La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) acapara este martes de nuevo todas las miradas con el inicio de una reunión de dos días en la que aunque no están previstas bajadas en los tipos de interés sí se podría perfilar el calendario de posibles recortes este año.
En su último encuentro, los pasados 30 de abril y 1 de mayo, los tipos se mantuvieron en la franja del 5,25% al 5,5%, una horquilla que constituye su nivel más alto en 23 años y que sigue sin cambios desde julio del año pasado.
En las actas que se publicaron después sobre esa cita, varios miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, en inglés), órgano encargado de decidir si se suben o no los tipos, mencionaron su voluntad de endurecer aún más la política monetaria si los riesgos para la inflación se materializan.
Ese comentario llegó antes de que se conociera que la tasa de inflación en Estados Unidos cayó una décima en abril, hasta el 3,4 %, tras dos meses de subidas consecutivas. Mientras, la inflación subyacente, dato clave que analiza la Fed en su toma de decisiones, bajó interanualmente dos décimas, hasta el 3,6 %, y en términos mensuales creció tres décimas.
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Los últimos datos de la inflación, correspondientes a mayo, se conocerán el miércoles, el mismo día en que se anunciará la nueva decisión sobre los tipos. “La Fed ha indicado que necesita ver varios meses consecutivos con una inflación mucho más controlada antes de empezar a recortar los tipos”, explica el economista jefe y gestor de carteras de MFS Investment Management, Erik Weisman.
El pasado marzo, el organismo anticipó tres posibles recortes de tipos este año, una previsión ante la que se han elevado las dudas. “Esperamos un cambio en la ‘mediana de las previsiones’ a dos recortes para este año (en septiembre y diciembre), frente a los tres (estimados) de marzo. Existe el riesgo de que se reduzca a solo uno”, añade Gilles Moëc, economista jefe de AXA IM.
Esa última posibilidad, no obstante, tiene una fuerte lectura política. “Enviaría un mensaje demasiado duro. En claro que la Fed ha renunciado a recortar antes de las elecciones” presidenciales de noviembre, apunta el experto. Sin embargo, según recalca Deborah A. Cunningham, directora de Inversiones de Liquidez Global de la gestora Federated Hermes, “la idea de que la Fed evitará recortar los tipos en septiembre para no parecer que interfiere con las elecciones, renunciando a la acción de los tipos cuando los datos lo justifiquen, también podría parecer estar motivada políticamente”.
El argumento funciona en ambos sentidos, razón por la que los inversores analizarán al detalle tanto el anuncio de la FOMC el miércoles como la conferencia de prensa del presidente de la Fed, Jerome Powell, que en mayo había destacado que es probable que los tipos deban seguir altos más tiempo del esperado.
Para decidir cuándo es el momento de bajar los tipos la Fed tiene en cuenta entre los datos macroeconómicos también el del desempleo. Este subió en mayo una décima con respecto a abril, hasta el 4 %, la cifra más alta desde enero de 2022.
Sin embargo, tras desplomarse en abril hasta los 165.000 puestos creados, en mayo se registró una recuperación en la creación neta de nuevos puestos de trabajo hasta los 272.000, unos 107.000 más que los generados un mes antes.
“En esta ‘niebla de datos’ es probable que el pronóstico de la Fed sobre su trayectoria sea el punto de enfoque de la reunión del FOMC de esta semana”, concluye el economista jefe de AXA IM, que aún ve posible que el flujo de datos “se aclare lo suficiente” en verano como para poder empezar a eliminar parte de las restricciones en septiembre.
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