Hace diez años, un grupo de hinchas del Schalke 04 pidió renovar la sala de trofeos de su club, ubicado en las afueras de la ciudad alemana de Gelsenkirchen. La foto más grande que vimos en esos finales de marzo del 2011 era una gigantografía con el belga Marc Wilmots en su estado más festivo. Era el retrato de la principal gloria internacional de este cuadro de sangre azul: la victoria en la final de la Copa UEFA el 7 de 1997. La renovación era un tema de emergencia, el Schalke comenzaba a brillar en la Champions League 2011 y un peruano era titular indiscutible: Jefferson Agustín Farfán Guadalupe. ¿Cómo se siguen los pasos de un compatriota exitoso en el máximo torneo internacional de clubes? Viajamos más de diez mil kilómetros para poder contarlo.
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Junto al siempre atento y creativo fotógrafo, Germán Falcón, tomamos un tren desde Amsterdam hacia la ciudad alemana de Dusseldorf, que está a 56 kilómetros de Gelsenkirchen. Antes de esa travesía habíamos cubierto un partido de la selección peruana en La Haya, Holanda (empate 0-0 con Ecuador). La noche previa coordinamos dos acreditaciones: una para asistir al entrenamiento del Schalke 04 y la otra para el partido de Champions que iba a jugar el entonces equipo de Farfán frente al Inter, campeón vigente ese año, por los cuartos de final. En el primer caso nos dijeron que solo con fotocheck de prensa entrábamos y en el segundo me pusieron en una lista de espera que debía confirmar en la puerta del estadio, el mismo día del partido (aquí uso singular, porque el buen Germán tuvo que volver a Lima después de nuestra expedición alemana).
En las prácticas lo primero que nos produjo admiración fue la debilidad de los hinchas del Schalke 04 por Farfán. Lo describían como habilidoso, veloz, potente, como un delantero con reducido margen de error y que se había repotenciado con la llegada de Raúl González Blanco, el crack español que hoy dirige las divisiones menores de su querido Real Madrid. Ese nombre parecía convertirse en una hoja de ruta para Jefferson. Raúl González es el nombre, también, de su empresario y hoy mano derecha.
El otro detalle fue identificar esa complicidad entre Jefferson y Raúl. El idioma del fútbol y el idioma español los unían cada vez más. A manera de captar cada vez más socios, el Schalke permitía a algunos hinchas acreditados que asistan a las prácticas (hacen sorteos semanales para eso) y por eso la salida de los jugadores del campo tenía que ser como las de “rockstars” después de un masivo concierto. Todos querían fotos y autógrafos del ’10′ de la selección peruana. Vimos desde muy cerca el momento top de su carrera futbolística.
Luego conversamos unos breves minutos con Farfán. Jefferson era noticia en Perú no solo porque se jugaba el pase a semifinales de la Champions, sino porque había sido excluido de la selección peruana por indisciplina (el caso del Casino Veneto en Panamá). Farfán, al igual que nosotros, viajó desde Dusseldorf hasta Amsterdam para saludar a la selección peruana, para conversar con Sergio Markarián (técnico de la bicolor en ese tiempo) y pedir volver. Nadie le prometió el regreso, pero su gesto de cercanía hizo que se aproximara el perdón por la inconducta. Jefferson Farfán manejó más de dos horas para pasar por su propio Tribunal de la Haya. Esto nos contó del acercamiento con Markarián.
-Antes del partido de la selección, ¿estuviste con el profesor Markarián?
Yo fui al estadio desde Gelsenkirchen. Aproveché que he tenido la tarde libre y ya había coordinado con algunos compañeros y con mi empresario que iba a venir para estar con ellos un rato. Acabé mi práctica de la mañana y vine.
-¿Pero me dicen que ya hablaste con Sergio Markarián?
No me he reunido aún. Hubo un acercamiento, eso es lo más importante. Estoy conforme con todo lo dicho hasta ahora.
-¿Viajar a Holanda fue un gesto de alguien que quiere volver a la selección peruana?
Claro que tengo ganas de volver, con esto he demostrado que deseo regresar al equipo. Pero por ahora me toca seguir entrenando tranquilo en mi club.
-Se viene uno de los partidos más importantes de tu carrera con el Inter-Schalke, por la Champions League.
