A propósito del caso de Gabriela Sevilla -la mujer en aparente estado de embarazo que fue reportada como desaparecida el pasado miércoles- es más que necesario estar informadas de temas que se han hablado en medios y redes sociales con mucha ligereza. Lejos de formar conclusiones en un caso que aún continúa desarrollándose, en este artículo pretendemos esclarecer las características de un embarazo psicológico y uno falso. Para esto, conversamos con Maria del Pilar Vicente, Psicoterapeuta y Psicóloga Perinatal, quien nos da luces en el asunto.
El embarazo psicológico es un trastorno mental
De acuerdo a la especialista, se trata de una alteración mental inscrita en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM) y puede suceder en mujeres de cualquier edad y circunstancia (incluso se da en aquellas que no tienen útero). “Esta es una situación que ocurre con bastante frecuencia en otros mamíferos. En los seres humanos, no es algo muy común ni de lo que se hable a profundidad”, afirma Vicente.
¿Cómo se experimenta esta situación?
En el embarazo psicológico, la mujer cree estar embarazada y se experimentan síntomas reales como ausencia de menstruación, crecimiento del vientre y pechos, náuseas, aumento de peso y secreción de leche de las mamas. “Realmente el cuerpo atraviesa una especie de embarazo, pero hay una ausencia del bebé”, aclara la especialista.
Esta reacción se da como consecuencia de una realidad que la mente ha creado. “No hay un acto de querer engañar. Mi mente realmente piensa que estoy embarazada y si mi mente piensa eso -así de poderosa es- puede generar esos cambios físicos. Cuando pensamos que todo lo que pasa en nuestro cuerpo tiene un inicio físico, a veces no es así. De ahí vienen las enfermedades somáticas que comienzan a nivel mental”, comenta.
Enfrentando la realidad
Según la profesional en salud mental, los desencadenantes de estos episodios son distintos. “Puede que exista la presencia de un dolor muy fuerte y surge este mecanismo de defensa en la forma de un embarazo. También se puede dar a consecuencia de un deseo muy grande por convertirse en madre, dificultades en procesos de reproducción asistida, abortos o pérdidas de un hijo”.
También es bueno saber que no existe un punto exacto en el que la persona se entere de su verdadero estado, varía de acuerdo a cada caso. “La mujer se da cuenta de su distorsión de pensamiento y su percepción equivocada cuando ve la ecografía y los resultados que indican que no hay un embarazo”, especifica la especialista.
Tras conocer la verdad de su estado, la psicoterapeuta precisa que es sumamente importante brindar soporte psicológico y psiquiátrico a la persona. “Acompañarla, ser empáticos con ella y no juzgarla será clave para que la mujer pueda afrontar el inmenso dolor de saber que nunca estuvo embarazada”.
El embarazo psicológico vs. Los falsos embarazos
La experta en salud mental perinatal también destaca la importancia de diferenciar un embarazo psicológico de otros escenarios completamente distintos. Por un lado, existe la simulación del embarazo que se trata de una mujer fingiendo estar embarazada. “Esta es una situación donde la persona miente de manera consciente sobre un embarazo y hace creer a su entorno que realmente está embarazada sabiendo que no es así”, explica. “Probablemente una simulación de embarazo está movida por algo que la persona necesita obtener a través de un falso proceso de embarazo”, continúa.
Como ejemplo, la psicóloga precisa que el motivo podría estar detrás de mantener un matrimonio, una relación o cualquier tipo de beneficio que se pueda conseguir a raíz de estar supuestamente embarazada. “Definitivamente, si bien la simulación de un embarazo no es un trastorno psicológico, tienen que estar pasando muchos asuntos a nivel emocional alrededor de una mujer para que llegue a fingir un embarazo”, sentencia.
Para la especialista, tiene que haber un trastorno psicológico por encima de las mentiras para que lleve a alguien a tomar la decisión de simular un embarazo. “Es muy raro que estas situaciones lleguen a una etapa final porque en algún momento el entorno se percata y se da cuenta que la barriga no es real y que no hay documentos médicos que registren el supuesto estado de embarazo”.
Maria del Pilar Vicente además explica que existe un escenario conocido como delirio de embarazo. “Este caso puede estar presente en un trastorno psicológico esquizofrénico, donde la mujer está convencida de su embarazo -al igual que en el embarazo psicológico- y no hay forma que se de cuenta que no está embarazada porque pasa más por un tema de trastorno de personalidad. Esto a pesar que haya una ecografía o resultados negativos de por medio”, indica.
Al final del día, si nos aventuramos a concluir o afirmar un diagnóstico acerca de una situación tan delicada como un embarazo, estaríamos cayendo en un acto de irresponsabilidad. “Ese diagnóstico le concierne únicamente a un psicólogo o psiquiatra que evalúe de cerca a la persona”, comenta.
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