De entrada quizá resulte un tanto complicado saber exactamente quién es Hernán Bonvicini (La Plata, 1979), pero detrás de ese look conservador, de padre de familia hogareño, se encuentra uno de los brazos de Diego Simeone, el técnico que cambió la historia del Atlético de Madrid. La vida de Hernán es como una montaña rusa: pasó de venir al Perú para trabajar en Sport Boys como ayudante de campo de su compatriota Manuel Fernández en dos ocasiones (2018 y 2019) a salir campeón de la liga española en 2020 con el cuadro colchonero. Hoy, desde Argentina, en medio de sus vacaciones mientras preparan la siguiente temporada, el platense conversó con DT El Comercio sobre su paso por el Perú y un análisis de lo que pudo ver. También de la selección peruana, el trabajo de Ricardo Gareca y elogió a Renato Tapia, el único peruano en una liga top de Europa: España.
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—Pasó de trabajar en Sport Boys como ayudante de Manuel Fernández a salir campeón de España con el Atlético de Madrid. ¿Cómo sintió el cambio?
Un lema de vida que utilizo es prepararse siempre para cuando la oportunidad aparezca. Siempre dije que si quiero subir un escalón o progresar en mi carrera, me proponía estar preparado siempre para cuando esa puerta se abra y aprovecharla. Muchas veces pasa que las personas esperan la oportunidad recién para hacer el esfuerzo, en cualquier ámbito de la vida. Yo considero que es todo lo contrario. En este caso el salto es mucho mayor por el nivel competitivo en el que estaba y al que di el salto, entonces tiene mucha visibilidad, pero siempre me comporté de la misma manera.
—¿Qué es lo que más recuerda de su paso por el fútbol peruano?
Es un fútbol con muy buenas intenciones. Por ahí no es tan dinámico, pero por muchos factores. El campeonato peruano es muy difícil, complejo. Se juega en todos los climas, en la altura, en el llano, calor, frío… tiene todos esos condimentos que lo hacen muy atractivo, pero a la vez muy difícil. Y creo que, a través de su selección, está siendo más visible el trabajo. Parece que hay una explisión detrás que lleva tiempo y está queriendo aparecer. Eso me parece sano.
—¿Qué tan retrasado está el fútbol peruano en infraestructura y cuánto influye en el crecimiento?
Todo lo que tiene que ver con infraestructura, el estado de los campos de juego, mejora la competencia. Pero no solo el estadio donde se compite sino también en los predios de entrenamiento, en el día a día. En Perú son pocos, sobre todo los clubes grandes, los que tienen mejores condiciones en su lugar de entrenamiento. Los demás no tienen un predio acondicionado para un fútbol competitivo y eso salta a la luz cuando los equipos van a jugar una copa internacional. Ahí es donde quizá podría evolucionar mucho más el torneo peruano y es donde creo, por gente que conozco dentro de ese ámbito, se está tratando de apuntar para mejorar el nivel de competencia.
—¿En Sudamérica nos estamos quedando en el tiempo? A nivel de clubes, el último sudamericano campeón del Mundial de Clubes fue Corinthians en 2012. A nivel de selecciones, Brasil fue el último en ganar un Mundial en 2002.
Yo lo entiendo más que nada como una cuestión presupuestaria. Hay una realidad que es que los mejores futbolistas peruanos, por ejemplo, no juegan en Perú, sino afuera, en Europa. Lo mismo pasa con los argentinos, brasileños y en toda Sudamérica. Ahí terminan recayendo para competir porque esos clubes europeos son los que pagan más, entonces es muy difícil que el talento se quede en su país. Habitualmente se desarrolla en otro lado. Por eso los equipos europeos cuando compiten, en este caso el Mundial de Clubes, tienen en su plantel a los mejores sudamericanos y esa jerarquía se percibe en el juego y el resultado.
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—¿Cómo es el futbolista peruano según su visión y por qué le cuesta tanto consolidarse en una liga importante de Europa?
Tuve la posibilidad de trabajar con jugadores juveniles en Sport Boys. Y al recorrer el campeonato nos íbamos enterando de las condiciones de la formación en Perú. Entonces tienes a un solo jugador en una liga top de Europa, como Renato Tapia, pero no por casualidad sino que tiene que ser un trabajo mucho más de base, que los chicos puedan desarrollarse en mejores condiciones donde puedan competir en un nivel mucho más alto para que esa competencia, esa formación, después haga que ese futbolista se instale en primera división y tenga muchas chances de emigrar. Para mí es eso, una cuestión de la formación y no tanto de los jugadores ya formados que hoy juegan en la primera división.
—¿Cómo es la formación en Argentina? ¿Cuál es su secreto para sacar tantos jugadores?
