“Juan distinto. Ese es el título de la nota, je”. Desde México, donde tiene raíces y afectos, donde nacieron sus hijos, donde creció como jugador y se consolidó como técnico, Juan Máximo Reynoso atiende a El Comercio después de 13 años, una vieja entrevista de cuando empezaba a dirigir a la ‘U’, verano del 2009, ahora ya páginas sepia. “Me acuerdo, claro. Hoy las cosas son distintas”, dice vía zoom, en los primeros días con el cargo más importante de su vida: técnico de la selección. La luz de las mamparas detrás suyo revelan lo que en otro tiempo, habría ocultado: su felicidad. Su sonrisa. Su fe. Es él, Juan, quien explica brevemente la distancia con este diario aunque no fuera necesario. Es él, Juan, quien se ha tomado el tiempo de organizar algunos contactos con medios que necesitamos conocer su proyecto, los detalles, cómo se siente, a quiénes va a citar. Es él, Juan, quien ha iniciado ya una breve gira para conversar con los futbolistas de selección que alguna vez dirigió y ha abierto su WhatsApp hasta altas horas de la noche para intercambiar ideas con quienes todavía no conoce personalmente.
Ha empezado a trabajar Juan Reynoso.
—No puedo hablar de la selección sin antes preguntarte por Melgar. ¿Con cuánta euforia lo viviste?
Mira... euforia total. Porque vi el partido con mis hijos bueno, con dos de ellos y mi señora y hemos estado viendo los penales y celebramos como si estuviera uno estuviera ahí pateando. Y en este caso, buscando atajar un penal. Sentí mucha euforia y, sobre todo, orgullo de haber colaborado en algo para darle o intentar darle un nuevo ADN a lo que es Melgar hoy -N.DeR. Reynoso salió campeón nacional con Melgar en 2015-. El jugador que crece en Melgar, el que que llega a Melgar sabe que va a pelear el campeonato.
—¿Cuán parte te sientes de esta campaña en la Sudamericana?
Pues, de repente fue un granito de arena, unos ladrillos que pusimos nosotros. Hoy la campaña de Melgar en la Sudamericana es totalmente de Jader (Riskalla), de Néstor Lorenzo, de Pablo Lavallén... Hacer una transición no es fácil y como se lo dije en su momento, por ejemplo, cuando bajé al vestuario el jueves pasado en Arequipa, tienen un lindo reto y están haciendo historia. O sea, hasta ayer o antes de ayer, el partido más importante de historia de Melgar fue el campeonato del 2015, aquel gol de Bernie Cuesta. Claro, hoy ya quedamos en la historia, que es lo que uno busca. Eso es la vida. Uno puede dejar huella, pero qué gusto da que los que vienen atrás te superen. Lo digo con todo mi cariño: hoy veo ese niño que encontré recién intentando amamantar ya listo presto para correr y correr por Arequipa para estar en el lugar que se merece.
—No siempre todo es dinero y eso quizá lo explica este Melgar. En las sumas y restas, Inter le triplica el presupuesto. Pero, ¿qué ha hecho bien Melgar que los otros clubes peruano no?
La seriedad de Jader, su pasión y, sobre todo, hablar las cosas claras, cortas y concretas. Pongo un ejemplo: en cualquier negociación, Jader te dice: Hay esto, y no hay más. Punto. Y si ganamos, puede haber esto otro. En esa honestidad te terminas haciendo socio del proyecto. Mis negociaciones eran así: contratos abiertos donde podíamos irnos en el momento que quisiéramos, pero siempre pensando en que, si cumplimos un objetivo, el club va a retribuir. Su palabra vale más que una firma y eso lo ha transmitido a todas los espacios del club.
—¿Te imaginas Arequipa hoy?
Voy a cometer una infidencia. Después del 0-0 en Arequipa, nos juntamos con Bernie y Jader en el mismo vestuario. Bernie le dice: ¿Vas a ir a Porto Alegre, no? Claro, le responde. “Bueno, ahí hablamos de los premios porque te vamos a vacunar”. ¿Viste? Hay tanta confianza con él, del grupo con él, que no ve si gana o pierde, sabe que debe recompensarte cuando haces la diferencia. Todos deben estar felices allá hoy.
—¿Hasta donde puede llegar?
Un equipo que se mete a semifinales ante los rivales que ha jugado, tiene que aspirar a lo máximo. Obviamente hay que trabajar el partido de visita en Ecuador y el cierre en Arequipa a estadio lleno.
La posición de @dt_elcomercio sobre el nuevo técnico de la selección, Juan Máximo Reynosohttps://t.co/VyZyLvuWnw a través de @elcomercio_peru
— Miguel Villegas (@prakzis) August 8, 2022
LA SELECCIÓN
—“Picaste mucha piedra”, te escribió tu hija Fernanda, y me parece una metáfora perfecta para entender cuánto nos cuesta todo. ¿Cómo estás? ¿En qué momento de tu vida te encuentra la selección?
