¡Qué semana se viene para Checo! Hoy correrá en Texas y el próximo domingo de local en México. Las tribunas serán suyas, los puños se elevarán por él y su equipo ya ha dejado en claro que tiene todas las intenciones de cerrar el 1-2 en el campeonato de pilotos. La escudería está dispuesta a darle todas las habituales gollerías que goza Verstappen, actual bicampeón: ingenieros, prioridad en pista y atención privilegiada en las detenciones. La casa alada se ha puesto como prioridad de definición el tándem final.
Pero no todo es tan sencillo. Verstappen quiere seguir sumando victorias para consagrarse como el piloto con más triunfos en una temporada. Y mientras el mexicano, en más de una ocasión, ha puesto los intereses de Max sobre los suyos, nadie garantiza que esto sea recíproco. Recientemente, le preguntaron al bicampeón qué sucedería, en la hipotética situación que él estuviese liderando el GP de la Ciudad México y Pérez fuera segundo. Verstappen no lo dudó: “Ganaría porque de cualquier manera Checo estaría sumando más puntos que Leclerc, quien es tercero. Yo como piloto quiero ganar”.
Si bien es la respuesta que se espera de alguien que busca la inmortalidad de convertirse en uno de los recordmans, la frialdad no ha dejado de prender algunas alertas en Red Bull. Ante el revuelo, Checo ha puesto cierta tranquilidad afirmando que está seguro que si las circunstancias en pistas se dan, Verstappen lo apoyará.
Atrás está Ferrari que sabe que lo único que le queda es aferrarse al segundo lugar de pilotos para salvar en algo la dignidad. Poco premio para el gran inicio de temporada que tuvieron. Y si bien ha sido fácil echarle la culpa a la escudería por cómo se disolvieron las posibilidades de Leclerc tampoco hay que olvidarse que el monegasco tuvo errores imperdonables para alguien llamado a ser protagonista: el trompo de Imola persiguiendo a Pérez en un momento en el que lideraba el campeonato, el despiste en Paul Ricard que permitió a Max ampliar su distancia en la clasificación y, por último, la frenada fallida en la chicana final de Suzuka, que acortó el suspenso de la definición.
En este contexto Ferrari y Leclerc tienen que hacer algo que no han podido hacer en todo el año: encadenar cuatro carreras perfectas. Sin yerros por parte del equipo y sin pifias por el lado piloto. ¿Lo lograrán? Prestigio histórico tienen pero credibilidad inmediata no. Veamos si alguna lección han sacado de este 2022.
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