¿Qué tienen en común Stephanie Cayo y Doja Cat? Aparentemente nada, además de ser celebridades tachadas por la opinión pública. Por eso, para entender cómo estas artistas se terminaron convirtiendo en las famosas más criticadas -y hasta detestadas- de las últimas semanas, el sociólogo Jorge Juarez explica qué es la cultura de la cancelación y por qué las celebridades son el blanco principal. Además, la psicóloga Andrea Bonilla detalla cuáles son los efectos en la salud mental que se generan por el ciberacoso a raíz del rechazo en redes.
Ambas artistas estuvieron en el ojo de la tormenta tras una ola de críticas en redes sociales, aunque por diferentes motivos. La protagonista de “Hasta que nos volvamos a encontrar” fue duramente criticada por su película y su ‘falta de cultura peruana’ y la intérprete de “Woman” pasó de ser la más amada a la más odiada por su cuestionable actitud hacia sus fans en un concierto en Paraguay.
Ya sean celebridades reconocidas a nivel mundial o local, lo cierto es que la sociedad no las ve con el mismo ojo tras la polémica. Son objeto de burlas, memes, protestas y discursos de indignación por haber ofendido a cientos, miles o hasta millones de personas. La principal forma en que la opinión pública les hace saber que no son aceptadas socialmente es cancelándolas. Retirándoles el apoyo moral que alguna vez pudieron sentir por ellas.
¿Qué es la cultura de la cancelación?
La cultura de la cancelación se trata de retirar el apoyo a una persona, marca u organización que haya infringido el código moral de la sociedad. Con el paso de los años, se volvió radical y especialmente dirigido a personas públicas. Sin embargo, este fenómeno no es nuevo, pues su primera aparición fue en el 2010 a raíz de las protestas en contra de la discriminación racial en Estados Unidos, a través de una plataforma que hoy se ha convertido en un nido de haters y acosadores, pero también en uno de los principales medios para que los distintos grupos humanos alcen su voz frente a las injusticias: Twitter.
‘Cancelar’ a alguien es excluirlo socialmente e incluso boicotearlo, ya sea en el ámbito profesional, personal o emocional. Y aunque los efectos en la salud mental de la persona en cuestión pueden alcanzar niveles preocupantes, también cabe resaltar que tocan aspectos de gran relevancia para la sociedad. Por lo que la cultura de la cancelación debe ser analizada con pinzas para no caer en el error de únicamente buscar culpables con nombre y apellido.
Los pros y contras de este fenómeno
De acuerdo al sociólogo y antropólogo Jorge Juárez, un evento como el de Stephanie Cayo es solo la punta del iceberg. Existen muchos factores detrás que influyeron: desde el momento en que fue elegida para el rol hasta su polémica respuesta frente a las críticas. Ante estos casos, lo que siempre debe primar son los hechos y los argumentos basados en la evidencia. “Uno tiene todo el derecho de criticar algo, pero con argumentos”, resalta el especialista.
Y aunque el ideal sea la crítica racional, este fenómeno siempre tendrá el factor emocional como principal motor. “La cultura de la cancelación no se trata simplemente de criticar, sino de generar un rechazo emocional, no analítico”, afirma. Y si únicamente se critica guiado por las emociones, se puede caer en una postura intolerante. ‘Si uno no opina como yo, debo cancelarlo’ suele ser el discurso.
Por otro lado, la cultura de la cancelación también tiene sus pros. De acuerdo al sociólogo, uno de ellos es la libertad para opinar y confrontar personalidades que en otros tiempos eran intocables, lo que generaba una brecha social aún mayor con la población. Esta brecha suele ser confundida con resentimiento social y no es así, pues evidencia problemáticas sociales que deben ser discutidas por la opinión pública -como la discriminación, la desigualdad, entre otras- en la agenda diaria.
Los efectos en la salud mental
Si no se controla y se establecen límites, el constante hostigamiento y exclusión de la esfera social de aquellas celebridades puede llegar a convertirse en ciberacoso. La psicóloga Andrea Bonilla define a esta problemática como el propósito de dañar a otras personas por medio de la tecnología a través de distintas formas de manifestación como el hostigamiento, la denigración, el robo de identidad, la divulgación de información personal o la exclusión.
En términos generales, el ciberacoso afecta a nivel emocional a los involucrados. La ira, la frustración y tristeza son algunas de las principales emociones que experimentan. En otros casos y a largo plazo, la persona afectada puede llegar a desarrollar ansiedad social y otros problemas emocionales graves, que podría ser lo que está experimentando Doja Cat, al pelearse prácticamente con todo el mundo en Twitter, ocasionando que termine por querer retirarse de la música para evitar todo el cargamontón emocional que, de acuerdo a sus declaraciones, claramente la supera. También, afecta la autoestima, pues “al recibir la crítica de otras personas, se puede llegar a dudar del valor propio como persona”, de acuerdo a la psicóloga.
La diferencia entre cómo afecta a personas normales de la forma en que afecta a las expuestas públicamente, radica en la manera del manejo de la situación y las redes de apoyo. Por un lado, están las personas desconocidas que no suelen tener seguidores ni personas que las defiendan o apoyen, por lo que les será más difícil enfrentarse al acoso; y por el otro, están las personalidades públicas, quienes, a pesar de los ‘haters’, tienen al menos grupos de fans o seguidores que siempre estarán a su favor ante las críticas. Aunque también, cabe resaltar que puede suceder lo contrario: aquellos rodeados de tantas personas pueden no tener un círculo de apoyo cercano y los que no lo están, sí. Por lo que habría que analizar cada caso bajo criterios específicos.
¿Cómo podemos manejarlo?
Una las formas de manejar el acoso es ser selectivo con el entorno. Actualmente, las redes sociales ofrecen opciones para bloquear, restringir o evadir a aquellos usuarios y sus críticas. También, uchas personalidades públicas optan por la vía radical al darle de baja a sus redes sociales. Sin embargo, de acuerdo a la psicóloga, este mecanismo de protección también puede tener el efecto opuesto, pues puede terminar reforzando el acoso.
Y aunque están en todo su derecho de quitar de su entorno a quienes les plazca, la psicóloga afirma que “cerrar las redes no es la única solución”, pues considera que hay otras estrategias -que si bien pueden resultar incómodas o difíciles de ejecutar- que pueden ayudar a resolver el conflicto con los demás y con uno mismo.
Si es necesario, pueden acudir a un profesional de la salud mental, si no, ser más autoconscientes. Identificar si critican los hechos o las opiniones, y cómo eso les hace sentir. Independientemente de si alguien tiene la razón, siempre es una buena idea buscar la opinión de las personas más cercanas. Muchas veces la idea de “soy autosuficiente, yo mismo voy a resolver esto” solo lleva a más desacuerdos y problemas. Lo vimos en todas esas estrellas que respondieron inmediatamente ante los ataques con más ataques, dejándose llevar por sus propias ideas y emociones, sin analizar si, tal vez, debían repensar la situación una vez más con el apoyo de alguien cercano.