Lejos de los discursos decorativos y la diplomacia que lo restringe a un vocabulario austero y repetitivo, Christian Cueva nunca antes -ni después- ha sido tan genuino como cuando fue entrevistado hace tres meses por Jefferson Farfán y Roberto Guizasola en el programa Enfocados, un estelar de moda por estos tiempos en Youtube. Con jergas, lisuras y la risa fácil del doble sentido, Aladino se carcajea, aplaude y se vacila como si estuviera en casa de un amigo del barrio, repasando cada una de sus palomilladas y de sus ocurrencias mientras brinda con un vaso de vidrio que, suponemos, contiene agua. Bromea de todo y a su manera, despliega ante una audiencia ávida por el morbo su peculiar filosofía de vida. Es, ante las cámaras, más Cueva que nunca. Y, sobre todo, ante las denuncias por violencia física y psicológica, más aún.
“Nunca ha sido un ejemplo de profesional”, admite Jorge Fossati en una de sus últimas entrevistas, un tanto como queriendo aliviar el cargamontón de críticas sobre Christian Cueva y otro tanto como buscando disimular su apuesta fallida por un jugador que parece no encontrar coincidencias entre su talento y la disciplina que se requiere para reinsertarse en la actividad profesional que tanto le ha dado en la vida: el fútbol.
Cueva tiene ya 32 años y llegará a Navidad con 33. Es cierto, las lesiones han mermado su rendimiento, pero también es probable que su agitada vida personal haya terminado por dinamitar un largo proceso de recuperación del que lleva tiempo sin poder concluir.
Desde el 2022, luego del repechaje, el habilidoso mediocampista no ha logrado reeditar buenas actuaciones ni encontrar regularidad en un club de fútbol ni en la selección peruana. De eso ya dos años. Por el contrario, solo ha sumado deméritos en el plano del escándalo, donde recientemente ha vuelto a ser protagonista al ser denunciado por su pareja por violencia física y psicológica.
En 2023 llegó a Alianza Lima y concluyó una temporada para el olvido, derrotado por una lesión y la imposibilidad de reafirmar en la cancha que era un fichaje de lujo. Este 2024, pese a los denodados esfuerzos del técnico Jorge Fossati, Cueva sigue desempleado y con un futuro inmediato poco prometedor. Más allá de su estado físico, es su continua aparición en las secciones de espectáculo aquello que desestima a los clubes de ficharlo.
“Me produce bronca, porque lo quiero mucho como persona. Es culpa de él. A mí me molestaría y mucho, si está a dos o tres días de que su equipo tenga partido y ande así. En la medida que no está en un equipo y entrenando, cada día que pasa lo aleja de la selección”, confiesa Fossati en Movistar Deportes, imposibilitado de mantener su respaldo absoluto a un jugador que fue privilegiado con su participación en la Copa América, pero que tras esta suma ya varios ampays de corte sentimental, bebiendo y hasta fumando, además de ser captado disfrutando de pichangas amicales en una losa deportiva. Un comportamiento absolutamente opuesto a lo que se espera de un futbolista profesional enfocado en rehabilitarse con urgencia.
- Cueva entre 2023 y 2024
Año | Minutos | Goles | Asistencias |
---|---|---|---|
2023 | 1540 | 0 | 0 |
2024 | 24 | 0 | 0 |
“Gareca fue mi equilibrio”
“Yo siempre voy a decir que, en los momentos en que yo de repente pude flaquear como cualquier ser humano, él fue mi equilibrio”, dice Cueva luego del 0-0 ante Chile en la reciente Copa América y tras haberse reencontrado con Ricardo Gareca, ahora entrenador de La Roja.
El abrazo y entre Cueva y Fossati es quizá una de las postales más emocionantes y significativas en el paso del argentino por la selección peruana. Fue una etapa de siete años que se sostuvo bajo la premisa de que con Christian Cueva a gusto, el nivel ofensivo de la bicolor alcanzaba notables picos de rendimiento, más allá de la situación en la que el volante se encontrara a nivel de clubes.
Cueva lo ha repetido cientos de veces y es por ello que el perfil de Fossati parecía ser el indicado luego del fracaso de Reynoso. Sin embargo, Gareca equilibró a un jugador de 24 años, en plenitud física y bajo un gran objetivo que era ser mundialista. Fossati en cambio, se ha encontrado con un futbolista de 32 años, lejos de su buen nivel, que a nivel personal no la pasa bien y cuyo hambre de gloria ya tocó pico en 2018 con su participación en el Mundial de Rusia.
“Yo juego mucho en base al cariño que siento”, repite Cueva en plena conversación con Farfán y Guizasola, tras repasar sus mejores episodios en el fútbol. “Te saluda Diego Armando Maradona, necesito un diez que me saque campeón”, agrega en otra parte de la conversación y se jacta de haber tenido la suerte de ser llamado por el mismísimo crack argentino. “Algo bueno habré hecho”, sentencia y los tres rompen en carcajadas.