De hecho que es un partido muy importante que cualquiera desearía jugarlo. Yo espero que todo salga de la mejor manera, aunque ya todos saben lo que es el Inter en el fútbol.
-¿Y viajas a Italia solo para jugar ante el Inter o también para buscar casa y mudarte en julio?
[Se ríe] Yo tengo el partido y nada más. Aunque es verdad, muchas personas importantes van a mirar el encuentro porque son los cuartos de final de la Champions. Los ojos del mundo van a estar allí y eso puede ayudar después.
El inmenso y modernísimo estadio Veltins Arena se encuentra a solo 15 minutos en autobús desde el centro de Gelsenkirchen, una localidad tranquila y que deja pasar el tiempo con un silencio cómplice. La paz de esta ciudad alemana solo encuentra alteraciones cada vez que una nube gris se cruza en su camino. Lluvia cruel y despiadada se instala por estas calles, pero Jefferson Farfán ya había terminado de entrenar. Nos pidió que hablemos en el restaurante del recinto deportivo del club porque sin permiso es difícil ofrecer declaraciones en día de prácticas.
De todos modos, lo único que queríamos agregar de la charla con Deporte Total en La Haya era que no le molestaría quedarse en el club alemán. “Tú mismo estás viendo cómo funciona el club. Cualquiera es feliz aquí”, dice la ‘Foquita’ mientras saluda al español de leyenda que le acaba de gritar: “Buenos goles, hermano”. Era Raúl González, el ‘Ángel de Madrid’. La amistad del español con el peruano era más que evidente. Pocos días descubrimos la relevancia del ibérico y su influencia para que Farfán busque todos los caminos para regresar a la selección.
“Me dice hermano porque yo también le digo así. Jugar con Raúl es como un sueño hecho realidad y además ahora es mi amigo, o mi hermano”, nos comentó Farfán hace diez años. Días más tarde, el Schalke goleó 5-2 de visita al Inter de Milán en el mismísimo San Siro. Sí, también llegamos hasta el mítico Giuseppe Meazza para seguir el mejor momento de Jefferson Farfán en el fútbol europeo y para intentar dialogar con Raúl.
-El orden de la Champions-
Algo que no ha cambiado en estos últimos diez años es el plazo que te da la UEFA para solicitar una credencial de partido de Champions. Máximo 15 días antes y sin garantizar que te den el boleto. La mecánica de distribución no es computarizada a pesar del nivel de desarrollo de estos países. Allí se impone el criterio periodístico de los encargados del área de comunicaciones de la UEFA. La noche del partido, en la puerta del San Siro, me enteré que mi credencial estaba habilitada por ser peruano y porque había un peruano (Farfán) en el Schalke. Detrás de la cola vi a cientos de reporteros que se estaban quedando fuera, algunos parecían de países escandinavos y otros definitivamente eran de origen asiático. Definitivamente la Champions es una fiesta VIP del fútbol. Y no siempre estarás invitado.
Antes de ingresar al estadio, antes de conocer la sala de prensa de uno de los recintos más tradicionales del balompié, quise esperar afuera la llegada de los equipos y me encontré con una de las primeras sorpresas de la noche. Uno de los buses que llegó con muchos agentes de seguridad, fue uno de color negro y de lunas polarizadas. Por un momento, muchos hinchas y periodistas pensamos que era uno de los clubes, pero estábamos equivocados. Era el bus oficial de UEFA con sus trabajadores en área de prensa y estadísticas. Los encargados de informar en tiempo real a través de todas las plataformas lo que pasa en cada partido. Eran más de 100 personas. Toda una delegación y despliegue difícil de ver en otro evento deportivo.
Ya dentro de San Siro nos dieron un boleto numerado y nos ubicaron en una silla de prensa que no tenía mesa. Las sillas completas eran para los periodistas italianos, los alemanes o los reporteros de las más importantes cadenas internacionales. A los otros nos dieron una silla (que sí era cómoda), una clave de Internet, una botella con agua y el boletín del encuentro. Tuvo que escribir la crónica de ese partido con la laptop apoyada en mis muslos (algo que se repite en los grandes eventos como los mismos mundiales de fútbol). Éramos invitados VIP, pero había una zona VIP PLUS. Y ellos sí tenían mesa y conector para sus dispositivos.
