Miguel Villegas

Hace dos años, cuando la selección era una “isla”, Gareca el héroe que se iba y los dirigentes de la FPF gozaban de una ligera aceptación y no salían en TV con marrocas, Juan Carlos Oblitas fue renovado en su cargo con una adenda que lo empoderaba, y al mismo tiempo lo exigía más: Director General de selecciones. El breve comunicado, frío como recibo de ferretería, anunciaba: “Tendrá la responsabilidad de liderar el desarrollo y crecimiento deportivo de todas las selecciones nacionales, así como la Liga de Fútbol Profesional”.