Tuve la suerte de trabajar casi cinco años en el fútbol formativo de Estudiantes de La Plata, un club que es una cantera dentro de Argentina y que ha sacado muchísimos jugadores al fútbol internacional. Aquí, más allá del club, el campeonato en todas sus divisiones es muy competitivo, algo que estimula mucho al jugador. Los entrenadores cada vez se preparan más. Todo eso ayuda a la hora de subir a un juvenil al primer equipo porque se trabaja tan parecido, con tanta intensidad, que al chico no le cuesta tanto y pueden progresar para ser vendidos.
—Mencionó a Renato Tapia, el único peruano en una liga top de Europa. Juega en el Celta y lo enfrentó algunas veces. ¿Cuál sería su análisis del volante?
La propuesta del Celta de Chacho Coudet es agresiva, dinámica, con mucha intensidad. Y Renato se ha adaptado bien a esa posición, un sistema que juega con un mediocentro que es él y tiene mucho espacio para cubrir. Tácticamente es muy ordenado, recupera y hace jugar porque tiene esa pausa necesaria para que su equipo pueda sostener esa pelota que recuperó. Se ha transformado en un jugador muy importante pese a que en los últimos meses no jugó tanto. Nosotros lo consideramos un gran jugador que se ha consolidado dentro de una liga en la que es muy difícil hacerlo.
—¿Es un perfil de jugador que podría encajar en el Atlético de Madrid de Diego Simeone? A inicios de la temporada pasada hubo rumores de que podía ir al ‘Aleti’...
Es un jugador que tiene condiciones para jugar en cualquier equipo top de Europa. Tiene mucha capacidad táctica. Sin ser rápido, está siempre en el lugar justo y eso habla de su buena colocación y buen funcionamiento táctico, algo que le permite estar siempre dentro de la jugada. También juega muy bien con los pies, inicia bien, saca el balón dominado muy bien. Tiene un montón de condimentos. Obviamente el nivel competitivo de los equipos de élite y la cantidad de jugadores que deambulan dentro del fútbol europeo hace que el mercado sea mucho más difícil. A veces llegar a un club grande es complicado.
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—Te uniste en 2020 al comando técnico de Simeone, un entrenador del que se han hecho libros, documentales, series, etc. ¿Cómo es el ‘Cholo’ en el día a día?
Antes de trabajar con él sabía sus características como entrenador, su pasión dentro de cada entrenamiento, cómo se involucra con el fútbol, cómo motiva. Todo eso lo pude corroborar cuando estuve trabajando con él. Pero también tengo que decir que todos somos medio parecidos, no es que me haya sorprendido. Él lo exterioriza más, pero todos los entrenadores tienen esa pasión por lo que hacen, esa obsesión que es necesaria para trabajar a este nivel.
—Después de once años, con títulos históricos, ¿hay Simeone para rato en el Atlético de Madrid?
Eso lo decidirá él. Él tiene una capacidad de recuperar energía admirable. Después de una derrota o un mal proceso, siempre tiene esa capacidad de resurgir con la misma energía como si no hubiera pasado nada. Eso lo percibo todo el tiempo. De ahí el futuro en el fútbol nunca se sabe. Es cierto que Diego ha cumplido un período exitoso dentro del Atlético, pero el fútbol es muy vertiginoso para aseverar que hay Simeone para rato. Nos ha tocado campeonar el año pasado y esta última temporada quedar en el tercer lugar, más allá de que la campaña fue un poco irregular. Pero hoy estamos tranquilos, bien, con mucho para progresar y mucha expectativa para llegar a los objetivos planteados para la próxima temporada.
—¿Qué es lo mejor que le ha tocado vivir hasta ahora en el Atlético de Madrid?
La liga que logramos el año pasado. Es mi primer torneo acá, en medio de un año duro por la pandemia. Jugamos casi siempre sin gente, las restricciones siempre iban variando, era difícil incluso la convivencia, la concentración, la organización interna. Todas esas cosas que hemos sufrido. Por eso le doy mucho valor al título.
—En esta última edición de Champions, el Atlético fue eliminado por el City de Pep Guardioa aunque en la vuelta lo mostraron como un equipo frágil. ¿Valoran eso pese a la derrota?
Fue una serie muy pareja, con dos equipos con ideas totalmente diferentes. En la ida pudimos hacer un buen partido defensivo aunque no tuvimos la posibilidad de generar muchas situaciones de gol. No salió como lo pensábamos que era salir de contragolpe a partir de la recuperación de la pelota. Pero más allá de eso, el equipo se mostró sólido y competitivo. Lo que necesitábamos era salir vivos del Etihad. El partido en el Wanda fue distinto porque teníamos la necesidad de ganar, el equipo asumió riesgos, metió al City en el su propio campo y logró generarle un montón de situaciones de gol. Lo único que podemos reflexionar, que nos faltó, es que la pelota ingrese al arco. Merecíamos empatar, pero así es el fútbol. El equipo estuvo a la altura.
