La estadística -fría y dura- golpea tan fuerte que destroza, pero también evidencia: un informe de El Comercio reveló que Perú usó apenas tres jugadores Sub 23 en las doce fechas de las Eliminatorias, siendo una de las selecciones, junto a Colombia, que menos utilizó. Y duele más si tenemos en cuenta que de esos tres (Piero Quispe, Jesús Castillo y Joao Grimaldo), ninguno se ha podido consolidar como titular en el equipo de Jorge Fossati.
LEE MÁS: “No premia la regularidad” y “lo mejor es un todos contra todos”: el nuevo formato de la Liga 1 y las críticas que despierta
Y mientras el hincha se pregunta si Gallese durará cien años, Zambrano tiene cuerda para rato o si el “Proyecto Bicolor” reclutará al nuevo Paolo Guerrero afuera; la selección padece del nulo recambio generacional. Y viene a la mente la cruda declaración del ‘León’ Zambrano tras caer ante Argentina por Eliminatorias: “Hay que ser realistas, no tenemos más jugadores”.
Las palabras del ‘Kaiser’ describen la situación actual de una selección peruana que tiene, por ejemplo, el promedio de edad más alto de Sudamérica (28 años). De los 44 jugadores que convocó Jorge Fossati en su proceso, 21 pasan los 30 años. Y la base sigue siendo la misma que clasificó a Rusia 2018, hace ocho largos años.
Las consecuencias claramente las sufre la Bicolor. Pero el problema nace en otro lado, en los mismos clubes profesionales. Y también, claro, en la propia Federación Peruana de Fútbol.
La realidad de los clubes
De los 18 clubes que disputaron la Liga 1 2024, solo cinco cuentan con un predio propio que utilizan como un Centro de Alto Rendimiento: Universitario de Deportes (Campo Mar U), Sporting Cristal (La Florida), Melgar, Cusco FC y Alianza Atlético de Sullana; estos tres últimos inaugurados este año, por lo que aún falta terminar.
La ‘U’, actual bicampeón del fútbol peruano, y Cristal son los clubes modelo en este aspecto. Campo Mar cuenta con diez campos de gras natural y otras áreas donde, tanto el primer equipo como divisiones menores, pueden entrenar. La Florida, por su parte, tiene nueve campos reglamentarios. Ambos tienen una casa hogar donde los talentos de provincia pueden vivir.
¿Qué tanto puede influir en el crecimiento del fútbol que los clubes tengan, por ejemplo, una casa hogar? Para Walter Daniel Rui, técnico argentino que trabajó en clubes como San Lorenzo y Boca Juniors, este aspecto influye mucho. “En Argentina, todos los clubes de primera división, Nacional B (segunda) y algunos de tercera categoría, tienen casa club”, nos dice sobre el tercer país en el mundo que más futbolista exporta (995), según un estudio de CIES Football Observatory.
En cuanto a los CAR, llama poderosamente la atención que Alianza Lima, uno de los clubes más grandes del país, continúe sin tener uno. DT pudo conocer que el club íntimo tenía todo listo para dar inicio al proyecto Las Garzas cuando Diego Gonzales Posada era el presidente del Fondo Blanquiazul. Incluso se habría aprobado en la Junta de Acreedores su ejecución. Sin embargo, los actuales dirigentes que están al mando del Fondo Blanquiazul frenaron todo hasta nuevo aviso. Una decisión que claramente afecta a una institución que en los últimos años ha dejado de lado a sus canteranos.
A la infraestructura, se le suma la complicidad de la Federación Peruana de Fútbol. Y es que para este 2024 no fue obligatorio que los clubes de la Liga 2 -que también forman parte del fútbol profesional- tengan equipo de reserva, mucho menos divisiones menores. “Es necesario que el máximo ente exija que los equipos de fútbol profesional tengan como mínimo dos o tres categorías inferiores que puedan competir porque así se genera un sentido de pertenencia con los clubes de la región. Eso también influye a que el fútbol de descentralice”, añade Daniel Rui.
Y luego está el poco valor que se le da a los formadores en el país. “Lo que falta realmente en el Perú son formadores comprometidos y bien pagados. La mayoría estudia, se gradúa, pero no aplica lo aprendido. Entrenan como les gusta o como ellos creen que debería hacer. Muchos no reciben ni sueldo mínimo. Tienen 3 o 4 trabajos a la semana y solo tienen 1 hora para entrenar a los chicos Sub 12 y Sub 15. Tienen problemas de comprensión lectora y de identificación de lo que un jugador no hace y debe hacer. Todo eso es muy grave. Por eso muchos futbolistas llegan a Primera desarmados. En países más pequeños hay menos infraestructura, como en Perú, pero tienen buenos formadores. Por eso aparecen más futbolistas y llegan a la elite”, analiza Víctor Zaferson, scout peruano.
“Ahora hay poco trabajo porque no se apuestan por las divisiones menores. Antes habían clubes que sí apostaban por menores y debería ser todo lo contrario. Pero no es así. No se valora el trabajo que hacemos”, nos dice Juan José Oré, uno de los pocos técnicos del Perú que se ha dedicado su vida a la formación de jugadores, padre de aquella Sub 17 de Manco que fue al Mundial de la categoría en 2007.
Una mirada desde afuera
Walter Daniel Rui trabajó en Boca Juniors entre 2020 y 2024, y viene llevando “el método Boca” a distintas partes del mundo como el club Cibao FC de República Dominicana. Y nos cuenta cómo trabaja el ‘Xeneize’ y por qué es un modelo a seguir.
“En su predio, Boca tiene doce canchas de gras natural y dos de sintético, además de un gimnasio de primer nivel en el que entrena el primer equipo. Los 320 chicos que entrenan por la mañana comen en el club, que tiene dos nutricionistas, psicólogos, departamento médico… tienes todo”.
El club en el que milita Luis Advíncula tiene, según cuenta Rui, el primer equipo, el equipo de reserva y después seis categorías de juveniles. Y cada categoría tiene un técnico, un asistente técnico y un ayudante de campo; además de tres entrenadores de arquero.
Y luego está la competencia: los sábados juegan un torneo y los domingos también pero solo para los que no tuvieron minutos los sábados. “En cualquier deporte que hagas, si la competencia es buena y la agenda es cargada, que todos los fines de semana estás compitiendo, mejora la calidad del niño y del futbolista”.