Sí. Yo me quedo con varios momentos. Ellos, mis hijos, han visto cuando inicié en Bolo. Eran más chiquitas, 11 12 años, luego vino la ‘U’, Aurich, Cristal y así sucesivamente y siempre la pregunta era: Papá, ¿cuándo vas a ser buscado en México como te buscan en Perú? Ya llegará el momento, de repente la vida me está preparando cosas mejores, era mi respuesta. Hasta que llegó Puebla, donde dejé la puerta abierta. Ahora debo esperar la oportunidad importante, me decía, a boca de jarro. ¿Y cómo hacerlo? Bueno, debo vender mejor mi marca. Quizá más accesible con la prensa, quizá debo estar 24 horas, entre comillas, sonriendo, quizá debo ser más tolerante con algunos momentos del entrenamiento. Y ahí cambió todo. Es decir, fue una situación familiar que me llevó hacia el reto lo profesional. Hoy soy un mejor producto. Pasó mucho por ahí y ya después el campeonato con Cruz Azul confirmó todo.
—¿Llegó en el momento justo?
Mi temor antes de llegar a la selección fue llegue una oferta importante de México, pero se fue dilatando. A Dios gracias, no, no llegó lo que estaba esperando, y apareció la selección. Coincidimos. Hoy estoy súper feliz, emocionado, con mucha energía, sabiendo lo que viene.
—¿Si no estaba Juan Carlos Oblitas como parte del proyecto iba a ser más difícil que aceptes?
Yo no lo vería así porque creo que la selección está más allá de nombres, ¿no? Con los jugadores que he hablado y con los mensajes que he recibido, me doy cuenta de que todos creemos lo mismo, ellos lo miran en esa perspectiva. O sea, sí, van a extrañar a Ricardo (Gareca) pues son siete años, no va a ser fácil, pero más allá de nombres está la selección. Todos quieren tener la revancha o la oportunidad de jugar un nuevo mundial. Con respecto a la pregunta, siempre iba a ser más difícil, pero la selección creo que te enamora más de cualquier nombre o apellido.
—Decías que has recibido mensajes de algunos seleccionados. ¿Alguno te sorprendió?
Sí, el de la incondicionalidad de los jugadores, o sea, la verdad con los que he hablado así se han abierto conmigo y el equipo. Eso está bien. Es una muestra de que el grupo, su grupo, está unido, todos piensan igual y más allá de algún dicho de alguien, los mata la selección. Hoy me queda claro que más allá de todo está la la selección y eso hay que aprovecharlo.
—¿No hubo ningún futbolista que te haya dicho: Juan, no voy?
No, ninguno que no quiera venir a la selección, no, no, no. Totalmente desmentido. Seguro estuvieron dolidos, pero no. Descartado todo.
—Te escuché hablar de la importancia de trabajar, de conocer al grupo, de ampliar el universo. Y de trabajar con una selección local. Pienso en Melgar y te pregunto si podría ser una base, como fue hacia Francia 98 el Cristal subcampeón de América.
Es así. El fútbol es cíclico, ¿ves? Hoy se da esta campaña de Melgar, es una señal, y eso te da pie para hacer microciclos no solo en Lima sino en ciudades de altura. Porque si ellos compiten a gran nivel en Sudamericana -obviamente, hay que reconocer que la Eliminatoria está dos peldaños arriba-, es un buen punto de partida. Lo vamos a hacer, para ampliar el universo de jugadores y que eso nos permita competir a otro nivel, con otra oxigenación, en ciudades de altura. Esa parte me interesa. Pero también hay algo: el equipo se va haciendo mayor, entendemos que el 2023 no va a haber problemas, sobre el 24 algunos estarán bien, a la mitad otros, pero sobre el final del 24 les costará mucho. Cada quien tiene una genética.
—¿Te preocupa el promedio de edad del equipo que terminó la Eliminatoria pasada?
Estamos convencidos de que el 2025, en el momento importante de la Eliminatoria, algunos podrían bajar rendimientos por una cuestión de edad. Entonces estos dos años y medio intentaremos acercar a los del medio local, ya sean con estos microciclos, o tratando o ayudando a que vayan a jugar afuera. El ejemplo es Marcos López. Se fue hace menos de dos años y hoy ya está en el Feyenoord y seguro que en la Eliminatoria vamos a tener un mejor jugador. Ese es el ideal, pero si no debemos acrecentar y acelerar el proceso de los que todavía están en Lima y colaborar con alguna gira, algún partido internacional amistoso para probarlos, sin que vengan los del extranjero. Así hacemos un universo mayor. Está pasando con Melgar: hay dos o tres hoy que se van a terminar yendo porque el fútbol no tiene mentiras. Si andas bien y encima tienes 19, 20 o 21 años, eres oro molido para los clubes del exterior.
—¿Tienes información de que se irán algunos chicos de Melgar?