—Hablando de Champions, aún se debate si el Real Madrid fue el mejor del torneo pese a salir campeón. ¿Qué opina?
El Real Madrid ha mantenido un nivel altísimo durante toda la temporada, tanto en la competencia interna como en la Champions League, y eso es super meritorio. Es un gran equipo. Sabemos su historia y la vigencia de sus jugadores más importantes que siempre están a la altura de las circunstancias. Es muy merecido los títulos que han conseguido.
—Año de Mundial y la selección peruana nuevamente en un repechaje. ¿Cómo catalogaría el trabajo de Ricardo Gareca, su compatriota, en la Bicolor?
Un trabajo brillante. No solo de él sino de todos. Han crecido mucho. A lo largo de estos ocho años mantenerse en ese nivel competitivo no es simple y la selección peruana ha sabido estar entreverado dentro de ese bloque de selecciones que siempre pelean por ese lugarcito que aparece detrás de Brasil y Argentino. Me tocó estar en Perú cuando jugaron la final de la Copa América ante Brasil. Vimos cómo vivía la gente ese momento, la pasión, el compromiso y el patriotismo detrás de esa camiseta. Fue impresionante.
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—¿Qué tantas opciones tiene Perú de clasificar al Mundial?
Me cuesta hacer una comparación con los posibles rivales porque no los he visto. Pero sí puedo decir que Perú es una selección que se adapta bien a los rivales, tiene una idea definida y clara. A partir de ahí busca adaptaciones para compensar el equipo que tiene al frente. Perú es un equipo que si le das el balón, juega y tiene la capacidad para desordenar al rival. En esa faceta son peligrosos. Pero también defienden bien en bloque bajo, tienen esas condiciones para hacerlo. Es muy flexible y peligroso para cualquiera. A eso hay que sumarle la motivación del partido, la sensación de los jugadores y el tema anímico que creo que es muy importante para elevar el nivel habitual competitivo.
—Después de la goleada a Italia en Wembley, muchos ponen a Argentina como favorita al Mundial. ¿Piensa lo mismo?
El partido de Argentina fue muy bueno, sobre todo el segundo tiempo donde logró imponerse ante un rival que es durísimo más allá del momento por el que pasa. Es Italia y toda su historia. Me parece que Argentina tiene una camada de jugadores, junto al entrenador y su cuerpo técnico, que han logrado una identidad, un nivel de compromiso y competencia muy alto. Esa convicción que tienen, más allá de una situación táctica que pueda aparecer en el partido, hace que puedan resolver con mucha autoridad. Corren si hay que correr, meten si hay que meter, y si los dejas jugar, juegan muy bien porque tienen jugadores de mucha jerarquía. Ese envión anímico también es muy importante. Pero eso sí, Argentina, juegue como juegue, llegue como llegue, siempre es un candidato.
—¿Esta selección de Scaloni supera a la generación que llegó a tres finales seguidas?
Hay algo que es un aspecto no menor, que quizá no tiene que ver con el juego mismo, pero sí influye muchísimo: el estado de ánimo en el rendimiento, tanto individual como colectivo. Eso se percibe en este grupo de jugadores. Se los ve comprometidos, que se llevan bien. Hay un buen grupo, buen ánimo. Todos tiran para adelante, quieren ganar sin importar quien juega, siempre buscando el beneficio del grupo antes de lo individual. Eso a la larga ayuda muchísimo a elevar el rendimiento porque a veces, cuando no se puede a través de lo futbolístico, lo táctico o técnico, aparte el espíritu del equipo que está construyendo y eso hace que consigan más cosas aún.
—Dentro de este Argentina reconfortado está Messi en, quizá, un nuevo rol. ¿Cómo lo ve?
Messi con el paso de los años es un jugador mucho más completo. Antes tenía más explosión, dinámica, desequilibrio individual. Jugaba cerca de la portería contraría. Hoy, con el correr de los años, hay cosas que él va leyendo antes. No depende de una gambeta o de su condición individual, sino que comprende su juego desde otro lugar, desde lo colectivo. Interpreta bien cuando descender a jugar a espacios vacíos. Eso lo hace muy bien y después, cuando gira y se pone de frente al arco contrario, encuentra siempre opciones de pase hacia adelante. Tiene esa capacidad para dejar a un jugador de cara al arco contrario o él mismo generarse el espacio. Como lo veo, es un jugador mucho más completo que antes, más pensante, funcional para el equipo, más inteligente.
—¿Será el último Mundial de Messi? ¿Cómo toma esa posibilidad?
Los años van pasando y en algún momento dejará de jugar. Eso lo decidirá él seguramente de acuerdo a cómo se encuentre, a su estado de forma, a cómo lo sienta en ese momento. Es una decisión muy personal de cada futbolista y Messi no es la excepción. Seguramente lo irá asimilando y decidirá cuándo es el momento de dejar de competir.