Malinterpreta el objeto del etiquetado frontal de envasados quien lo reduce a poner octógonos negros con ciertos parámetros. Esas son solo características –que pudieron ser distintas, como atestiguan incontables debates– que codifican de modo fácilmente comprensible un mensaje. Su fin, lejos de limitarse a la forma, es garantizar que ese mensaje llegue hasta el consumidor, para alertarle, durante la compra, sobre excesos de ciertos nutrientes críticos en los productos, e incorpore ello en una elección (potencialmente) más saludable.