El meeting
En todos los diarios de anoche aparece una invitación al pueblo, convocando para hoy a una reunión en la Plaza Principal. En las esquinas de casi todas las calles se fijaron también grandes carteles, con el mismo objeto. A la una, poco más o menos, de la tarde de hoy, la Plaza Principal estaba invadida por una inmensa multitud de personas.
Después de haberse reunido las que invitaron, se procedió a formar la mesa que debía presidir el meeting.
El señor Juan de Dios Rivero tomó la palabra y dirigiéndose al pueblo, manifestó el objeto de la reunión y propuso para que la presidiera el Alcalde de Lima.
El señor Aurelio Denegri fue aclamado presidente de ella. Los señores Febres, Chacaltana (C.), César Canevaro, Carlos Elías, M. Candamo, J.D. Rivero, Andrés A. Aramburú y Manuel M. del Valle fueron los otros miembros, a propuesta del señor Denegri.
Este pronunció un enérgico discurso censurando el infame atentado de ayer, y terminó leyendo las siguientes conclusiones de la protesta que debía firmar el pueblo de Lima.
El pueblo de Lima declara: que protesta enérgicamente contra el homicidio alevoso, intentado ayer en la persona de S.E. el ciudadano Manuel Pardo.
Declara que ha visto con horror el intento de asesinar al primer magistrado y le ofrece espontáneamente su apoyo y sus ardientes simpatías.
Declara que condena y rechaza todo propósito de revolución que tienda a anarquizar la República.
Declara, en fin, a la faz de la Nación, que prestará al Gobierno elegido por ella, en cualquier circunstancia, todo su apoyo material y moral.
Lima, agosto 23 de 1874.
Una estruendosa salva de aplausos siguió a su lectura.
Los señores Elías, Chacaltana, Aramburú y Chávez hablaron después. Sus discursos fueran más de una vez interrumpidos por las aclamaciones del pueblo.
El señor Chacaltana propuso que los presentes fueran a felicitar al señor Pardo. Su idea fue aceptada.
La comitiva se dirigió a la casa de S.E., y una vez llegada a ella, el señor Denegri manifestó al presidente, que se presentó en el balcón, lo que había pasado, leyéndole la protesta que el pueblo había formulado y firmado.
El señor Pardo contestó al señor Denegri con las siguientes palabras:
Señor alcalde: Conciudadanos:
Me es satisfactorio ver que al crimen de los malos se opone, por el pueblo de Lima, la protesta de los buenos.
Esta manifestación significa, que el atentado alevoso de que he podido ser víctima, ha encontrado en todos, la más enérgica reprobación. Ese atentado, no solo ha sido alevoso, sino inútil; porque las instituciones fundadas no dependen de la vida de un hombre; tienen sus raíces en dos millones de ciudadanos.
Pero la manifestación de afecto que acabo de recibir me prueba, no solo que vivo, para orgullo mío, en vuestros corazones, sino que aprobáis mi conducta; que reconocéis que lucho con toda la energía de que soy capaz contra el crimen activo, para defender los intereses de los ciudadanos pasivos. (¡Si! si)
Si yo hiciera prevalecer mis sentimientos de amor propio, os diría que mi pecho está lleno de regocijo por las muestras de simpatía que me dais; pero el honor del país es superior a todo; y yo deploro lo que ha pasado.
Sin embargo, señores, se sabrá que, si hay en el Perú unos pocos desgraciados capaces del asesinato, hay dos millones que protestan contra él.
El pueblo vitoreó entusiastamente al presidente.
De la casa de este, la comitiva volvió vivándolo a la Plaza Principal, donde hasta las cinco de la tarde se ha estado firmando la protesta.
Aproximadamente, se calcula en seis mil el número de personas que han firmado hoy.
Excusamos todo comentario acerca de esta gran manifestación, porque ella misma es el mejor comentario.
El pueblo de Lima ha cumplido con su deber. Ha sido esta vez, como siempre, el pueblo grande y soberano.
El parte
El comandante de la guardia de honor que ayer hacía servicio en palacio ha elevado a sus jefes el parte que va a continuación:
Batallón número 12, guardia de honor. Lima, agosto 22 de 1874
Al teniente coronel segundo jefe del batallón.
El comandante de la expresada tiene el honor de poner en conocimiento de usted, que hoy a las 4:20 p.m., cuando acababa de salir S.E., el presidente de palacio, oí la detonación de varios tiros de revólver, hice inmediatamente formar a la guardia, cargar las armas y dividirla en dos fracciones.
En este momento el teniente de la inspectoría general, D. C. Zulueta se presentó dándome cuenta de que algunos individuos intentaron asesinar a S.E., el Presidente, haciéndole varios tiros y pidiéndome armas para defenderlo; en el instante le proporcioné un mosquetón Henry, con el que fue a colocarse al lado de S.E., el Presidente.
La tropa que estaba a mis órdenes, llena de entusiasmo, salió en el acto a las inmediatas órdenes del teniente coronel de la inspección general del Ejército, D. Francisco Ayala.
Entre los disparos que hicieron a esta guardia, por un grupo situado en la esquina del correo, salió herido el soldado de la segunda compañía del batallón, José Murillo, cuya herida en el pecho aseguran los facultativos ser leve.
No puedo menos, señor comandante, que recomendar la teniente D. José Mendoza, segundo comandante de la guardia José María Mancilla, que en el momento del peligro abandonando su puesto se arrojaron sobre el hechor y le arrancaron de las manos el revólver con que iban a ocasionar la muerte al presidente de la República, cuyo comportamiento honra en alto grado al batallón al que pertenecen y sobre todo a la Guardia Nacional en general.
En cuanto a la conducta observada por el teniente coronel, es digna de toda recomendación.
Al mismo tiempo que pongo en conocimiento de usted todo lo ocurrido, se me han presentado los soldados del batallón, que se hallaban, unos con licencia y otros por enfermos fuera del cuartel, pidiéndome ser ocupados en todo lo que las circunstancias del caso exigiesen.
Dios guarde a usted.
José Manuel García.
Los detenidos
Los aprehendidos hasta ahora por complicidad en la tentativa de asesinato al Presidente de la República son:
Coronel José A. Lazo, teniente coronel Gregorio J. Aspiazú, Mariano Castillo, Juan Berástegui, sargento mayor Florentino Felices, Rudecindo Garay, Marcos Barrantes, Tomás Sequeiros, capitán Juan Boza, Juan B. Montenegro, N. Vargas Machuca, Pedro Vivanco, teniente Domingo Muente, Paisano Asasivar.
Enfoque:
Manuel Pardo y Lavalle (1834-1878) fue el primer presidente civil elegido por la voluntad popular, tras los comicios de 1872. A pesar del atentado sufrido en 1974, Pardo logró concluir su mandato en 1876. Luego, fue acusado sin fundamento de participar en un motín en 1877 y se exilió en Chile. Regresó al año siguiente al Perú investido como senador. El 16 de noviembre de 1878 cuando ingresaba al Congreso fue asesinado de un balazo en el pecho.