¿Qué pasará con Fossati? ¿Por qué apuntar al Mundial 2030? ¿Cómo quedará la FPF?: Cinco respuestas sobre el futuro de la selección peruana

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“Creo en la clasificación al Mundial. Si no lo creyera, no hubiese aceptado el desafío”, dijo Fossati en junio pasado. Hoy, su discurso es otro y jura que solo había prometido trabajo a la afición. Ese cambio demuestra el sentir en la interna de la Bicolor. Hay desconfianza, incertidumbre y poco convencimiento. Por eso, aquí compartimos cinco respuestas sobre el futuro de la selección y hacia qué debemos apuntar para revertir esta situación.

¿Jorge Fossati se queda para las siguientes Eliminatorias?

No. Jorge Fossati asumió como nuevo técnico de la selección peruana en enero del 2024, reemplazando a Juan Reynoso en el cargo. El uruguayo llegó en un momento difícil para la Bicolor, que había sumado apenas dos puntos en las primeras seis fechas de las Eliminatorias 2026. Y sabía que agarraba un fierro caliente, porque no habíamos demostrado mejoría en poco tiempo. Igual, firmó un contrato hasta el final de las clasificatorias (noviembre del 2025) y, en teoría, lo que corresponde es cumplirlo en su totalidad. Eso le pondrá punto final a este ciclo eliminatorias.

Ahora, lo que suceda después de noviembre del 2025 es otra historia. A partir de allí, se tendrá que diseñar un nuevo plan de trabajo apuntando al Mundial 2030 y lo más seguro es que este nuevo ciclo empiece con otro entrenador a la cabeza. La única opción de que Fossati continúe más allá de esa fecha era la clasificación a la Copa del Mundo 2026. Después, no existe argumentos futbolísticos ni méritos colectivos para sostener ese proceso, como ocurrió cuando Ricardo Gareca renovó en 2018 para liderar a la selección camino a Qatar 2022.

¿Qué perfil debe tener el próximo DT de la selección peruana?

Para un cargo de esa magnitud, se parte de un hecho innegociable: la experiencia de haber dirigido anteriormente a un seleccionado nacional. Reynoso, por ejemplo, no cumplía este requisito como sí lo hacía Fossati, quien antes estuvo al frente de Uruguay. La experiencia, de preferencia con éxito comprobado, es importante para asumir el puesto con mayor espalda, pero -en honor a la sinceridad- no garantiza que nos vaya bien. Solo es un requisito necesario y un punto de inicio para elegir mejor.

Lo siguiente es volver a las raíces. Quedó demostrado que los dos últimos entrenadores de la Bicolor se alejaron de la esencia del futbolista peruano, tal vez obligados por la esquematización del fútbol moderno o por la necesidad de tener atletas por encima del ‘chocolate’. Pero, al menos en nuestro caso, no funciona así. El registro del último éxito de la Bicolor fue con Gareca en el timonel camino a Rusia 2018, donde se pudo ver a una selección que tenía una identidad de juego. Quizá ese equipo fue el mejor de los últimos años. “El ‘profe’ nos decía que él se encargaba de la parte defensiva y nos daba carta libre arriba”, cuenta Jefferson Farfán, en su podcast ‘Enfocados’.

Asimismo, el próximo técnico debe ir en sintonía con el proyecto que lidera José Guillermo del Solar en las divisiones menores. Como se sabe, el esfuerzo de ‘Chemo’ por encontrar futbolistas jóvenes y ampliar el universo de jugadores seleccionables es una función que necesitar estar cohesionada con el plan de trabajo de la selección mayor hacia el Mundial 2030. La mirada y el involucramiento del siguiente entrenador de la Bicolor con los más chicos también debería ser un requisito para el cargo.

¿Qué base de jugadores hay y quiénes no deberían seguir en la selección?

Contar con referentes de procesos anteriores de cara al futuro es una herramienta necesaria para cualquier equipo y Perú posee una columna vertebral sobre la cual construir pensando en el 2030. Pedro Gallese (34), Alexander Callens (32) y Renato Tapia (29) son jugadores que pueden sostener el próximo proceso. El problema, claro está, es que no hay un delantero referente que pertenezca a este grupo. Gianluca Lapadula (34) no es el mismo de antes y Alex Valera (28) tampoco ha marcado la diferencia en la selección. Hay una deuda enorme en zona de ataque.

