María Paula Regalado

La mañana del 10 de octubre nos despertó a todos con una noticia que, a pesar de que sabíamos llegaría más temprano que tarde, no dejará de doler: Rafael Nadal anunció, oficialmente, su retiro del tenis. El comunicado llegó a través de sus redes sociales, fiel a su estilo y con un extenso video que resume todos estos años de trayectoria pero, sobre todo, agradeciendo a cada persona involucrada en su formación y, por supuesto, a sus seguidores. Las reacciones no se hicieron esperar, y rápidamente figuras emblemas del deporte como Roger Federer, Novak Djokovic, Carlos Alcaraz, Jannik Sinner y hasta Cristiano Ronaldo expresaron su sentir. Su último torneo será las finales de la Copa Davis, competencia que, en sus palabras, lo tiene muy emocionado pues tendrá una última oportunidad de representar a su país.

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Como si ya no hubiéramos tenido un año difícil los aficionados del tenis, se suma Rafa a Andy Murray, Dominic Thiem, Diego Schwartzman y otros importantes colegas que en el 2024 han colgado la raqueta para dar fin a sus carreras. Pero mientras esperamos que ese día gris se acerque, preferimos recordar cuando Rafa Nadal fue peruano.

Punto para la historia

La historia con Rafa Nadal y el Perú empieza hace algunas décadas, cuando el español se enfrentaba en la segunda ronda del US Open del año 2006 a nuestra primera raqueta nacional de aquel entonces –y hoy capitán del equipo nacional en la Copa Davis–, Lucho Horna. Fue la única vez que se cruzaron en el circuito, pero aquel partido quedará marcado en el legado del tenis peruano y mundial. A pesar de que el resultado final fue favorecedor para el rey de la arcilla, Horna logró adueñarse del segundo set y, además, ser el autor de lo que los especialistas del deporte consideran como uno de los mejores puntos del año: bolas profundas, voleas, globos, tuvo de todo. Más de diez años después, las redes sociales del torneo recordaron ese momento como uno de los más emocionantes en todos los años del campeonato estadounidense.

El bautizo de Juanpi

Pero no termina ahí. En medio del punto cúspide de su carrera, Rafael Nadal es invitado a jugar un partido de exhibición en suelo limeño. Contra todo pronóstico, un 17 de noviembre del 2013, cuando ocupaba el puesto n°1 del ranking ATP, Rafa y su compatriota David Ferrer (n°3 del mundo en aquel entonces), llegaron a la capital peruana para jugar un partido de dobles y alborotar a toda la fanaticada. ¿Las duplas? Nicolás Álvarez y quien hoy representa al tenis nacional, Juan Pablo Varillas.

Un partido amistoso jugado a un solo set terminó convirtiéndose una lección de vida para un joven ‘Juanpi’ que, apenas con 18 años, recibía el máximo aliento de su ídolo. Días después del encuentro, Varillas expresó su emoción de haber podido ser dupla con el mejor tenista del mundo –a pesar de que el marcador fuera favorable para sus rivales– y comentó cómo Rafa logró, con una sola frase, motivarlo a ser mejor en el tenis: “Ojalá nos veamos en el tour en algún momento” le dijo Nadal. Años después, en el 2022, ambos jugadores se encontraban en el cuadro principal de Roland Garros –torneo en el que ‘Juanpi’ logró hacer octavos de final al año siguiente– y, a pesar de que no hubo oportunidad de un cruce, el peruano señala que ese recuerdo lo mantuvo inspirado todo ese tiempo.

Podemos presumir, entonces, que hemos respirado el mismo aire que Rafael Nadal. Su paso por el Perú y por las canchas más importantes del mundo quedarán grabados siempre en nuestros corazones. Por ahora, nos toca disfrutar el poquito tiempo que le queda por regalarnos.