La primera vez que Mariana Alegre desestimó la compra –y uso- de un auto fue a los 23 años, cuando su abuela le regaló 1.000 dólares para comprarse uno y ella eligió invertirlos en un pasaje a Barcelona para realizar un intercambio de estudio durante su formación como abogada. El encuentro con esa ciudad fue decisivo: despertó una vocación urbanista que con el correr de los años desplegó a través de estudios empíricos y teóricos, trabajo y docencia. “Barcelona me ofrecía una serie de cosas que mejoraban la calidad de vida: la pasaba bien con poco y me sentía segura. Para ir a la universidad tenía que atravesar el Parque de la Ciudadela en bici o bus y pensaba ‘qué bonita’.
Veía a las personas mayores comprando y caminando por la calle. Siendo una ciudad grande, seguía siendo chica, barrial, tenía una escala humana. Entonces me pregunté qué nos estaba ofreciendo Lima y, a diferencia de los que llegaban allá y querían quedarse, yo quería volver porque sentía que había mucho que hacer aquí”.
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Al regresar fue haciendo camino hasta llegar a la dirección de Lima Cómo Vamos, un observatorio ciudadano desde el cual se promueve la toma de decisiones basada en evidencia para una mejor calidad de vida en la capital peruana y el Callao. Ese trabajo llegó, casualmente, cuando estaba embarazada de siete meses de una niña a la que llamaría Lima, en honor a la ciudad.
Años más tarde, su labor a favor del urbanismo le facilitó otra experiencia vital: viajar a Londres con la Beca Chevening para estudiar Diseño de Ciudades y Ciencias Sociales de la mano de los sociólogos urbanos más importantes del mundo. Allí no solo adquirió el aprendizaje académico, también descubrió en carne propia las facilidades que una ciudad democrática como Londres le brinda no solo a los niños, dado que viajó con su hija, sino también a las embarazadas (su segundo hijo, Amadeo, estaba en camino). “Allá hay redes de contención para las embarazadas. El rol de la biblioteca municipal, por ejemplo, es clave: es un centro de reunión para la comunidad. Ahí tienes soporte, talleres, cursos y puedes abrirte al mundo”.
Las experiencias que adquirió en el extranjero hoy la impulsan a trabajar por la movilidad urbana sostenible y una renovación cada vez más inclusiva de la ciudad. Lo hace a través de proyectos como Ocupa Tu Calle, que acaba de ganar el premio Kunan al emprendimiento social, y también en su vida privada. La distancia de su casa al trabajo la recorre en bicicleta o transporte público. Elige vivir en una zona compacta, en una quinta con un espacio comunitario donde comparte los frutos que brotan de su huerto. Recicla, hace trueques, cuando puede se desprende de lo que no necesita. Sus hijos no asisten a un colegio tradicional sino a un espacio de aprendizaje autónomo basado en una red de microescuelas barriales. A ellos les enseña lo contrario al “No hables con extraños”, porque cree que en el espacio público son los extraños los que ayudan. “En los contextos en los que estamos, lo importante es recuperar esa comunidad que te acompaña y salva, y que en caso de una tragedia es la que va a resolver”.
Más allá de la importancia de construir comunidad, Mariana defiende la desobediencia urbana: aquella reacción espontánea que una persona tiene ante el mal diseño de una ciudad. “Es lo que pasa cuando el sistema obliga a la gente a tomar decisiones en función del bien personal y no del público. Por ejemplo, cuando un peatón no utiliza un puente peatonal mal ubicado. Además, el carácter se transforma en función de un mal sistema. Ese, por ejemplo, es el problema del tráfico, que nos vuelve monstruos y destruye cualquier idea de ciudadanía e intento de construir una sociedad democrática y solidaria”.
Por eso es tan importante Lima Cómo Vamos: porque con sus proyectos contribuye a formar una escuela de pensamiento urbana, una nueva generación de especialistas y técnicos que el día de mañana tomarán mejores decisiones para la ciudad.
¿Quién es Mariana Alegre?
Desde el 2010 es directora ejecutiva de Lima Cómo Vamos. Mamá de Lima, de 8 años, y Amadeo, de 5. Bachiller en Derecho y magíster en Derechos Humanos por la PUCP y por la London School of Economics (LSE) en Diseño de Ciudades y Ciencias Sociales (Reino Unido). Becaria Chevening. Docente de Gestión Social de la Facultad de Gestión y Alta Dirección de la PUCP.