Chabuca Granda: Ejemplo de mujer
Se cumplen 100 años del Día Internacional de la Mujer, fecha oportuna para rendir un merecido homenaje a una de las grandes mujeres peruanas, María Isabel Granda y Larco, nuestra querida Chabuca Granda. El 8 de marzo de 1983, hace 27 años, ella cerró sus ojos de añil claro para siempre. Su música y sus recuerdos jamás han dejado de sonar. En el Perú y el mundo ella sigue viviendo.
Último minuto. Su corazón se paralizó en los primeros minutos de hoy martes. Con este titular varios periódicos anunciaron una de las más tristes noticias que hemos recibido, la muerte de la gran dama de la composición musical nacional.
Chabuca Granda tenía 62 años y toda una vida por delante, “Tengo que ponerme bien, todavía hay mucho por hacer” confesaría en una de sus últimas reuniones. Pero la muerte no la escuchó y llegó lejos de su patria, así como la fama y el reconocimiento; ironías de la vida dirían algunos.
Su delicada salud la llevó a internarse en el “Florida Medical Center” en Miami, donde había sido sometida a una operación de by pass coronario. Sin embargo, complicaciones post operatorias determinaron una segunda intervención después de la cual permaneció inconsciente y en situación crítica.
Dicen que la tercera es la vencida, y Chabuca puede dar fe de ello. La primera vez que el corazón le asustó fue en Bogotá, durante una presentación artística con más de 15 mil espectadores, era el 16 de agosto de 1980. Dos años después, su corazón volvió a fallar, esta vez sufrió un síncope cardíaco, “Presiento que me voy a morir, pero no le temo a la muerte porque seguiré cantando siempre en los otros, en mis hijos, en mis nietos” aseguraría por aquellos años. No pasó mucho tiempo, en 1983, ya no pudo escaparse. (Ver PDF CHABUCA .pdf)
Precisamente El Comercio, le realizó una de sus últimas entrevistas. Su buen amigo el periodista Manuel Jesús Orbegozo, la visitó en su departamento miraflorino en setiembre de 1982. La esperaba con una larga bata amarilla, habían pasado 25 años para volver a encontrarse.
“Compruebo que hay cambios, aunque en tí nada ha cambiado, nada. Sigues siendo tan dicharachera como antes, tan amable, tan sonriente, tan Chabuca, como que si ni siquiera te rondaran torbos presentimientos… Hablabas sin puntos ni comas, y eras tan gestual que era imposible evitarlo…Aunque el corazón quería jugarte una mala pasada, yo pensaba que no podría, mientras tú quisieras seguir viviendo, a tu libre albedrío y no sujeta a una diminuta pastillita de nitroglicerina” escribiría el periodista. Sin pensar que sería la última vez que la vería tan viva.
El 10 marzo de 1983, Lima se alborotó. A las 7 y 30 de la mañana llegaron los restos de la cantante; muchos de sus compañeros músicos y una gran cantidad de público fue a recibirla. Los gestos de cariño y gratitud no se hicieron esperar, el presidente Fernando Belaunde Terry y su esposa Violeta enviaron sus condolencias a la familia, y es que todos la querían.
El Convento de los Descalzos la esperaba, con un apesadumbrado público que le rindió homenaje, bajo el fondo musical de la “misa criolla” que Chabuca compusiera para el matrimonio de su hija. El recorrido tenía como parada final el Cementerio El Angel, donde ahora descansa junto a la tumba de sus padres.
Y no solo los peruanos lloramos su partida, el mundo entero también lo hizo. La creadora de “Lima de Veras”, su primer tema, “El zaguan”, “Fina estampa”, “Jose Antonio”, “Lando” y su incomparable “Flor de la Canela”, todas cantadas a su Lima querida, a la cual llegó a los dos años, dejando su natal Apurimac; nos decía adiós, aunque esa despedida se parezca más a un simple hasta luego.
(María Fernández Arribasplata)
Fotos: Archivo Histórico El Comercio