En 2019, Michelle Obama acaparó titulares tras una aparición pública en la que mostraba su cabello rizado al natural durante la presentación de su libro de memorias Mi Historia, en Nueva Orleans. Con ese sutil, pero liberador gesto, Michelle marcó distancia de los estilismos que trajeron consigo ser la primera dama de los Estados Unidos.
Pero esa no fue la primera vez. En 2017 se le vio, un par de veces, con este mismo estilo al poco tiempo de haber dejado la Casa Blanca, y al año siguiente, cuando fue portada para la revista Essence. Ya en otras ocasiones, Michelle se había referido a su cabello y a todos los cuidados que necesitó durante su camino como primera dama. “Mi objetivo era mantenerlo saludable y terminar con pelo en la cabeza”, dijo durante una entrevista para el podcast 2Dope Queens.
Con esto, ella buscaba visibilizar una vez más el problema que afecta a muchas mujeres que tienen el cabello crespo, afro o con ondas muy pequeñas y que deben alisarlo continuamente para manejarse con “éxito” en el mundo laboral y cumplir con ciertos estándares de belleza normalizados dentro de la sociedad.
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Hay estigma?
En América Latina el cabello con textura se conoce como pelo malo, afro, prieto, quieto, chuto, crespo, etc, y muchas mujeres deben aplicarse químicos o productos caseros para mantenerlo “ordenado” y evitar burlas y cuestionamientos dentro de su entorno amical, profesional y hasta familiar. Y eso lo sabe Carolina Trelles, estilista especializada en ondas, rizos y afro que ha fundado su propia empresa de asesorías y cortes de cabellos: Rizos Peruanos.
“Muchas veces yo iba a una peluquería y no sabían cómo cortarme. Yo salía llorando y muy fastidiada por lo que ocurría. Eso me chocaba bastante, y a pesar de que me gustaba mi cabello, terminé cuestionándome. Otras veces, también me pasaba que para acceder a cierto tipo de trabajos me proponían alisarlo o hacerme moñetes y ahí también me cuestionaba sobre por qué me decían que cambie algo con lo que yo había nacido”, cuenta.
“Es importante entender que cada persona nace con características propias y no las debe cambiar porque a otros no les guste o porque no comprendan ciertas cosas. Hay muchos prejuicios y estigmas hacia lo diferente”, agrega la estilista que cuenta con unos 5 años de experiencia.
Y esa falta de apertura no solo se ve en entornos cercanos, sino también en la publicidad de algunas empresas. La semana del 12 de julio, una ola de tuits empezó a citar y criticar a Bellaliss Laceados & Color por una publicidad agresiva en la que “invitaba” a mujeres a realizarse laceados.
¿Cómo lo hizo? Publicando imágenes de personajes mediáticos con su cabello natural y luego alisado, y preguntando: ¿sigues pensando que los rulos son bonitos? Asimismo, compartió otra serie de imágenes que resultaron ofensivas para muchas mujeres que tienen el cabello con estas características.
En Twitter, algunas activistas como la periodista Sofía Carrillo escribieron: ridiculizar el cabello rizado es un recurso de campaña burdo y discriminatorio, #Bellaliss. Por esto es que requerimos que haya una campaña integral donde participen distintos sectores, para que esta práctica no se repita, además, de considerar sanciones efectivas.
En conversación con El Comercio, Carrillo agregó que es importante saber que el cabello afro, para las mujeres afrodescendientes es símbolo de lucha e identidad. “Se debe reconocer que el mensaje que se nos da, de manera reiterada y violenta, es que nuestro cabello es malo y que debemos acercarnos al canon de belleza occidental, europeo o blanco, para poder ser aceptados. No podemos permitir que esto ocurra, este tipo de mensajes nos violentan y agreden. (Estos) permiten que se mantengan los prejuicios y adjetivos, que históricamente se han orientado a ridiculizar”, enfatiza.
Tanto Sofía como Carolina resaltan que es importante visibilizar los diferentes tipos de belleza existentes, de tal manera que se encuentren referentes que ayuden a fomentar la aceptación y no la división.
“Hay muchas niñas que crecen sin comprender su cabello, que piensan que es malo tenerlo al natural. Es momento de educar y desaprender lo negativo. El cabello se debe ver como parte de nuestra identidad”, señala Carolina.
¿El cabello es realmente identidad?
Históricamente se ha aprendido que el cabello texturizado puede ser un símbolo de pobreza, desorden o falta de higiene, y con el paso del tiempo, esto se ha ido normalizando gracias a publicidad o secuencias en medios de comunicación que refuerzan estos falsos conceptos.
Sin embargo, el cabello afro tiene historia, y como dice Sofía, es un símbolo de resistencia y libertad. Por ejemplo, los africanos y africanas que llegaron a América del Sur para ser esclavizados, se trenzaban dibujando los caminos que los llevarían a alcanzar la libertad. Ellos y ellas, incluso, se llegaban a comunicar a través de mensajes ocultos dibujados con sus cabelleras y en sus hebras guardaban granos para alimentarse, pepas de oro o semillas que serían utilizadas después de escapar.
Para Carillo, mostrar el cabello al natural es parte de un “activismo estético” que no solo plantea cuestiones superficiales, sino que significa mostrar con orgullo la herencia e historia. “Nosotros como personas racializadas recibimos mensajes que nos violentan constantemente, por nuestro color de piel, aspecto físico, fenotipo, por nuestro cabello. El dar mensajes que finalmente reivindiquen al cabello también es una forma de descolonizar nuestro cuerpo, de aceptar que el canon de belleza que tenemos las mujeres afrodescendientes y las que tienen cabello rizado, es decir que nuestro cabello es normal, versátil, rebelde y que tiene que ser valorado como parte de nuestra identidad y construcción. Es importante decir eso”, explica.
Punto de vista
Para Jaime Bailón, docente de investigación de la facultad de Comunicación de la Universidad de Lima, las empresas deben aprender a difundir la diversidad a través de su publicidad. “Estamos viviendo muchos cambios sociales en todo el mundo y las empresas deben adaptarse. No hay que dejar de lado a nadie y hay que tener mayor y mejor apertura”, explica.
Para Bailón, esta ola de movimientos como Black Lives Matter, deben ser usados por las marcas para hacer que su publicidad sea un agente modernizador que brinde experiencias de calidad a los usuarios. Pero, no todo es tarea de las empresas. El investigador afirma que también “hay un trabajo que debe hacer la sociedad civil y el estado para que estas prácticas de discriminación y estos estereotipos no supongan comportamientos correctos”.
*Este Diario intentó comunicarse con Bellaliss Laceados & Color a través de su Instagram y llamando reiteradas veces a su número de contacto; sin embargo, no obtuvo respuesta.