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Peruanos conocen al Papa

Dicen las sagradas escrituras que una palabra de Dios bastará para sanarnos. A Pedro Pablo Kuczynski le bastaron 26 minutos de charla con el papa Francisco para sentirse bendecido. En la audiencia realizada el 22 de setiembre del 2017 en el Palacio Apostólico del Vaticano, Jorge Bergoglio finalmente aceptó la invitación del presidente para visitar el Perú en enero de este año. Kuczynski estuvo acompañado por la primera dama, Nancy Lange, quien lució el típico atuendo que exige el protocolo de la Ciudad del Vaticano (vestido y velo negros).

El momento más esperado de este tipo de encuentros es el intercambio de regalos (también parte del protocolo en la Santa Sede). Francisco recibió de manos de Kuczynski una imagen de la Virgen de Desatanudos, procedente de Cuzco; un varayoc (bastón incaico) y –conocida la afición del Sumo Pontífice por el balompié– una camiseta de la selección peruana de fútbol. A cambio, de Francisco recibieron un obsequio que podríamos llamar premonitorio. Quizá a estas alturas de su gobierno, debería ser utilizado como amuleto. Se trata de un medallón de bronce con la imagen de una rama de olivo que crece entre una piedra partida. El presente simboliza la unión para la paz –según se explicó luego en la nota de prensa del Vaticano–, aquella a la que el presidente no cesa de apelar desde las recientes crisis de su gobierno.

La religión del fútbol
“Hoy he tenido una de las experiencias más emotivas y especiales de mi vida!!! Poder darle la mano al Papa y conocerlo!! Indescriptible!!!”. Al delantero peruano Claudio Pizarro le quedaron cortos los 140 caracteres del Twitter para expresar su emoción luego de conocer al papa Francisco en persona. Era el 22 de octubre del 2014 y aún formaba parte del Bayern Munich. El equipo alemán había viajado a Roma para disputar un encuentro con la Roma en el Estadio Olímpico por la Champions League. Los muniqueses golearon 7 a 1 a los romanos.

Al día siguiente, aprovechando los festejos por el histórico triunfo, los jugadores alemanes se reunieron en una audiencia privada con el Sumo Pontífice, un entusiasta declarado del deporte rey. Ellos le regalaron una camiseta con el nombre Franziskus impreso en la espalda y un balón autografiado por todo el equipo.  

Más testimonios

“Sentí su sencillez y bondad”
​Por Pedro Cateriano (político y abogado)

 
​He tenido la suerte de conocer a dos Papas. En 1987, a Juan Pablo II en Roma; y en el 2013, a Francisco, en una audiencia pública en la plaza San Pedro. En esta última oportunidad fui acompañado de Carlos Tejada, comandante general de la Marina; y Jaime Figueroa, comandante general de la Fuerza Aérea.

Al tratarlo, la primera parte fue meramente protocolar. Le conté que era Ministro de Defensa del Perú y le pedí una bendición especial para los oficiales y soldados que se encontraban en el Vraem. Cuando el Papa estaba por darse media vuelta e irse, quise retenerlo un par de segundos más. “Soy ex alumno jesuita”, le dije. Yo sabía que él tiene una marcada relación con la Compañía de Jesús y todo lo que se refiere a esa orden religiosa. En ese momento hubo una conexión inmediata. Regresó automáticamente y dijo “tienes el virus, tienes el virus”, mientras se reía. Luego se fue. 

Logré percibir una gran sencillez en él. Una bondad de buen pastor. Creo que el poder que tiene hoy no lo ha cambiado en lo más mínimo. Al contrario, considero que ha asumido el pontificado para servir al mundo entero.

“Es un Papa cercano y fuera de los protocolos”
Por Karina Borrero (periodista)


​A finales del 2016 viajé a Roma con unos amigos a pasar Año Nuevo y recibir el 2017. Uno de los primeros días de enero fuimos muy temprano a la plaza San Pedro porque habíamos conseguido asientos en una misa de miércoles con el papa Francisco. Cuando entramos, vimos que el lugar estaba repleto y nosotros, como buenos peruchos, estábamos llegando tarde a la ceremonia. Los sitios se encontraban en primera fila y detrás de nosotros había más de mil personas. Al terminar la misa, Francisco se acercó para saludar. Empezó por el otro extremo de la fila. Casi todos eran niños y conversó más de cinco minutos con cada uno. Cuando se aproximó a nosotros, yo estaba muy nerviosa. Tenía muchas cosas en la cabeza que quería decirle, pero no encontraba la indicada. Cuando lo tuve enfrente, solo atiné a agarrarle el brazo y preguntarle si lo podía abrazar. Él asintió sonriendo. Luego le di un beso en la mejilla y le pedí que bendiga unos rosarios que había comprado para mis sobrinos. 

Fue un momento muy breve, pero para mí fue un bálsamo de fe. Algo realmente emocionante. Me quedé con la sensación de que el 2017 sería un año muy esperanzador.

“Sabe mucho de fe, solidaridad y fútbol”
Por Ignacio Urquiaga (estudiante)


Para mí, entregarle la camiseta de la selección al Papa significó decirle que el Perú está unido para recibirlo. La fe y la confianza que tuvimos en el fútbol nos hicieron mucho bien. La camiseta expresa mucho más que deporte. Es determinación y unidad. Los jóvenes aspiramos a ver un país grande, con garra y oportunidades.

El último 3 de enero, mis padres y yo hicimos una larga cola para verlo. Antes de las 8 a.m. ya habíamos pasado controles policiales y detectores de metales. Finalmente logramos entrar a la sala Paulo VI, al costado de la plaza San Pedro. Al terminar la primera audiencia general del 2018, el Papa recorrió el largo pasillo, en el que pude saludarlo y entregarle la camiseta. 

Es realmente un honor haber estrechado la mano del primer Papa latino y jesuita. Fue lo máximo y hoy comparto esta alegría con la comunidad de jóvenes en Fátima y el resto del Perú. Bienvenido, querido Francisco, que sabes mucho de fe, solidaridad y también de fútbol.

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