José Antonio Bragayrac

Aunque la frustración y la cólera nos engullen, hagamos el esfuerzo de apartar las emociones de lo estrictamente matemático. Sí, posiblemente alguna parte de nosotros se sienta ofendida cuando lo que proponemos es apelar a los números para inducirnos a seguir creyendo en la selección peruana. Sin embargo, resulta válido recurrir a los últimos antecedentes (digamos el camino a Rusia 2018 o inclusive a Qatar 2022), y advertir que en las Eliminatorias sudamericanas, mientras la calculadora lo permita, nadie puede decir que estamos eliminados. Eso sí, aunque el siguiente ejercicio se centra únicamente en los resultados, es evidente que si seguimos jugando así, ningún método estadístico será capaz de eludir el destino al que parecemos encaminados gracias a Reynoso y Fossati: el fracaso.