Por un “Perú Limpio”
El insalubre estado de las instalaciones sanitarias -léase baños- de colegios, universidades y restaurantes populares en el Perú -incluyendo dependencias del Ministerio de Salud y EsSalud- merecen una explicación.
El problema -además de la obvia deficiencia en el mantenimiento de esas instalaciones- podría ser la lenta adopción de una norma social que acepta con indiferencia la insalubridad en la comunidad y se haga poco o nada para cambiar esa realidad. En otras palabras, pareciera que, por décadas, los peruanos -incluyendo sus autoridades- hemos normalizado el vivir en esas condiciones.
Sin duda, el que las instalaciones sanitarias de las dependencias del Minsa y EsSalud tengan tan deplorable estado, nos tiene que llevar a una profunda reflexión. ¿No son estas acaso, las instituciones que deben dar el ejemplo de lo que es saneamiento y salubridad? ¿En qué espejo se mira la sociedad cuando las instituciones que velan por la salud de la población, permiten que -en pleno susto del coronavirus- sus baños no tengan agua, jabón, papel y los inodoros no funcionen.
Y no es exageración. En un programa radial del que soy participante, un periodista de la ciudad de Trujillo contó la semana pasada que en el principal hospital de la ciudad, los baños no tienen puertas y se han puesto plásticos para que los usuarios tengan privacidad. Otro periodista, en Chiclayo, contó que cuando pidió usar el baño del principal hospital de la ciudad, le dieron un balde de agua para que “haga pasar” el inodoro que no funcionaba.
Algo muy grave esta sucediendo con la salubridad de nuestro país y parece que no nos damos cuenta. En pleno siglo XXI, hemos perdido la capacidad de reacción ante la insalubridad.
Saneamiento y mantenimiento
La Organización Mundial de la Salud define saneamiento como “el suministro de instalaciones y servicios que permiten eliminar sin riesgo la orina y las heces. Los sistemas de saneamiento inadecuados constituyen una causa importante de morbilidad en todo el mundo. Se ha probado que la mejora del saneamiento tiene efectos positivos significativos en la salud tanto en el ámbito de los hogares como el de las comunidades. El término saneamiento también hace referencia al mantenimiento de buenas condiciones de higiene gracias a servicios como la recogida de basura y la evacuación de aguas residuales”.
Dicha definición nos brinda conceptos esenciales. Primero, que domicilios, centros de trabajo, colegios, universidades, empresas privadas, restaurantes, centros de salud, hospitales, y otros tipos de facilidades usadas por personas, deben instalar, no solamente los lavatorios, inodoros y sanitarios necesarios, sino también el sistema de tuberías y alcantarillados que permitan la eliminación de las orinas y las heces de los usuarios. Segundo, que dichas facilidades deben ser mantenidas para su buen funcionamiento. Tercero, que si esas facilidades están -como es el caso del Perú- ausentes o deficientes, son causa importante de enfermedad y muerte. Y por último, que su buen funcionamiento tiene efectos positivos en la salud de las comunidades.
Buscando una explicación a la alarmante insalubridad en el Perú ¿Será solamente debida a la falta de mantenimiento de las instalaciones y por tanto, podrían ser corregidas con una adecuada gerencia? ¿O es que hay otros elementos mas profundos en la sociedad que la permiten?
El público usuario
La excusa mas frecuente para explicar la insalubridad en los servicios higiénicos es que los usuarios carecen de educación y roban el jabón, el papel de manos y hasta el papel higiénico. El razonamiento de quienes denuncian esos hechos es que “lo mejor es no poner nada porque se van a robar todo”. En otras palabras, piensan que la insalubridad debe continuar porque los usuarios son indeseables que no merecen otra cosa.
El problema es que esa percepción no explica el plástico que reemplaza las puertas en los baños del hospital de Trujillo o la necesidad de entrar a usar el inodoro con un balde de agua en el hospital de Chiclayo, así como tampoco la ausencia de baños en escuelas publicas.
Parece que hay algo mas profundo, algo mas enraizado en la sociedad, y que tiene que ver con la actitud que tenemos los peruanos -incluyendo autoridades- hacia el saneamiento. Es decir, parece que -por décadas- nos hemos adormecido ante la insalubridad, debido a que el saneamiento no es prioridad para la sociedad (incluyendo a sus gobernantes). Eso es triste.
¿Qué hacer?
Sin duda que este problema no es un problema exclusivo del Ministerio de Salud. Con la excepción del mantenimiento de sus propias instalaciones, seria injusto responsabilizar solo a ese sector por la insalubridad de la sociedad en general. Este problema de salud pública excede las responsabilidades del Minsa.
La gran pregunta es entonces ¿a quién le corresponde iniciar y liderar el cambio?
Aquí un ejemplo. El primer ministro indio Narendra Modi, es ejemplo de un gobernante que escogió la salubridad como prioridad. Al iniciar su mandato en 2014, prometió construir millones de letrinas para eliminar la defecación al aire libre de 480 millones de sus ciudadanos, práctica insalubre que causaba cientos de miles de muertes cada año. En octubre de 2019, anunció el cumplimiento de su promesa. Su campaña Swachh Bharat (India Limpia), ha construido 110 millones de letrinas y -progresivamente- la gente esta dejando de defecar al aire libre.
Corolario
El Minsa recomienda lavarse las manos con agua y jabón para prevenir el coronavirus y los profesores les enseñan a sus alumnos que se laven las manos. ¿En donde, si en muchas de sus propias dependencias eso es imposible?
En ruta al Bicentenario, el Presidente Martin Vizcarra debe iniciar un Plan Nacional de Salubridad, con la campaña Perú Limpio, como eje central.