Lo que sí hay es un grupo de jóvenes que ya forman parte del presente proceso y son los llamados a tomar el protagonismo en la Bicolor. Diego Romero (23), Erick Noriega (23) y Oliver Sonne (24) están en esa lista, aunque algunos con mayor continuidad que otros. También podrían sumarse jugadores como Piero Quispe (23), con pocas participaciones actualmente; Bryan Reyna (26), que no es usado por Fossati; y Joao Grimaldo (21), quien no fue considerado en la última convocatoria. Se necesita madurez, nivel y liderazgo de todos ellos.

Ese recambio generacional también significa el adiós de varios jugadores del actual proceso. Por edad o rendimiento, hay nombres que pueden cerrar su ciclo con la selección, como es el caso de Paolo Guerrero (40). En ese sentido, también podrían seguirle Luis Advíncula (34), Carlos Zambrano (35), Aldo Corzo (35), Edison Flores (30) y otro elementos más, quienes formaron parte de la clasificación a Rusia 2018 y hoy es una obligación darle la posta a la nueva generación. La evaluación de los jugadores que deberían seguir la hará el próximo comando técnico.

¿Qué pasará con Agustín Lozano y la FPF?

La situación judicial de Agustín Lozano por el caso ‘Los Galácticos’ también golpea a la selección peruana desde lo institucional. Recientemente, la Fiscalía pidió 36 meses de prisión preventiva para el todavía presidente de la FPF, quien el martes salió en libertad tras cumplir 12 días de detención preliminar, y su futuro es desalentador. Al mismo tiempo, la inestabilidad en la Videna crece y cada vez cobra más fuerza la posibilidad de un cambio de directorio. “En la FPF ahorita nadie quiere firmar nada, no tienen poderes para nada”, sostiene Jhonny Baldovino, asesor legal de SAFAP.

Al respecto, Julio García, abogado especialista en derecho deportivo, afirmó que lo ocurrido con Lozano debe marcar el fin de su gestión como presidente de la FPF. “No existe un escenario en el que pueda regresar al cargo”, asegura. Lo que debería pasar es que la FIFA tome conocimiento de los hechos y actúe para solucionar el problema institucional en la federación. “Seguramente va a mandar a alguien para que determine y mire lo que está ocurriendo en el país. Lo más probable es que nombren a una comisión normalizadora”, agrega.

De ser el caso, lo siguiente es llamar a elecciones y nombrar a un nuevo presidente de la FPF.

¿Quiénes pueden ser candidatos a la presidencia de la FPF?

Según las bases de la Federación, el requisito más importante para postular como candidato a la presidencia es haber ocupado un cargo dirigencial respaldado por la FPF durante al menos tres de los últimos siete años. Mediante esa disposición, no podrán postular a la presidencia un gerente, delegado o funcionario deportivo. Tampoco podrán hacer los administradores de clubes concursados, como son los casos de Jean Ferrari, Sergio Ludeña, Ricardo Betocchi y Rafael Medina, quienes administran a la U, Cienciano, Melgar y Alianza Lima, respectivamente.

“Ser administrador no equivale a ser directivo ni a formar parte de una junta directiva”, explica Diego Rebagliati, comentarista y exgerente deportivo. Y a partir de aquí empieza la búsqueda de perfiles. Óscar Romero, quien es presidente de la ADFP, tampoco cumple los requisitos porque no pertenece a una junta directiva avalada por la FPF. Quien sí estaría apto para postular es Richard Acuña, presidente de César Vallejo. “Yo feliz de la vida de ser parte de la FPF, pero es un proyecto que abarca a varios dirigentes. Así que paso a paso y lo que Dios quiera siempre se va a dar”, expresa al respecto.

Otro candidato es Joel Raffo, presidente de Sporting Cristal desde 2019, quien también fue liberado por la Fiscalía tras haber cumplido 12 días de detención preliminar por el caso ‘Los Galácticos’. Y, ojo, quien asuma después de Lozano tendrá por delante la construcción de la nueva Videna en San Luis. El proyecto ya empezó y, a priori, estará listo a inicios del 2026. Ese era el caballo ganador de Agustín para obtener respaldo y extender su mandato en la FPF, pero las cosas han cambiado. Sea como fuere, es necesario un cambio de aires en la cúpula de la Federación.