Cueva necesita cariño. Él lo ha dicho, lo dijo Gareca y lo repiten quienes han sido sus técnicos y los opinólogos de fútbol. El único que ha podido dárselo con acierto, astucia y a beneficio del fútbol, ha sido Gareca.
“Trabajar para sentirme bien”
“Lo que me queda a mí es trabajar para sentirme bien, para sentirme que aún sigo intacto en el fútbol, y sobre todo porque el fútbol para mí es todo”, dijo Cueva en una de sus últimas declaraciones formales tras reestrenarse en la derrota frente a Canadá en Copa América. Había ingresado en los últimos minutos y aunque se le notó falto de fútbol, algo torpe con la pelota y lejos de su plenitud física, tuvo una oportunidad de gol que terminó convirtiéndose en una de las chances más claras para Perú.
“Quién no desea entrar a un partido de Copa con su selección luego de ocho meses, le agradezco mucho a la hinchada y a la gente que confía en mí. Esta situación solo puede revertirse con trabajo”, prosiguió con un discurso enfocado en el continuo esfuerzo y sacrificio para alcanzar su mejor versión.
Dos meses han pasado desde entonces y el mediocampista sigue sin jugar porque no encuentra equipo. Esto, con el agravante de que ha sido protagonista de ampays en los que se le ha visto consumiendo licor y fumando. Además de ser protagonista de los programas de espectáculos por su vida sentimental. Nada más alejado del fútbol.
En los últimos días se hablaba de un posible acuerdo con César Vallejo, sin embargo la oportunidad se dilató y actualmente permanece sin equipo. Un video en el que aparece en un auto con una lata de cerveza en mano habría sido el detonante para que el interés poeta se debilite. A la par de sus continuos fracasos por encontrar un club que lo arrope, su popularidad en el aficionado ha ido perdiendo asidero, pasando de ser uno de los futbolistas más queridos a un jugador relacionado con el retiro.
- Cueva en la Copa América 2024
Rival | Minutos | Goles |
---|---|---|
Chile | 0 | 0 |
Canadá | 11 | 0 |
Argentina | 13 | 0 |
“La losa, siempre”
Como si se tratara de un trofeo, Cueva relata con precisión cada una de sus palomilladas y se justifica en el trato diferencial y la compresión extendida que merecen los talentosos como él. Farfán coincide y le celebra cada anécdota. Como cuando dejó la San Martín y viajó a Huamanchuco para jugar fulbito en un campeonato familiar. “¿Cuál era mi debilidad en ese momento? La losa, siempre”, afirma Aladino, quien disfrutando compartiendo con los amigos del barrio la versión más popular del fútbol en el Perú: el fulbito.
A fines de julio pasado, Cueva fue captado en video en una pichanga con amigos, para luego beber alcohol e incluso orinar en un lugar público. En enero de este año, semanas después de dejar Alianza Lima y confesar que padecía una lesión seria en la rodilla, el volante fue captado nuevamente jugando fulbito poniendo en riesgo su integridad física y su futuro profesional. Era parte de un torneo amateur en Trujillo, su tierra, en el que no podía faltar. “Estoy en un momento con amigos de la infancia y en el barrio que está de aniversario, creo que eso no le hace daño a nadie”, respondió tras la polémica.
“Nadie me va a cambiar”
En los últimos dos meses, Cueva suma más ampays que minutos de juego. Y aunque su discurso mientras estuvo en la selección fue de entrega, constancia y trabajo, en enero pasado, luego de ser visto jugando una pichanga en Trujillo cuando padecía de una lesión a la rodilla, fue más sincero con su forma de pensar. “Yo soy de las personas que no tengo que darle explicación a nadie, nada mas a Dios y a mi familia”, argumentaba frente a un reportero de América Televisión, para luego detallar que si por algo se ha caracterizado durante sus años en el fútbol, es por su sinceridad y transparencia en su forma de ser.
Y no miente. Durante los siete años con Gareca, Cueva protagonizó varios incidentes extradeportivos. Sin embargo, su rendimiento deportivo terminaba siempre justificando sus componentes negativos. La diferencia entre el Cueva de hoy y el de hace tres años es que en la actualidad ha perdido ese plus que lo relacionaba más a la épica deportiva que al escándalo farandulero.
“Hoy en día el mundo se ha vuelto en que Uno tiene que cuidar su imagen y tu esencia dejarlo de lado, puyes yo no soy así, yo no lo voy a hacer y no me va a cambiar nadie, mi esencia es esta”, recalca Cueva en esa misma entrevista de enero, luego de ser ampayado en una pichanga. No miente.