antes no tenía Instagram, pero me creé una cuenta para interactuar con la gente que me sigue y valora lo que hago. Twitter sí lo he dejado ahí porque enloquecí en la última campaña electoral. Perdí la razón, lo reconozco. Además, hay mucha mierda en Twitter y prefiero evitarme complicaciones.
-Este año se anunció tu aparición en la película “Paddington”, tuviste una presentación con Guillermo Francella y estarás en el Gran Teatro Nacional. ¿Cómo valoras este momento?
El año pasado fue muy difícil para mí porque coincidió con la muerte de mi mamá, a quien siempre recuerdo y tengo muy presente. Y, además de esa pérdida, tuve que dormir a mi perro. Para alguien como yo, que se lleva mejor con los animales que con los seres humanos, fue muy difícil. Pero este 2024 empezó lleno de cosas nuevas. No solo he podido actuar, sino forjar una relación con alguien como Francella, que es un actor al que admiro. Después, me dieron la oportunidad de ir a Londres y grabar en un estudio gigante. Ahora voy a tener que volver para la avant-première. Son un montón de cosas que están pasando, y yo me siento muy agradecido. //
Carlos Carlín ha aparecido en cuatro oportunidades en la carátula de esta revista. Una de ellas (en la imagen) ocurrió en 2011, cuando el actor debutó en la conducción de televisión con el programa “La noche es mía”. Aquella vez, dijo que no volvería a ponerse en la piel de Tony, el personaje que lo lanzó al estrellato en la recordada serie “Pataclaun”. Hasta el día de hoy, ha cumplido.