La memoria no se toca, se busca. Y la historia se disfruta mientras uno va recolectando piezas hasta armar el rompecabezas. Hace exactamente 26 años, la selección peruana consiguió un resultado imborrable e inigualable: aplastó 6-0 a Chile en lo que es la mayor goleada vista en un ‘Clásico del Pacífico’ hasta ahora. En medio de una época oscura, la ‘Bicolor’ le dio una alegría inmensa al pueblo peruano. Fue en un amistoso, dirán los pesimistas. Ante La Roja no existen amistosos, refutarán los optimistas. Lo cierto es que en el estadio Nacional, Perú sonrío por noventa minutos. Y DT recuerda, junto a los protagonistas, aquella noche.
“Antes del partido conversamos como siempre. Todos sabíamos que era un clásico y lo que estaba pasando en el Perú. Les dije que después de los 90 minutos no podíamos regresar al vestuario como perdedores”, rememora Miguel Company, quien en ese entonces era el técnico. “El equipo chileno se sorprendió por la actitud que mostramos”, analiza Alex Magallanes, volante que disputó su primer Perú-Chile aquella noche. “Fue lo mejor que me pasó. Jugué unos minutos, con el partido resuelto, pero la alegría fue la de un joven que debutaba en su selección en una goleada ante el clásico rival”, reflexiona Alessandro Morán.
Aquel 19 de abril de 1995, en el Nacional, Flavio Maestri y Ronald Baroni fueron los tanques que derribaron la defensa chilena a punta de misiles. Cada uno marcó un triplete y sellaron una goleada que debe celebrarse cada año. Miguel Miranda, que en paz descanse, le atajó un penal a Esteban Valencia y coronó una nueva soberbia actuación ante Chile. Sus mejores atajadas fueron ante los sureños.
“No pensábamos que el resultado iba a ser tan abultado. Nos estábamos preparando para la Copa América y queríamos llegar de la mejor manera. En los días previos, el profesor Miguel Company nos enseñó videos de Salas, hablamos con Alfonso Dulanto para marcarlo y creo que lo logramos. Él siempre fue un tremendo delantero, pero en ese partido no le salió nada, ni el penal”, recuerda José Soto. “No fue mucha gente –NdR: asistieron 11.854 personas-, pero los que estuvieron se fueron felices”, agrega.
Tanto peruanos como chilenos no la pasaban bien inicios de esa década. La bicolor no había ganado un solo partido en las Eliminatorias a los Mundiales 1990 y 1994, mientras que Chile fue impedido de participar en el proceso a Estados Unidos por una sanción cuatro años antes. Pero Perú aprovechó sus ocasiones desde el arranque. Tras una gran jugada entre Alexis Ubillús y Roberto Palacios, Maestri la mandó a guardar en la primera que tuvo. Corrían los 2′ y Perú ya estaba arriba en el marcador. Cuatro minutos más tarde, el ‘Tanque’ aumentó el marcador. Ronald Baroni (32′) y el propio Flavio (38′) bajaron el telón del primer tiempo.
“Chile salió al partido sintiéndose superior. Nosotros ganamos el mediocampo, los apretamos y aprovechamos los espacios. Creo que habíamos alcanzado un nivel de confianza y de convicción que nos hizo tener esa actuación”, analiza Company. “En el entretiempo les dije que se olviden que estamos 4-0 porque ellos podían reaccionar y no queríamos llevarnos una sorpresa desagradable”, añade.
“El único que no jugó fue Iván Zamorado. El Real Madrid solo le había dado permiso para el amistoso que se jugó en Chile porque el presidente de su país estaría en el estadio. Había hablado con Jorge Valdano y Ángel Cappa, les pregunté por Iván y me dijeron eso. Entonces yo ya sabía que no iba a venir”, revela el DT.
Baroni completó su triplete a los 67′ y 73′. En el medio de esos festejos, Flavio Maestri le dejó su lugar a Alberto Ramírez por presiones externas a la selección, según señala el profesor Company: “en ese partido, Cristal le solicitó a Maestri que no jugara y él lo hizo por insistencia mía. En el descanso me pidió el cambio. Al final salió con un 5-0 asegurado”.
