El Perú, siendo un país megadiverso, aún padece con problemáticas como la xenofobia y el racismo. Según una encuesta de IPSOS del 2019, uno de cada tres peruanos ha sufrido de discriminación en su vida y más del 40% de peruanos no toma acción cuando se ve afectado por una situación de este tipo.
De acuerdo con la Encuesta de Percepción sobre Migración Venezolana en el Perú del 2021, un 54.2% de personas encuestadas afirman que han sido testigo de comentarios xenófobos, ya sea en las redes sociales (54.2%), en los medios de comunicación (32.8%) o en espacios públicos (40.2%). Además, 7 de cada 10 encuestados peruanos consideraron que los migrantes venezolanos se dedican a actividades delictivas.
Estos problemas sociales, que afectan gravemente a nuestra sociedad, no son desapercibidos por la Organización de Estados Americanos (OEA). A través de una serie de actividades bajo la denominación “Juntos contra la desigualdad y la discriminación”, realizadas en el marco de su Asamblea General de octubre del 2022, busca compartir la perspectiva de actores de la ciudadanía sobre la lucha de las niñas, niños, adolescentes y la sociedad civil en su conjunto en estos temas.
¿Por qué hay racismo en el Perú?
En ese sentido, a inicios de septiembre se realizó un webinar que intentó responder a la pregunta de por qué hay racismo en el Perú, a pesar de ser un país bicentenario. La realidad es que aún vivimos una ciudadanía incompleta, aún no se reconoce a la población afrodescendiente ni se le otorgan derechos a las poblaciones indígenas y amazónicas. Las diferencias son positivas culturalmente, pero generan desigualdades, como las económicas, como la falta de oportunidades, como el insuficiente acceso a servicios básicos del Estado. Todo converge en declarar que el proceso de reconocimiento de identidades en el país está en construcción.
Durante las actividades, también se les dio voces a los adolescentes. Por ejemplo, Ana Paula Díaz, 15 años, de la organización Chamas en Acción, mencionó que “muchas personas no están informadas de sus derechos. Varios piensan que una persona por ser indígena o migrante no puede destacar en su educación. Todos tenemos derecho a acceder a charlas o talleres sobre estos temas”.
Asimismo, dijo que “muchos niños no tienen opción o capacidad de salir del país. Escondemos quiénes somos en lugares públicos. Esto nos afecta emocionalmente en cómo salir adelante. No deben limitarnos por nuestra forma de hablar o ni obligarnos a ser diferentes”.
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En tanto, Angi, 16 años, adolescente venezolana, dijo que muchas veces los migrantes no están representados y muchos de ellos no se animan a alzar su voz cuando se sienten agredidos o disminuidos por la sociedad. Por ello, indicó que “es muy importante que nos escuchen para que sepan que sí sabemos cuáles son nuestros derechos”.
Mientras que Susana Matute, del Ministerio de Cultura, abordó las problemáticas y generó un debate entre los presentes. “Un objetivo claro es erradicar la discriminación, promover el desarrollo económico al pueblo afroperuano, promover autonomía de la mujer, garantizar la participación de espacios públicos, por mencionar a algunos”. También se refirió a las aparentes bromas que en realidad esconden calificativos racistas. “Esto suele ocurrir en muchos grupos de amigos, y hay que saber diferenciar y tener en claro que la confianza no es permisiva para la ofensa”, manifestó.
Asimismo, se organizó un taller donde se presentaron casos de situaciones reales de desigualdad e injusticias, y en el que se realizaron actividades recreativas para sensibilizar a las niñas, niños y adolescentes sobre sus derechos, y sobre cuánto afecta a nuestras sociedades el racismo y la xenofobia. Isabel Cárdenas, representante de Save the Children, desarrolló acciones de psicomotricidad auditiva, y dijo que antes de expresar alguna ofensa “primero piensen qué sienten las otras personas, piensen en lo que podemos hacer hoy para frenar estos problemas”.
El racismo y la xenofobia son problemas afectan la salud mental de las personas. Las voces de todos deben ser escuchadas y respetadas por igual. Si cumplimos con esa simple premisa, podremos ver un gran cambio. Trabajemos juntos por un mejor futuro. Para un verdadero cambio, es importante empezar desde ahora con los más pequeños, desde la educación en casa y en los colegios a los niños, niñas, adolescentes.