¿Ni vuelta que darle...?
Ni yo ni ustedes podemos dar la vuelta en el Monumental de una manera física ¿ok?. Gritaremos, lloraremos, nos abrazaremos, pero seguiremos en el cemento firme ¿no es así?. Es al plantel de jugadores al que le corresponderá decidir en ese sublime momento lo que está bien o lo que está mal, lo que le dicte la conciencia y también el corazón. ¿Qué es lo que viene? ¿No gritar un gol para que se frene la violencia?Y no es que esté contra la prudencia y la búsqueda de mecanismos para que nada malo ocurra el 13 de diciembre en Ate, cuando -esperemos- Alianza consiga el título nacional, pero el riesgo máximo y la labor policial principalmente tendrá que estar en las calles por toda la ciudad. En la tribuna los excesos son más controlables, creo yo.
¿Una vuelta olímpica de los aliancistas va a exacerbar a la ‘U’? ¡Pero claro! ¡Y lo mismo sucedería en caso contrario! ¡Así es el fútbol! Supongo que el mensaje de Pocho Alarcón de no festejar en el Monumental se dio apurado por la pregunta periodística y por la diplomacia que en ese momento lo abrumó. Además, se está en un momento tenso, en el que el Ministro del Interior y la Policía Nacional tienen la sartén por el mango para dejar que estos clásicos se ejecuten y disfruten con plena libertad.
Insisto, la obtención del campeonato será de los jugadores en primer lugar, del comando técnico y de la gente que alentó. No lo olvidemos. La directiva, como parte de la organización que este año zamaqueó al equipo con sus problemas, no está en capacidad de obligar a nadie a que no festejen. Eso sí, si gustan montar un homenaje y fiesta en Matute para después, también están en su completo derecho; pero no me imagino que en la euforia desatada o en un gol maravilloso, los protagonistas tengan que morderse los labios y contener toda esa pasión que llevan dentro. Es imposible pedirles que no descarguen. Esta vez, creo que Pocho nunca pateó una pelota. Y no se trata de que yo considere de que los clásicos ya están ganados y que el jolgorio es inminente. Sigo creyendo que los dos partidos hay que jugarlos a muerte de principio a fin y que después de eso el corazón recién podrá procesar lo que le brote. Pero es que el presidente se adelantó a dar una sentencia -entiendo que invocando a la paz y con la mejor intención-, pero se equivocó de estrategia.
Sé que quizá no tenga mucho derecho a pedirle nada al Comando Svr porque no soy un barrista activo de sus graderías, pero quisiera pedir que desde ahora y hasta que termine esta historia, solo le importe el equipo y la camiseta y nadie más. Qué no les importen los de afuera. Alentar, alentar y alentar. Y después de eso, seguir alentando. Es la tarea más noble dentro de un estadio de fútbol la de los hinchas: pagar por dejar la garganta y también el corazón. A cambio solo se pide una camiseta sudada en demasía y la gloria de ser los primeros o morir en el intento.
Ya sabemos que el jugador que siempre lo hace para 10 puntos es el Comando Svr. Esta es tu final. Esta es nuestra final y la vuelta vamos a dar.
["Porqve vnidos somos invencibles"]