Se van a ir al extranjero pronto. Y en lo que se pueda ayudar, no solo con los del medio local, sino con los que están fuera que quieran ir a mejores liga, la verdad yo estoy dispuesto. Gracias a Dios me llaman equipos, me preguntan por uno, u otro.
—¿Te han preguntado por algún futbolista peruano?
Sí, por un par, que hoy están afuera y que Dios quiera, irán a mejores ligas en el mercado. No puedo decirte más porque los complico en sus clubes, jeje.
—¿Qué te ha sorprendido -para bien, para mal- del fútbol peruano en este regreso?
Gratamente, que hoy hay más recursos, hay una mejor economía. Dependerá de cada club cómo lo utiliza. En Perú se está pagando cada vez mejor, pero habría que optimizarlo como lo está haciendo Melgar porque no se trata de plata si no se trata de cómo la administras.
—¿Y lo malo?
Por coincidencias de la vida, yo salgo de Cruz Azul y adquiero un app que me permite ver fútbol de todos lados. Vi nuestro torneo nuevamente sin intuir lo que iba a pasar y sí me llama la atención lo mal que están varias canchas. Si queremos tener un mejor fútbol, debemos meter mejores canchas. Es mi crítica constructiva en este regreso. Todos los clubes deben tener mejores campos. Métele tecnología, métele mejor alimentación a los jugadores, mejor logística. Esas cosas van a acercarnos a la élite. Pero este es un trabajo de todos. Hoy nos debemos ver como socios: medio de comunicación, empresas, jugadores, afición. Porque hoy el presente de la selección y lo que se ha ganado permite tener una mejor autoestima. Esa parte no puede perderse.
CUEVA, RUIDIAZ, OBLITAS, ALIANZA, LA U
—Permíteme individualizar. Hace poco ratificaste a Gallese como capitán, elogiaste a Lapadula y hasta sugeriste que te gustaría una dupla Aquino-Tapia. Cueva, el jugador símbolo de la era Gareca. ¿Es insustituible?
Eh, para mí Christian es el pase distinto, el regate distinto, el gol distinto. Cristian simboliza la esencia de lo que nosotros, no solo como jugador, sino como ser humano. En la selección -esta parte tiene un valor muy alto- nadie te habla mal de Christian. Al contrario: es el que se acerca a los jóvenes, el que te mete una chacota, que cuando hay que ponerse en serio, se pone serio. Eso es lo que representa para mí hoy. Te voy a contar otra infidencia: Christian estuvo cerca de llegar a Puebla conmigo de técnico. Yo hablé con él pero a última hora Pachuca pone más dinero y se terminó yendo allá. Lo enfrenté como técnico cuando estaba en San Martín y decía: este chico es un crack, el Cholo es muy listo. Tengo el mejor de los conceptos y creo que tenemos buena química. Y como en todos lados, al que mejor juega más se le exige. Si él gana va a ganar la selección.
—¿Ya pudiste hablar con él como técnico de la selección?
No, aún no. Está pendiente un zoom. Y sobre todas esas leyendas urbanas alrededor de él, la verdad uno se sonríe: en algún momento se habrá equivocado, en otro serán exageraciones. Pero lo que me han dicho es que cuando que hay que ganar, es el primero que levanta la mano. Entonces creo que es un buen ejemplo y a los buenos ejemplos hay que resaltarlos y hacer que el resto lo imite.
—Eres el técnico que hizo debutar a Ruidíaz en Primera, en 2009. ¿Lo vas a recuperar para la selección?
Es mi intención y es uno de los mensajes que recibo de él. Hubiera querido ir a verlo al partido de los All Star pero también sé que ha tenido una semana dura. Pero he hablado con gente de su entorno y nos ha dicho que se muere por volver, que quiere regresar, quiere seguir colaborando y bueno, ya hablando con él seguro lo ratificará. Raúl es un goleador de época. Aquí en México lo quieren mucho, en la MLS tiene un nombre ganado, es jugador franquicia. Pasa, me parece, que el aficionado peruano quiere que Raúl sea Paolo y son muy distintos. Raúl quizá no aparece en el juego, pero entra al área y tú sabes que la va a empujar. De derecha, de izquierda, de cabeza. Es un crack, y no nos podemos dar el lujo de prescindir de él. Ojalá la gente lo empiece a entender y ver de otra forma. Estoy seguro de que nos vas a hacer reír, nos va a hacer celebrar.
—Quiero pedirte unas últimas definiciones breves. ¿La selección?
Un sueño.
—El mundial 2016.
El primer objetivo importante en selección.
—Juan Carlos Oblitas.
Padre, hermano mayor, amigo.
—La U.
Mi consolidación como jugador y como técnico en Perú.
—Alianza.
Mi alma mater.
—Melgar
Mi primer gran proyecto porque eso sí fue un proyecto.
—Tu familia.
Mi soporte y creo que mi gran proyecto como ser humano. Ver a mis hijos todo lo que van logrando, la verdad, me pone la piel chinita.