Lo que tocaba después era seguir con tranquilidad las incidencias de un partido muy importante. El Inter era el campeón vigente con figuras como Julio Cesar, Zanetti, Maicon, Thiago Motta, Stankovic, Cambiasso, Sneijder, Eto’o y Milito. El Schalke tenía como cartas principales al golero Neuer, al zaguero Matip, Papadopoulos, Farfán y Raúl. La opinión de la prensa internacional era que íbamos a presenciar un partido de trámite. El pronóstico se derrumbó tan rápido como las escapadas de aquel Farfán del 2011.
Pocas veces es posible ver que un equipo con historia como el Inter es apabullado en casa propia y que la estrella del rival sea la más aplaudida de la noche. Los ‘neroazurris’ saludaron a Raúl con la resignada alabanza del que se sabe derrotado. Muy temprano en el diario gratuito “El Interista”, que reparten en el San Siro, ya aparecía una semblanza del ex Real Madrid con el título “La leyenda”. Así lo esperaron y así lo despidieron. Como gran matador en repleta plaza de toros, como valiente gladiador en coliseo romano (así estemos en Milán). El mejor jugador del 5-2 entre el Schalke y el Inter conversó en la ciudad de la moda con El Comercio y confesó su protagonismo en un hecho que agradecemos hasta hoy. Nos lo dijo cuando lo abordamos en la zona mixta después de tremenda victoria.
-¿Te gustaría que Jefferson Farfán vuelva a la selección peruana?
Pero si Jefferson va a volver. Yo se lo he dicho a él y te lo digo. Seguro que sí.
-¿Te unirías entonces al grupo que lo pide de vuelta?
Él sabe que va a volver, ya lo hemos conversado. Ya es hora de que demuestre el juego que hace en el Schalke con la camiseta de su selección. Yo lo he visto jugando por Perú y puede ser tan desequilibrante como cuando participa aquí en el club. Puede y debe hacer una gran Eliminatoria.
-En el partido ante el Inter solo le faltó el gol...
Pero hizo un gran partido, corrió bastante y fue muy solidario con sus compañeros. A nosotros nos gusta mucho tener a Farfán en el Schalke. Es un jugador importantísimo para desequilibrar cuando los partidos se cierran.
-Dices que Farfán corrió, pero quien más kilómetros corrió según las estadísticas que nos han entregado a los periodistas al final del partido eres tú.
Bueno si el papel dice eso, pues estoy orgulloso. Para eso entrenamos y nos preocupamos tanto del aspecto físico. Al Inter lo superamos físicamente y futbolísticamente. Ese tipo de desempeño nos va a dar mucha confianza para definir la próxima semana el pase a semifinales (Nota de Redacción: en esa instancia el Manchester United eliminó al Schalke).
En esa noche inmensa, en esa escala en Milán, Farfán fue protagonista en los primeros dos goles del encuentro. El orgullo de ver a un compatriota con ese nivel de exigencia se multiplicó a la máxima potencia. Solo comparable a todo lo visto con Pizarro en el Bayern o con Guerrero en el Mundial de Clubes del 2012. Raúl nos demostró que era mucho más que un extraordinario jugador. Bastó verlo en vivo y en directo para entender que hay jugadores tan excepcionales que sin haber sido campeones del mundo tienen un lugar reservado en cualquier museo de cera del fútbol.
Dentro del estadio era inevitable recordar esos anillos inconfundibles que diferenciaban al Meazza de los otros estadios italianos en el Mundial 90. Los ‘azzurri’ respetan la historia, y este monumento futbolístico es casi el mismo de hace 20 años. El San Siro no es tan grande como el Bernabéu, pero es igual de envolvente. No es el Teatro La Scala pero sus graderías parecen hechas para ópera. Y a la belleza se le une el ego.
En medio de una ópera magistral, Raúl fue la voz cantante que nos recitó la melodía que hasta hoy suena en nuestro corazón. Tenía que volver Jefferson Farfán. Cometió errores, tuvo idas y venidas, pero como una vez dijo el gran Daniel Peredo, sus chimpunes estaban sentenciados a entregarnos el gol más gritado de nuestras vidas. En el 2011 era imposible imaginarlo, pero Raúl González, la leyenda del Real Madrid, fue nuestro ‘Angel’ anunciador.
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