Mauricio Macri, presidente de Argentina, inició su gobierno en el 2015. En enero de ese año el tipo de cambio era de aproximadamente ocho pesos por dólar. En la última semana tras conocerse los resultados de las elecciones primarias, el tipo de cambio subió a 54 pesos por dólar en el mercado mayorista, mientras que en el interbancario alcanzó los 60 pesos por dólar.
El aumento precipitado del tipo de cambio afecta el poder adquisitivo de la población que ya no es capaz de hacer frente a la canasta básica y empobrece a los que habían adquirido deudas en dólares (empresas o familias) porque su deuda se hace "más cara".
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En la economía que heredó Macri, el tipo de cambio estaba controlado y el Estado se caracterizaba por aplicar políticas intervencionistas. Las promesas que hicieron triunfar al representante oficialista por aquellos años fueron reducir el déficit fiscal, la inflación (que era de 20,9%) y devolver la confianza a los inversionistas.
"Al empezar su mandato, implementó medidas de ajuste para combatir la inflación, empezó a soltar un poco la moneda y hacia el 2018 Argentina sufrió una gran sequía—la peor en los últimos 70 años— que le ocasionó pérdidas de US$6.000 mlls. Esto provocó, a su vez, una gran pérdida de dólares que junto a las tensiones de la guerra comercial dispararon el tipo de cambio en el país", señala Luis Eduardo Fallen, jefe de análisis macroeconómico de Inteligo SAB.
Ante un escenario de incertidumbre por las posibles consecuencias de la guerra comercial, que se intensificó a mediados del año pasado, el mercado internacional empezó a buscar activos de menor riesgo. Así, los inversionistas optaron por retirar grandes capitales de Argentina, lo que intensificó la crisis financiera y cambiaria que se vivía en el país sudamericano.
De un tipo de cambio que no pasaba de 19 pesos por unidad en enero del 2018, tras la sequía en junio, el nivel de producción de las cadenas de soya y maíz—principales productos de exportación del país— estuvo 23% por debajo del nivel esperado, según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. En tanto, el dólar se disparaba a 29 pesos por unidad al cierre del primer semestre y alcanzaba en el tercer trimestre los 41 pesos para la venta.
Esto significó una apreciación del dólar de 53% durante el primer semestre y del 45% al cierre del tercer trimestre del 2018.
"Ante la falta de confianza de los inversionistas, el tipo de cambio se va estropeando, las importaciones se hacen más caras y esto a su vez dispara la inflación.Todo esto forma un círculo vicioso y los inversionistas empiezan a retirar su dinero lo que genera más inflación", advierte el Ramiro Gil Serrate, profesor investigador de economía de la Universidad de Piura (UDEP).
Asimismo, el aumento del tipo de cambio afectó en gran medida la deuda que tenía Argentina provocando una contracción en el gasto público.
"Durante el 2018 el peso ha perdido cerca de la mitad de su valor, llevando al país a niveles máximos de inflación en los últimos 10 años. El 70% de la deuda estaba en dólares, por lo que el alza del tipo de cambio afectó especialmente la deuda pública, que creció del 57% en 2017 a más del 85% del PBI, solo por un efecto del tipo cambio subió", afirma Fallen.
En medio de un contexto de recesión y de fuga de capitales el mandatario argentino acudió al Fondo Monetario Internacional (FMI) para poder hacer frente a sus gastos públicos y proveerse de dólares. Argentina recibe en octubre US$ 57.000 millones para frenar la crisis y el pasado lunes firmó un préstamo con el Banco Mundial por US$ 500 millones más.
"Las condiciones para obtener el préstamo del FMI fueron que Argentina ponga en marcha un programa de ajuste fiscal y monetario", agrega el especialista de Inteligo SAB.
MEDIDAS PARA FRENAR "LA SUBA" DEL DÓLAR
En su último mensaje, Macri anunció que medidas económicas para aliviar la caída del peso y el aumento de los precios. Algunas de ellas fueron reducir los impuestos a las ganancias, eliminar el IVA en productos de la canasta familiar y fijar el precio de la gasolina por 90 días.
Sin embargo, analistas económicos coinciden en que estas medidas no estabilizan el tipo de cambio y la moneda seguirá devaluándose, pues las medidas son de carácter electoral.
"Yo sería más partidario de intentar responder a todas las demandas de deuda que tiene el país y cumplir con ella. Además, mandar señales de confianza a los inversionistas para poder controlar el tipo de cambio, reducir la inflación y ayudar a la población", sostiene Gil Serrate, investigador de la UDEP.
Por su parte, para Fallen un escenario con tipo de cambio muy fluctuante obliga a las familias a dolarizarse y esto agrava la situación de la economía.
"Argentina es una de las economías más dolarizadas del mundo, por eso el país siempre es muy sensible al tema del dólar. Cada vez que hay cambios bruscos en el tipo de cambio las familias empiezan a demandar dólares y eso acentúa más un contexto internacional complicado", indica.
Para el investigador de la UDEP, las señales que emite el país son muy importantes y una solución que propone para acabar con la incertidumbre que vive el país y frenar la inflación sería adelantar las elecciones presidenciales.
"La imagen que da Argentina ahora es de un 'default country' y eso no es bueno para el país. Yo lo que haría sería adelantar las elecciones y así no dilatar la incertidumbre hasta octubre y mandar las señales necesarias a los inversores para que sepan que su capital está seguro", agregó.
De acuerdo a la financiera internacional JP Morgan, Argentina reporta un riesgo país de 1.886 puntos al inicio de la jornada pero registró 1.963 puntos la semana pasada. El país continúa en incertidumbre y se espera a las elecciones definitivas de octubre próximo para aclarar el panorama de la economía.