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Al Perú se le escapa el talento: ¿por qué los jóvenes peruanos se van a estudiar al extranjero?
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En la actualidad, muchos jóvenes peruanos optan por hacer sus estudios universitarios o de posgrado en el extranjero en vez de realizarlos en el Perú. Es una tendencia que crece de manera sostenida, y no solo porque los jóvenes consideran que fuera del país tendrán mejores oportunidades académicas o laborales, sino mayor calidad de vida.
Las cifras de los estudiantes peruanos en universidades de Estados Unidos son un reflejo de esa tendencia. Según el “Open Doors Report on International Educational Exchange 2023”, elaborado por el Institute of International Education, durante el año académico 2021-2022 hubo 5.170 estudiantes peruanos matriculados en universidades del país norteamericano.
Un año después, la cifra creció en 19%, reflejando un incremento considerable del número de peruanos que optan por ese país para hacer sus estudios superiores.

Un informe de GSG Education, publicado por la agencia Andina en marzo de este año, también muestra cifras sobre el tema: en los últimos años, el número de peruanos matriculados en universidades de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, España y Australia aumentó entre 18% y 20% cada año. De acuerdo con el informe, EE.UU. concentra el 40% del total de estudiantes peruanos en el exterior.
¿Por qué se van del país?
Diversos análisis coinciden en que entre los principales motivos para que los jóvenes peruanos sigan sus estudios en el extranjero están acceder a una educación de mayor calidad, mejores oportunidades laborales y condiciones de desarrollo más estables.
Además, Tania Vásquez, investigadora del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), explicó en una entrevista con “La República” que la migración juvenil no solo se debe a la desesperanza, sino a que “la oportunidad está abierta” para quienes buscan mejores horizontes formativos y profesionales. A ello se suma, según información publicada por la agencia Andina, el peso de factores estructurales como la inseguridad ciudadana y la búsqueda de entornos más previsibles.
Para Andrea Iglesias, ingeniera industrial con estudios de posgrado en Europa, su decisión de irse fuera del Perú estuvo marcada por razones de formación y personales, ya que buscaba fortalecer su preparación y ganar autonomía. “Sentía que me faltaba mucha más independencia y seguridad”, afirmó para este reportaje.
Andrea, quien hizo su pregrado en el Perú y luego se fue a Francia a estudiar su posgrado, recalcó que la posibilidad de acceder a instituciones de mayor prestigio, mediante convenios internacionales, fue determinante en su decisión, así como la oportunidad de enfrentar retos sola y desarrollar una mayor capacidad de adaptación.
En el caso de Gina Novoa, quien hoy trabaja en Estados Unidos tras culminar sus estudios en ese país (empezó su pregrado en el Perú, pero lo terminó en EE.UU. con doble titulación), migrar fue una forma de superarse y exponerse a un entorno más exigente.
Gina dijo que buscaba “salir de mi zona de confort”. Destacó, además, las oportunidades laborales y la calidad académica del país: “Estados Unidos ofrecía buena formación en contabilidad, un buen mercado laboral y mayor exposición a mercados y empresas globales”. A ello se sumó otro elemento: “Me motivó la posibilidad de convivir en una sociedad multicultural”.
Más allá de las experiencias individuales, existen otros factores que han impulsado la salida de jóvenes al extranjero. Urpi Torrado, CEO de Datum International, señaló para este reportaje que la migración juvenil se intensificó principalmente por dos razones: la pandemia del Covid-19, que mantuvo universidades peruanas cerradas por más de dos años, y la inestabilidad política. “Muchos jóvenes empezaron a migrar cuando notaron que en los países de destino encontraban mejor calidad de vida, ciudades más seguras y oportunidades laborales más claras”, comentó.

Problemas del país
A esas razones se podría sumar la inseguridad ciudadana que afecta al país. En la encuesta de Datum para El Comercio de abril de este año, el 36% respondió que piensa viajar fuera del país o irse a vivir al extranjero por el problema de la inseguridad y la delincuencia en el país.
