El querido Hugo 'Cholo' Sotil cumple 68 años este 18 de mayo y desde su humilde silencio renace una historia que nunca se olvida, que sirve de homenaje, y que demuestra su gran amor por la selección peruana.
En 1975, cuando Hugo Sotil era una estrella del Barcelona de Cruyff, y cuando la blanquirroja lo necesitaba más que nunca, viajó desde España para cumplir con una promesa que le había hecho a su mamá: jugar por el Perú y salir campeón. Hace un año lo entrevistamos y estos son sus inéditos recuerdos.
¿Se escapó de Barcelona porque el técnico Rinus Michels no lo dejaba venir? ¿No fue un riesgo que complicó toda su carrera en España?
En ese momento yo no pensé en nada. En mi mente solo estaba defender la casaquilla de mi país. Era mi última oportunidad pues, aquí en el Perú, se comentaban muchas cosas: decían que por el hecho de haberme nacionalizado español ya no quería a mi país.
¿Cómo fue ese viaje de 23 horas desde Barcelona a Caracas para jugar la final?
Recuerdo que jugamos en Barcelona, ganamos, y de inmediato le dije a mi señora: “Minita, sepárame un pasaje a Madrid”. Ahí compré mi pasaje hacia Caracas. Cuando llegué a Venezuela no vi a ningún dirigente en el aeropuerto y comencé a averiguar dónde estaba alojada la selección, y como a las siete de la noche llegué directo al entrenamiento, con mi terno y sobretodo. Pensé que Marcos [Calderón] me iba a decir descansa: “Ya cámbiate, ‘Cholo’”, me dijo. Fue una sorpresa porque nadie pensaba verme allí. El trato que me dieron Marcos Calderón y todos mis compañeros fue espectacular. Por eso a la hora de decidirse por la alineación estuve de titular y gracias a Dios pude anotar ese gol.
¿Cuántas veces ha visto el gol contra Colombia que le dio el título a la selección?
Me parece que fue ayer. Siempre que lo veo por televisión me pongo a pensar en todas las cosas que hice sin medir las consecuencias. Pero me siento feliz de haber estado en esa gran final y haber colaborado en ese título que todos los peruanos deseaban. Si me preguntan cómo lo hice, no lo sé. Miré que mi compadre Teófilo tiró un balonazo al arco de Zape, dio un rebote, rematé de primera y entró. Lo celebré con toda el alma. Mi viejita me mandó los diarios a España y ahí recién me enteré de que todos en el Perú estaban esperando que llegara con toda la delegación.
Después de 40 años, ¿se siente reconocido en el Perú por el título de la Copa América del 75 o no tanto?
Lamentablemente, lo tengo que decir. En Barcelona, a pesar de tantos años que han pasado, sigo siendo un ex jugador querido por toda la hinchada del Barza. Eso me hace feliz. De aquí no puedo decir nada porque no conozco personalmente a los dirigentes que están actualmente. Pero siempre al ‘Cholo’ lo van a ver apoyando a su país.
¿Cómo se siente un futbolista que fue campeón con su país?
Siempre que tuve la oportunidad de ponerme la rojiblanca era capaz de matar. De dar mi vida. Di todo y seguiré dando todo mientras esté vivo.
¿Es cierto que en el vestuario en esa época muchos lloraban de emoción antes de salir a la cancha?
Ver a todos mis compañeros entonando el himno nacional es una cosa que te la cuento y otra cosa es sentirla [llora].
¿Por qué se emociona tanto ahora?
Y no lloro de emoción, lloro de rabia, de no ver a mi selección en un mundial. Esa es la rabia que tengo.
¿Los relojes que llevó a sus compañeros eran de oro?
No. Solo eran relojes con los distintivos del club Barcelona. Los tenía guardados y cuando se presentó la oportunidad los metí en el maletín y los regalé. No sabía que la delegación era de 40 y yo solo había llevado 25 o 30 relojes. Lamentablemente, a algunos no les pude obsequiar.