Carlos  Lázaro

El presente de Sporting Cristal no es nada alentador. Perder el Torneo Apertura por la diferencia de un gol provocó una herida que está en plena curación y que por la drástica decisión adoptada por la directiva tiene un culpable directo: el entrenador brasileño Enderson Moreira. A esto se suma la cuestionada gestión del presidente Joel Raffo, que en estos últimos días salió al frente para aclarar puntos como el conflicto de intereses con la agencia de deportistas AGREF —que pertenece al Grupo Innova, dueño también del club del Rímac— y el caso Martín Távara. En La Florida entienden que estos temas ya están cerrados y en este momento se enfocan en encontrar al sucesor de Moreira y así enderezar el camino hacia el objetivo principal: conquistar el título nacional, que le es esquivo desde el 2020.