Por otro lado, una de las principales consecuencias que afectan al Perú es la drástica reducción del crecimiento económico. Hellen Tipian, líder de la zona andina de Fundación Forge, señaló en un informe de “Gestión” que la falta de personal altamente productivo en las empresas grandes, generada por la fuga de talentos, lleva a una ralentización a nivel nacional y al retroceso de la competitividad mundial económicamente, específicamente en el mercado global donde el Perú suele destacar más.
Cambio de perspectiva
Si bien esta “fuga” de talento puede generar dificultades para el futuro de nuestro país, es posible ver un rayo de esperanza. “Lo más valioso ha sido desarrollar resiliencia y adaptabilidad. Vivir lejos de mi país me enseñó a reinventarme, enfrentar retos sola y solucionarlos por mí misma”, apunta Gina Novoa, evidenciando que la decisión de estudiar en otros países fortalece la autonomía de los jóvenes.
Tanto ella como Andrea Iglesias aseguran que sus experiencias contribuyeron a la construcción de su identidad como ciudadanas peruanas y a reconocer los aspectos más aprovechables.
“Mi perspectiva sí cambió. Me ayudó a apreciar más mi país y a valorar lo que tengo. Yo pertenezco a una minoría que tiene privilegios en el Perú, y por eso mi calidad de vida acá era mayor que la que tuve allá. Me abrió el panorama de valorar lo mío, sin dejar de ver las oportunidades afuera. Este cambio de realidad te ayuda a darte cuenta de lo mucho que nos falta por ver, y eso es lo que más me llevo: tener clara la visión de todas las posibilidades que hay fuera del Perú”.
Urpi Torrado mencionó que, si se desarrollaran ciertas políticas adecuadas al retorno de la población que emigró, estas salidas lograrían ser interpretadas como una oportunidad de reconexión global.
¿Qué se puede hacer?
Considerando los testimonios de las jóvenes que emigraron y los datos sobre un crecimiento del número de estudiantes peruanos en el extranjero, es necesario plantear soluciones que reduzcan las brechas que hoy empujan a miles de peruanos a buscar oportunidades fuera del país.
Según el Open Doors Report 2023, la elección de estudiar en el exterior está fuertemente asociada a la búsqueda de instituciones con mayor prestigio, formación especializada y mejores perspectivas laborales. Por ello, una tarea prioritaria del Perú debería ser el fortalecimiento de la educación superior, por ejemplo, ampliando convenios internacionales, actualizando los planes de estudio o garantizando que las universidades ofrezcan estándares comparables a los que motivaron a Andrea a aceptar un programa en Europa que fortaleció su independencia y seguridad personal.
“Muchos jóvenes empezaron a migrar cuando notaron que en los países de destino encontraban una mejor calidad de vida, ciudades más seguras y oportunidades laborales más claras”, afirmó Urpi Torrado.
Asimismo, es fundamental desarrollar programas de inserción laboral que ofrezcan un horizonte profesional más sólido. Tal como señala Gina, quien migró en busca de un mercado laboral competitivo y multicultural, la falta de oportunidades para jóvenes altamente preparados limita su desarrollo en el país. Crear redes empresariales, pasantías bien estructuradas y espacios de vinculación con mercados globales permitiría que los jóvenes encuentren en el Perú un entorno de crecimiento más adecuado.
En esa línea, se requiere también impulsar iniciativas que fortalezcan la experiencia estudiantil desde los colegios, promoviendo orientación vocacional seria, habilidades interculturales y proyectos que preparen a los jóvenes para un mundo global sin que sientan que su única opción es marcharse.
Considerando todas estas perspectivas, se reconoce que revertir la fuga de talentos no es solo mejorar la educación, sino recuperar la confianza perdida: demostrar con hechos que nuestro país puede ofrecer un futuro estable, competitivo y digno para sus propios jóvenes.
Este informe fue realizado por los corresponsales escolares Flavia Hernani, Valentina Huamán, Rodrigo Huerta, Matías Salas y Muriel Novoa, del colegio San José de Monterrico, bajo la mentoría de la profesora Patricia Miranda Pandal y el mentor Martín León Espinosa.











