En el pedido de facultades del Ejecutivo se encuentra una disposición que busca promover el despliegue de la tecnología 5G y mejorar la cobertura y calidad de las telecomunicaciones. Ello es importante para dar continuidad a las reformas estructurales iniciadas en los noventa que lograron convertir a este sector en uno de los de mayor relevancia económica para el país.

Sin embargo, aún quedan importantes retos para impulsar un mayor crecimiento y reducir la pobreza a partir del aprovechamiento de las telecomunicaciones. Sobre estos aspectos, el IPE presentará próximamente el estudio “Contribución de las telecomunicaciones al desarrollo económico y social del Perú, 1994-2024″.

Contribución económica

A principios de los noventa, muy pocos peruanos podían acceder a un servicio de telefonía. En 1993, de cada mil habitantes, 29 tenían teléfono fijo y solo 2 contaban con un celular. Las reformas estructurales iniciadas en esos años, con la creación de Osiptel en 1990 y la entrada de operadores privados, fueron fundamentales para cambiar dicha situación. Por ejemplo, producto de ello, al 2004 las líneas móviles ya se habían multiplicado más de 100 veces.

En los años siguientes, el sector continuó creciendo rápidamente con reformas que promovieron la entrada de nuevos operadores y la adopción de nuevas tecnologías. Entre 2004 y 2023, la participación de las telecomunicaciones en la economía se multiplicó 2,6 veces, de 1,9% a 5,1% del PBI.

En particular, el sector creció a un ritmo anual promedio de 9,6% entre esos años, más del doble que el promedio nacional (4,2%). Este crecimiento vino impulsado por mayores inversiones: en los últimos 22 años se ejecutaron proyectos de inversión privada en el sector por casi US$20 mil millones.

Con ello, las telecomunicaciones se han convertido en una de las actividades más productivas. Según estimaciones del IPE, el PBI por trabajador en este sector fue 11 veces superior al del resto de sectores durante el 2023. Esto se ve reflejado en mayores remuneraciones: según la última encuesta económica anual a empresas disponible (2020), la remuneración promedio en el sector (S/5.497) fue 78% más alta que el promedio del sector servicios (S/3.083).

Implicancias sociales

Gracias a las reformas implementadas, un mayor número de personas pudo conectarse a Internet, especialmente tras la pandemia. Con ello, la población mayor de 6 años que usa Internet se multiplicó por cinco, pasando de 14,7% en 2004 a 77,4% en 2023, según datos del INEI. El mayor uso de Internet se dio en todo el país, aunque con algunas diferencias entre regiones. Esta mayor conectividad permitió que la educación pudiera adaptarse a los desafíos de la pandemia y seguir adelante mediante plataformas digitales y clases en línea.

Además, la expansión de los servicios de Internet y telefonía móvil no solo transformó el comercio digital y la forma de hacer negocios de las empresas, sino que fue esencial para mantener su actividad durante la pandemia.

Así, por ejemplo, el número de usuarios de plataformas digitales de movilidad urbana y de reparto más que se duplicó entre 2020 y 2022: alcanzó cerca de 2 millones de usuarios, 8% de la población peruana de 15 años o más, según un estudio del IPE.

Además, para las micro, pequeña y mediana empresas (Mipyme), el comercio electrónico le permitió ampliar sus ventas online en 59% en el periodo 2018-2022.

Acciones pendientes

La expansión de los servicios de telecomunicaciones ha permitido al Perú seguir construyendo un país más competitivo y productivo. El despliegue de tecnologías de alta velocidad, como la red 5G, fortalecerá aún más estas capacidades.

Sin embargo, avanzar en este propósito requiere no solo de un entorno adecuado para impulsar inversiones, un liderazgo técnico y una regulación eficiente que promueva condiciones adecuadas para cerrar brechas de cobertura y calidad, sino también del aprovechamiento de este recurso.

Así, es fundamental incrementar las habilidades digitales en los hogares, empresas y el sector público. Por ejemplo, 44% de los adultos en Perú no alcanzaron un nivel satisfactorio en pruebas de competencias tecnológicas, superando el promedio regional (35%) y de los países de la OCDE (16%).

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