Qallar y Sulay, dos hermosos perritos pastores con características de chiribaya. Fueron encontrados en el sur del Peru. Ellos lucen bandanas andinas de la marca Top Dog Shop, ubicada en Miraflores (IG: topdogshop.spaw).








FOTOS RICHARD HIRANO
Qallar y Sulay, dos hermosos perritos pastores con características de chiribaya. Fueron encontrados en el sur del Peru. Ellos lucen bandanas andinas de la marca Top Dog Shop, ubicada en Miraflores (IG: topdogshop.spaw). FOTOS RICHARD HIRANO
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El no es el único can originario del Perú. Y es que, recientemente, se dio a conocer que existe una raza peruana que busca ser registrada oficialmente: la del

La arqueóloga Sonia Guillén fue quien descubrió a los pastores chiribaya. Junto a otros amantes de los perros, hoy ella está en la búsqueda de que esta raza sea reconocida oficialmente.

“En el Centro Mallqui estamos trabajando la recuperación genética e histórica del perro chiribaya, que es también la historia del perro chusco del Perú. Este perro está en todos los confines de los Andes. No está de incógnito, solo que no lo hemos reconocido”, declaró Guillén al diario

Compañero fiel

El 'pastor chiribaya' pertenecería a la cultura Chiribaya, cultura arqueológica del Antiguo Perú, que se desarrolló en la parte centro-sur de los Andes centrales entre los años 900 y 1450.
El 'pastor chiribaya' pertenecería a la cultura Chiribaya, cultura arqueológica del Antiguo Perú, que se desarrolló en la parte centro-sur de los Andes centrales entre los años 900 y 1450.

La historia del pastor chiribaya se remonta al antiguo Perú. Y es que este can fue el compañero de la cultura Chiribaya, que se desarrolló en la parte centro-sur de los Andes centrales entre los años 900 y 1450.

Según durante sus excavaciones, Guillén y su equipo descubrieron antiguos cementerios chiribayas que albergaban entierros de perros.

Qallar fue encontrado en la zona de Ilo, en un estado famélico y lleno de garrapatas. Hoy está en excelentes condiciones. (Foto: Richard Hirano)
Qallar fue encontrado en la zona de Ilo, en un estado famélico y lleno de garrapatas. Hoy está en excelentes condiciones. (Foto: Richard Hirano)

La teoría es que los chiribayas recurrían a sus pastores chiribayas para la crianza de camélidos.

“Encontramos que estos eran tratados con gran respeto. Eran entierros donde ellos no eran la ofrenda, sino un miembro importante de la comunidad que recibe atención para su vida después de la muerte. Esto no lo hemos visto antes”, declaró al diario.

Grande fue la sorpresa al notar que muchos de los perros callejeros de la zona de Ilo el valle del Tambo eran muy similares a las momias encontradas: tenían las orejas dobladas, el vello suelto y largo en los codos, un pequeño manto en la zona trasera y las patas posteriores como las de un conejo.

Legado histórico

Sonia Guillén, la antropóloga que descubrió los perros pastores chiribaya. En la foto con su mascota, una spitz alemán llamada Paranuss. (Foto: Richard Hirano)

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Sonia Guillén, la antropóloga que descubrió los perros pastores chiribaya. En la foto con su mascota, una spitz alemán llamada Paranuss. (Foto: Richard Hirano) FOTOS RICHARD HIRANO
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Guillén, junto a otros amantes de los perros, viene haciendo todo lo posible para que el pastor chiribaya sea reconocido como una raza oficial.

“Hemos estado tratando de hacer los estudios genéticos sobre las momias, hemos conversado con un genetista en la Universidad de Oxford y ya hay algunas muestras que se han procesado”, explicó a El Comercio.

Como directora del Instituto de Bioarqueología del Perú, Guillén busca lograr el reconocimiento oficial de este animal como una forma de otorgarle el reconocimiento que se merece en la historia del Perú.

“Definitivamente, la existencia del perro chiribaya tiene que ver con que nuestra historia es más rica y compleja por donde se mire, inclusive en Ilo, y hay héroes olvidados que han sido actores importantes en nuestra economía ganadera prehispánica”, recalca.

En el Perú, la Asociación Canófila Peruana - Unión Canófila Peruana está abocada al reconocimiento de esta raza tan especial. El cinófilo y juez canino internacional, Jaime Rodríguez Valencia, es el feliz poseedor de los dos perros que se ven en la foto que abre esta nota. Ellos son Qallar y Sulay, dos pastores chiribayas traídos directamente de la zona de influencia de la cultura chiribaya. La meta que se proponen es que, a través de la cruza de estos canes, se pueda ayudar a reconstruir el estándar genético de los pastores chiribaya. La asociación tiene planeado, para fines de año, presentar sus investigaciones sobre el pastor chiribaya en un importante congreso en São Paulo, Brasil.

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