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Crimen de Año Nuevo: la escalofriante historia del hombre que baleó a una mujer en una fiesta de una conocida zona de La Victoria
Félix Flores Cárdenas se enamoró perdidamente de Tania Wong, a quien conoció en un burdel limeño en 1954. Un año después, el contador de la empresa Salame Córdova le disparó siete veces a la mujer tras una acalorada discusión en plena celebración por Año Nuevo en el jirón Huatica.
Era la noche del 31 de enero de 1954, cuando todos los peruanos se alistaban para celebrar la llegada de un nuevo año. Es así como Félix Flores Cárdenas, contador de la empresa Salame Córdova, llegó hasta un burdel ubicado en el jirón Huatica N.º 754, en La Victoria. Allí celebraría la llegada del Año Nuevo y se encontraría con Tania Wong, una trabajadora del lugar y con quien tenía una relación sentimental. Algo horrendo estaba por ocurrir.
Siendo las primeras horas del 1 de enero de 1954, Flores y Wong se metieron a unos de los cuartos del local y empezaron a discutir. Tras varios minutos de fuertes gritos entre ambos, el contador sacó una pistola de su bolsillo y disparó siete veces en el cuerpo de la mujer. Segundos después, el homicida huyó de la habitación por una ventana que daba a un patio interior. El ensordecedor ruido de la música del lugar y los fuegos artificiales que explotaban en la calle, hicieron que nadie escuchara los disparos.
Varias horas después del sangriento hecho, el contador llamó por teléfono al prostíbulo preguntando por Tania. La idea era confirmar su muerte. Elsa García Chávez, amiga de Wong, fue a buscarla a su cuarto y vio su cuerpo tirado en el piso lleno de sangre y casi sin signos vitales. Inmediatamente, García gritó pidiendo auxilio. Esto alarmó a los clientes del lugar, quienes fueron calmados por la dueña del local, Luz Gómez Ezeta. Segundos después, la fiesta continuó como si no hubiera pasado nada.
Luego de unos minutos, las compañeras de Tania llamaron a un enfermero pensando que ella solo tenía heridas punzo cortantes. El sanitario le realizó las primeras curaciones y, al ver que no reaccionaba, la trasladó a la clínica Villarán, en el Centro de Lima. A ese nosocomio, llegó el personal de la Sección de Delitos Contra la Vida luego de enterarse del caso tras una llamada anónima. Los agentes ubicaron a la herida en el habitación 10 y corroboraron la denuncia. El diagnóstico de los médicos que la atendieron era desalentador. Ellos creían que no sobreviviría por muchas horas.
Tras comprobar la denuncia, la policía fue al lenocinio de La Victoria y revisó minuciosamente las pertenencias de Tania Wong. Ahí encontró una carta y la fotografía de Félix Flores. También se enteró que la mujer era conocida con otro nombre: Rosario Mézure Pérez. De esta manera, iniciaron un megaoperativo para dar con el paradero del criminal. Horas después, Cárdenas fue capturado por los agentes mientras dormía en su casa del Rímac. Luego, fue conducido a la oficina de la Brigada Criminal y sometido a duros interrogatorios.
Ahí se declaró culpable del sangriento acto y contó que este lo realizó con una pistola Browing Nº 125780, calibre 6.35 mm. Según el contador, el arma de fuego la compró en la tienda Industrial de Surquillo S.A. por 600 soles y se la robaron horas después de haberla utilizado contra Wong. Por eso, él puso una denuncia por hurto en la Cuarta Comisaría del sector. Los agentes policiales no llegaron a encontrar el revólver en su domicilio. También reveló que conoció a Tania un año atrás y que se enamoró perdidamente de ella.
Ella aprovechó esa situación para “quitarle” el dinero que ganaba todos los meses. Además, le pedía regalos y dinero en efectivo bajo la amenaza de dejarlo y que “la iba a pagar muy caro”. Según Félix, la noche del crimen, Wong le reclamó que no le había llevado los regalos de Año Nuevo que le ofreció. Por eso, le dijo que ya no quería seguir “manteniendo relaciones con él”. Luego, el contador sacó el arma y le disparó varias veces. “Ya no podía aguantarla más”, declaró.
Días después, el martes 4 de enero de 1955, un cronista de El Comercio fue hasta la Clínica Villarán para verificar el estado de la víctima. Allí pudo corroborar que la mujer recibió seis disparos en el cuerpo por parte de Flores: 2 en la pelvis, 1 en el muslo derecho, 1 en la cadera, 1 en el seno y otro en la oreja izquierda, que comprometió parte del cerebro. Ninguno de los proyectiles había sido extraído de su cuerpo debido a que perdió el conocimiento tras el ataque.
Horas más tarde, los detectives de la Sección de Delitos contra la Vida siguieron con las investigaciones de este sangriento caso y detuvieron a varias compañeras de trabajo de Wong. Todas ellas trataron de ocultar información a la policía sobre el contador. Entre las detenidas también estuvo la dueña del burdel. Esa noche, uno de los doctores de la clínica Villarán le comunicó a nuestro reportero que Tania había salido del coma y recuperado el conocimiento. Según el galeno, el peligro ya había pasado y procederían a extraerle las seis balas del cuerpo.
Más adelante, a las once de la mañana del 6 de enero de 1955, Tania Wong fue trasladada al Hospital Arzobispo Loayza, en el mismo centro de la ciudad. En ese nosocomio, el especialista en operaciones cerebrales, Esteban Rocca Costa, intentaría extraerle la bala que tenía alojada en la cabeza. Esa tarde, los investigadores del caso elaboraron el atestado policial para que Félix Flores Cárdenas fuera encarcelado de inmediato. Esto fue lo último que se supo sobre este sangriento intento de feminicidio que sucedió en nuestro país hace 68 años.
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