Cuando uno busca comer para sentirse bien, opta por alimentos que brinden pacer como los altos en grasas.
Cuando uno busca comer para sentirse bien, opta por alimentos que brinden pacer como los altos en grasas.
Laura Espinoza Busato

A todos nos ha pasado que sentimos ganas de comer, pero en realidad no tenemos hambre. Esto es muy común debido al estrés y la ansiedad del día a día, pues la comida ayuda a saciar algún vacío emocional. Para entender el comer por ansiedad es importante entender el papel que tienen las emociones en nuestra vida y las respuestas que generan en nosotros. Por ello, de El Comercio conversó con el psicólogo José Carlos Farro, quien nos contextualizó acerca de este tema.

Muchas veces el comer sin tener ganas de hacerlo responde a una emoción estresante que no permite a la persona avanzar con sus actividades. Cuando comemos, los alimentos se convierten en nuestra fábrica de felicidad y un método automático para distraernos de lo que nos inquieta en el momento.

“Muchas personas incluso recurren a la comida como una especie de automedicación, ya que las pastillas y medicamentos para la depresión y ansiolíticos no se consiguen fácilmente, entonces algunos optan por comer sin parar. Actualmente, es fácil pedir un delivery y hacer aparecer comida en menos de una hora sin perjudicar tus estudios o trabajo. Nunca tendrán el mismo efecto, pero lo cierto es que la comida genera un alivio inmediato que puede ser hasta más placentero”, comenta el psicólogo.

Comer para llenar vacíos

Cuando uno busca comer para sentirse bien, opta por alimentos que brinden pacer. Es por eso que no hablamos de una ingesta desmesurada de ensaladas o insumos nutritivos, sino de un “atracón” de alimentos altos en grasas y harinas. “Son precisamente este grupo de comidas, los que conectan con el sistema límbico y activan emociones positivas con mayor facilidad”, agrega el especialista.

Sin embargo, ver la comida de este modo puede terminar generando un efecto contrario y perjudicando el autoestima de la persona a largo plazo. Además de tratarse de una práctica poco saludable para el organismo, esta puede terminar dejando a la persona con un sentimiento de culpabilidad que, lejos de aliviar y sanar, termina perturbando su tranquilidad.

Recomendaciones para no comer por ansiedad

Para que comer no vuelva a ser un síntoma de ansiedad, es importante identificar las situaciones que la producen y reconocer que no es saludable verla como una vía de escape. Muchas personas saben que están comiendo mal, pero no son del todo conscientes del grave efecto a largo plazo que están generando ni el círculo vicioso en el que entran. Una vez que esto se ha identificado, Farro recomienda lo siguiente:

  1. Tomar conciencia: En periodos de ansiedad muchas veces no se es consciente de lo que se hace. Tómate un tiempo, respira y comienza nuevamente.
  2. Pedir ayuda: Reconocer que no siempre se puede con todo solo. Consultar a un psicólogo es buena opción.
  3. Análisis: Pregúntate por qué estás comiendo? ¿De verdad tienes hambre? Consentirnos es una cosa, pero no debe ser todo el tiempo. Cuidado con los trastornos alimenticios
  4. Señales: Los tres pilares del ser humano son dormir, alimentarse y estar activo. En periodos de estrés o ansiedad fuertes, uno de estos o todos se alteran. Es la forma que tiene el cuerpo para avisar que algo no va bien.




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