“Todos los partidos con la selección los jugué como si fuera una final. Creo que todo el que se pone la blanquirroja lo hace. Esos partidos ante Chile son los que uno anhela jugar y ganarlo de esa manera fue espectacular”, se emociona José Luis ‘El Puma’ Carranza.
“Los días siguientes fue inimaginable. La gente nos felicitaba por la calle. Yo me preguntaba: ‘¿Perú fue al Mundial o qué está pasando?’. Fue grandioso. Acabando el partido me fui con mi esposa y mis hijos, compramos comida y celebramos en familia”, señala Alex Magallanes, que en ese entonces la rompía en Sporting Cristal.
PERÚ 6-0 CHILE | LA FICHA |
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Selección peruana | 1 Miguel Miranda; 2 Jorge Soto, 5 Alfonso Dulanto, 3 José Soto (c), 4 Alexis Ubillús; 20 Martín Rodríguez, 22 José Carranza, 8 Roberto Palacios (Alessandro Morán, 76’), 11 Alex Magallanes (Nolberto Solano, 61’); 9 Flavio Maestri (Alberto Ramírez, 69’), 7 Ronald Baroni. DT: Miguel Company. |
Selección chilena | 1 Alex Varas; 2 Gabriel Mendoza ©, 8 Nélson Parraguez, 3 Cristian Castañeda (Francisco Rojas, 68’), 4 Javier Margas; 5 Clarence Acuña (Pablo Galdames, 71’), 6 Rodrigo Pérez, 7 Esteban Valencia, 10 Ian Mac-Niven (Patricio Mardones, MT); 9 Marcelo Salas, 11 Lukas Tudor (Rodrigo Golberg, 55’). DT: Xavier Azkagorta. |
Goles | Maestri (02’, 06 y 38’); Baroni (32’, 67’ y 73’)(PER) |
Tarjetas Amarillas | Rodríguez, Ubillús, Palacios (PER); Acuña, Margas, Valencia (CHI) |
Tarjetas Rojas | No hubo |
Árbitro | Juan Lugone (BOL) |
Estadio | Nacional – Lima (PER) |
Asistencia | 11,853 espectadores |
Recaudación | 104,140 nuevos soles |
Miguel Miranda, en el corazón de todos
A los 88 minutos, con el marcador indicando 6-0 a favor de los nuestros, el árbitro boliviano Juan Lugone pitó un penal inexistente a favor de Chile. Esteban Valencia se paró frente a Miguel Miranda. El volante dio siete pasos y disparó fuerte al palo izquierdo del portero. ‘Miguelón’ anticipó el tiro y se lanzó cual fiera para sacar el remate con ayuda del palo. Lukas Tudor casi marca tras el rebote, pero José Soto estuvo rápido para barrerse y sacar el disparo con el cuerpo.
Miranda no solo era uno de los experimentados en esa selección. Con 29 años y monedas, era uno de los experimentados del equipo. Sin tener la cinta, era el capitán, líder y guía. Sin haber ningún lazo sanguíneo, era padre y hermano. Así lo recuerdan todos sus excompañeros ahora que no está más con nosotros. El pasado 6 de marzo, en Chongoyape, Chiclayo, un paro cardiorrespiratorio se llevó a uno de los mejores porteros que defendió el arco peruano.
“Cuando me enteré de su muerte no lo podía creer. Era una persona muy sencilla, carismático. Fue como un padre para mí”, lamenta Alessandro Morán. “Fue muy duro [su partida], me puse muy triste. Unos meses antes nos habíamos juntado con otros excompañeros de Sporting Cristal y justo para eso. No quería ni ver noticias, prefería recordarlo con la alegría que él tenía, con los “cocachos” [NdR: Golpe dado a una persona en la cabeza con los nudillos] que nos tiraba con sus manos gruesas, jaja. Era como un papá para nosotros, los más chicos”, recuerda Alex Magallanes. “Ante cualquier error que uno cometía, Miguel siempre estaba ahí para aconsejarnos, hablarnos, guiarnos por el camino correcto”, rememora José Soto. Todos coinciden: ‘Miguelón’ era más que un referente.
