En 1980, Apple estaba en una etapa crucial de su desarrollo tecnológico. En un momento en que las máquinas de escribir todavía eran comunes en oficinas, la compañía estaba impulsando la adopción de sus propios productos. Bajo la dirección de Mike Scott, el primer CEO de la compañía, se tomó una decisión que marcó un hito en la historia de la empresa y de la tecnología.
Como informa Genbeta, Scott decidió prohibir el uso de máquinas de escribir en todas las oficinas de Apple. Este movimiento radical no solo buscaba modernizar el entorno de trabajo, sino también asegurarse de que los empleados usaran y confiaran en los productos de Apple. La medida obligaba a todos a utilizar los ordenadores Apple II y el procesador de textos Apple Writer.
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La prohibición tenía un objetivo claro: demostrar que la tecnología de Apple era superior y confiable. Scott creía que si los empleados utilizaban los productos de la empresa, esto reflejaría positivamente en la percepción de los clientes.
Para asegurar la transición, Scott ofreció incentivos a quienes abandonaran voluntariamente sus máquinas de escribir.
Como señala el medio, esta práctica es conocida como “dogfooding”, la cual implica que una empresa use sus propios productos para garantizar su calidad y funcionalidad.
Al obligar a los empleados a utilizar la tecnología de Apple, Scott buscaba no solo modernizar el entorno de trabajo, sino también demostrar la confianza de la empresa en sus propios productos.
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