Como observamos a diario, las redes sociales se llenan de imágenes de gente en situaciones de felicidad, figuras esbeltas cuyo estereotipo físico es el de la perfección (con o sin filtros).
Una mujer norteamericana reparó en esa tendencia y en la moda de publicar las fotos del “antes y después” con cambios físicos que van de la gordura a la delgadez.
Allison Kimmey, que se presenta en su página web como experta en amor propio e influencer de estilo de vida, decidió hacer algo desde su cuenta de Instagram: “Miré mi propia vida y empecé a darme cuenta de que mi historia se veía bastante diferente”, contó a sus seguidores.
Así es como comenzó a publicar sus fotos de años atrás, cuando se la veía delgada, contrastando con las actuales, en las que aumentó de peso.
“Después de pasar 15 años tratando de lograr la foto perfecta del ‘antes y después’, me di cuenta que estoy más viva en este momento, siendo mucho más gorda de lo que era”, explicó Allison.
Con mensajes como “los kilos van y vienen. Los minutos no”, esta madre empezó a dejar en claro que la felicidad no corresponde a cuántos kilos uno tenga, inspirando a sus más de 186 mil seguidores. Un día hasta su hija la trató de gorda. Su respuesta se volvió viral.
Hija: “Dije que estabas gorda, mamá. Lo siento”. Kimmey: “Hablemos de ello. La verdad es que no soy gorda. Nadie es gorda. No es algo que PUEDES SER. Pero sí TENGO grasa. TODOS tenemos grasa. Protege nuestros músculos y huesos y mantiene nuestro cuerpo proporcionándonos energía”.
“En ese momento, sabía que era importante para mí reasignar un nuevo significado a esta palabra que había ocupado la mayor parte de mi vida. No quería que mi hija creciera pensando que era malo”, explicó Allison.
Hasta su propio esposo cambio de perspectiva. “Nunca te lo dije, pero tú también me has inspirado para sentirme cómodo en mi cuerpo”, le confesó.
(Fuente: La Nación / Argentina / GDA)