Una Copa América insólita
El 6-0 ante Chile en abril del 95 fue un envión anímico de cara a la Copa América de Uruguay celebrada un par de meses después. Sin embargo, a poco de iniciarse el torneo, seis jugadores de la selección sufrieron un cuadro intoxicación por salmonella. Uno de los más afectados fue el delantero Ronald Baroni. Ese equipo nunca recuperó su nivel y si bien empató 1-1 con Colombia, luego cayó 2-0 con Brasil y 2-1 con Ecuador y fue eliminado.
“Habíamos comido un salpicón de pollo y varios del equipo agarraron esa enfermedad. Yo estuve casi un mes enfermo, perdí bastante peso. Llegamos sin fuerzas a la Copa América y cada partido se nos hacía más complicado”, cuenta Magallanes.
“Estuvo en peligro nuestra participación. Estábamos mal, muy mal. Al final decidimos ir a representar al Perú”, agrega José Soto.
Miguel Company va más allá de la enfermedad. Para el técnico hubo una conspiración en contra de su trabajo porque la Federación Peruana de Fútbol no deseaba que siguiera. “Eso fue trabajado desde afuera. Es lamentable decirlo, pero ese juego sucio que uno ve en la política también sucede en el fútbol. Esa selección fue deteriorada poco a poco por gente sinvergüenza, mafiosos de novena categoría”, denuncia.
“Mucha gente trabajó muchísimo en contra de la selección. A los dirigentes no los veía nunca, no les importaba. Solo querían que dejara el cargo y fue así. Acabando la Copa América me fui a Colombia a dirigir y luego a México”, añade.
Una generación que mereció más
Ya sin Miguel Company en el banco de suplentes, la ‘Bicolor’ encaró las Eliminatorias rumbo al Mundial Francia 1998 con Juan Carlos Oblitas como técnico. Tras un arranque irregular (una victoria, una derrota y tres empates en las primeras cinco fechas), la ‘Bicolor’ se fue consolidando en el camino.
A la penúltima jornada se llegó con chances. Sin embargo, esa selección peruana conoció la peor cara de la derrota por su excesiva buena fe. Se subestimó a la organización chilena, que en cuestiones extrafutbolísticas elucubró un plan de desestabilización del equipo, cuerpo técnico y dirigentes para que todo esté a favor de la ‘Roja’. Las armas utilizadas por los sureños fueron vergonzosas.
El Perú de Oblitas se encontraba en cuarto lugar. En toda esa Eliminatoria fue la única vez que la blanquirroja estuvo en zona de clasificación tras ganarle 2-1 a Uruguay en Lima con goles de Roberto Palacios y Germán Carty. Contaba con 22 puntos. Chile era el quinto en la tabla y venía de caer en dos partidos consecutivos ante Uruguay y Argentina. A Perú un empate en Santiago le ofrecía la oportunidad de llegar a la fecha final en Lima contra Paraguay, con la clara opción de ir a un Mundial luego de 16 años. Pero el encuentro terminó 4-0 a favor de los sureños.
“No nos preparamos para la guerra. Porque eso fue: una guerra. Después de ganarle a Uruguay nos llenamos de triunfalismo. Todos cometimos ese error. No nos preparamos como se debía”, comienza Soto recordando aquel partido. “Fue terrible estar allá. Nunca habíamos vivido una situación similar. En el aeropuerto los trabajadores nos hostigaban, en el bus nos lanzaban huevos. Fue terrible”, recuerda aún con bronca ‘Pepe’.
“Era una selección muy unida, con grandes jugadores. Quizá merecíamos más”, sentencia Morán. Y sí, la historia quizá debió tener otro final.
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