El producto interior bruto (PIB) alemán se contrajo en el tercer trimestre de este año un 0,1%, informó este lunes la Oficina Federal de Estadística (Destatis), un dato que confirma que la economía alemana no logra salir de la crisis que le ha afectado a lo largo del año.
La cifra fue algo mejor de lo que pronosticaron muchos economistas, que esperaban una caída de hasta el 0,3%, según varias encuestas entre expertos. Los principales institutos de estudios económicos habían incluso calculado una caída del 0,4% en su último informe conjunto.
En el cuarto trimestre de 2022 el PIB alemán cayó un 0,4%, según los datos revisados hoy por Destatis, y en el primer trimestre de 2023 hubo estancamiento. En el segundo trimestre, según una corrección al alza publicada hoy, hubo un crecimiento del 0,1 por ciento aunque inicialmente se había hablado de estancamiento.
Con respecto al tercer trimestre de 2022 la economía alemana se ha contraído, según Destatis, el 0,8%.
Los expertos atribuyen la crisis de la economía alemana a una combinación de factores coyunturales y estructurales entre los que se destacan los precios de la energía, la escasez de personal especializado y problemas en la economía mundial, especialmente en China, que afectan al sector exportador.
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“La economía alemana todavía no se ha podido recuperar de la caída que tuvo como consecuencia de la crisis energética”, dijo el codirector de Estudios Coyunturales del Institutos de Estudios Económicos de Berlín (DIW), Timm Wönke, en un comunicado en el que comenta la cifra del PIB.
Los altos niveles de inflación, además, frenan el consumo privado y al alza de los tipos de interés ha encarecido los créditos, con lo que se frenan muchas inversiones.
“Aunque la inflación baja sigue siendo persistente y enturbia el ánimo de consumo”, agregó Wönke.
Precisamente hoy se conoció el dato más reciente de la inflación, que se situó en octubre en el 3,8 % interanual, el nivel más bajo desde 2021, después de haber estado en el 4,5 % en septiembre, en el 6,1 % en agosto y en el 6,1 % en julio.
El Gobierno alemán redujo recientemente sus previsiones económicas para este año y calcula que habrá una contracción del PIB del 0,4 por ciento.
La crisis ha llevado a que, como a finales del siglo pasado y a comienzos de éste, se vuelva a hablar de Alemania como del “hombre enfermo de Europa”. Según el FMI, Alemania será el único país miembro del G7 que no tendrá crecimiento económico este año.
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Sin embargo, hay algunos indicadores tempranos que apuntan a que la economía alemana podría volver pronto a la senda del crecimiento. Así, por ejemplo, el índice que mide el ánimo empresarial que publica todos los meses el instituto de estudios económico IFO tuvo en octubre su primera subida desde hace seis meses.
El experto en estudios coyunturales del instituto IFO, Klaus Wohlrabe, considera que el PIB podría tener una ligera subida en el último trimestre de 2023.
En la cartera de pedidos de la industria hubo también entre junio y agosto un aumento del 4,9 por ciento en comparación con los tres meses anteriores, lo que debería llevar a un aumento de la producción industrial, que ha estado estancada.
El sector de la construcción, por su parte, que se ha visto afectado por el encarecimiento del crédito, podría verse beneficiado por una serie de proyectos para mejorar las infraestructuras.
La economista jefa del Banco de Crédito para la Reconstrucción (KfW), Fritzi Köhler-Geib, dijo en declaraciones que recoge el diario “Süddeutsche Zeitung”, que el año próximo puede darse un retorno a la senda del crecimiento si se ralentiza la inflación, lo que aumentaría los ingresos reales y con ello se impulsaría el consumo.
El Gobierno alemán también espera un retorno al crecimiento en 2024, para cuando contempla un aumento del PIB del 1,3 por ciento. Para 2025 el Gobierno cuenta con un crecimiento del 1,5 por ciento, lo que estaría todavía por debajo de la cifra de 2022, cuando el PIB creció un 1,8 por ciento.
Sin embargo sobre los pronósticos pesan una serie de riesgos derivados de los conflictos con la guerra en Ucrania o la situación en Gaza que podría traer también repercusiones económicas.
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