Pedro Ortiz Bisso

A Jorge Fossati podrá llamársele terco, picón y hasta desactualizado, pero tonto no es. Cuando Wilmer Roldán pitó por última vez en la Bombonera, la noche del triste 0-1 ante Argentina, seguramente se olía lo que venía. No solo los resultados estaban lejos de ser los mejores, sino que el ambiente andaba enrarecido en la Videna. Nunca pudo convencer al plantel de las bondades de su inamovible 3-5-2, sus hábitos noctámbulos eran vistos de reojo y ocurrieron ciertas situaciones -como el affaire Tapia- que horadaron la relación con sus dirigidos y la dirigencia. Algo parecido había sucedido en Universitario a pesar del histórico ‘Matutazo’ que les dio el título del 2023. Un alto directivo, cuya identidad pidió se mantuviera en reserva, dijo que hubo cierto alivio cuando partió a San Luis. “Si seguía con nosotros no terminaba el año”, remató.