
Del 19 de febrero al 7 de abril, el mercado bursátil cayó rápidamente aproximadamente un 21%, principalmente debido a que los inversores descontaron una cantidad significativa de malas noticias, especialmente los aranceles de importación sobre los productos que ingresaban a EE. UU. Según Trading Economics, la inflación no es un problema en Europa, excepto en Turquía, Ucrania y Rusia. La inflación tampoco lo es en América, con la excepción de Venezuela, Bolivia y Argentina. Las principales economías de Asia tampoco muestran signos de inflación. Durante muchos años, la mayoría de estos países, si no todos, han impuesto aranceles de importación para proteger sus mercados sin experimentar inflación.
Los aranceles de importación son un impuesto a los consumidores, pero no son necesariamente inflacionarios. En diciembre 2024 y enero 2025, algunos de nuestros indicadores cuantitativos comenzaron a señalar un debilitamiento del mercado bursátil en previsión de una economía estadounidense en declive. Este razonamiento respaldó nuestro posicionamiento defensivo (alrededor del 55% en Letras del Tesoro de corto plazo + efectivo) para proteger el valor de nuestras carteras al entrar en el primer trimestre 2025. Por lo tanto, en mi opinión el problema de los aranceles fue simplemente un catalizador de una corrección bursátil que se habría producido de todas formas.
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La pregunta es, ¿hacia dónde se dirige el mercado bursátil a partir de ahora? En el sector tecnológico, los semiconductores comenzaron a venderse masivamente en julio 2024. Empresas líderes como Microsoft, Apple, Amazon, Nvidia, Google, Tesla y Meta comenzaron a debilitarse en diciembre 2024/enero 2025. Aunque se encuentran en tendencias bajistas, la acumulación de estas acciones nunca se ha debilitado, lo que no es señal de un mercado bajista secular (a largo plazo).
En mi último artículo, señalé que el factor que impulsa los mercados financieros es la economía, influenciada por la inflación, el PIB, los tipos de interés y la política monetaria de la Reserva Federal (Fed). Esto sigue siendo cierto hoy en día. Si bien la economía aún no está en recesión, el PIB se está desacelerando y la inflación, a pesar del informe negativo del miércoles, no parece preocupar a los inversores en bonos. Aun si los inversores perciben avances en las negociaciones de comercio internacional y la reciprocidad buscada por EE. UU., la incertidumbre sobre el debilitamiento de la economía limitará el rendimiento del mercado bursátil.
Hoy se publicaron los datos del PIB y el Gasto de Consumo Personal (PCE) del primer trimestre. El dato correspondiente al PIB indica una contracción del 0,3%, mientras que el PCE ha aumentado a 3,6%. Esto presenta una situación preocupante para el mercado bursátil, ya que indica que, desde la perspectiva de la Fed, es probable que la inflación siga siendo una preocupación en un contexto de desaceleración del crecimiento económico. La Fed ha mostrado cautela respecto a nuevos recortes de intereses, y con estas lecturas del PCE, dudo que las autoridades monetarias opten por flexibilizar la política monetaria.
Si observamos un gráfico ilustrando el rendimiento de las letras del Tesoro a un mes, que es el vencimiento más cercano al tipo de interés de los fondos federales que controla la Fed., vemos que tras descender durante los últimos cuatro meses de 2024, indicando una falta de preocupación por la inflación, la línea
se mantiene por debajo de la media móvil de 50 días y de la media móvil exponencial de 20 días. Esto sugiere que los inversores en bonos, que tienen un sólido conocimiento de la política monetaria, no están preocupados por la inflación. Además, hoy el diferencial entre los rendimientos a 2 y 10 años aumentó 6 puntos básicos, lo que indica que no hay temor a una recesión económica. Por lo menos, no al cierre de operaciones el día de hoy.
El mercado bursátil abrió significativamente a la baja tras los informes de PIB y PCE de hoy. Sin embargo, los inversores parecen estar viendo resultados favorables a futuro, ya que todas las pérdidas en el Dow Jones, S&P 500 y Nasdaq 100 se recuperaron al final del día. Los tres índices cerraron en positivo.
Durante el último mes y medio, he observado que cuando el mercado bursátil cae a la apertura de operaciones o durante la mañana, discretamente aparecen compradores en las últimas tres o cuatro horas de negociación. Caer en la apertura, seguido de compras intradía, no suena muy bajista o es muestra de un futuro turbio. Al contrario, sugeriría que este comportamiento podría ser bastante alcista. Me preocuparía mucho que la liquidación matutina fuera seguida de fuertes ventas por la tarde. Este fue el caso durante los mercados bajistas desencadenados por la burbuja de internet y la crisis hipotecaria.
La volatilidad en el S&P 500 se mantiene alta, y el impulso (momentum), aunque está mejorando, también sigue siendo ligeramente negativo. Sin embargo, como nota positiva, aunque no en forma permanente, el Nasdaq 100 continúa superando al S&P 500. Hoy, ambos índices tocaron con éxito y rebotaron desde sus respectivas áreas de soporte establecidas por la media móvil exponencial (EMA) de 20 días. El S&P 500 cerró a 5569,06. El siguiente nivel de resistencia es 5600; desde una perspectiva técnica, el índice debe mantenerse por encima de 5440. Si cae por debajo de este nivel, con cierres de mercado débil indicando distribución de acciones en lugar de acumulación, entonces el índice podría caer a los mínimos de abril.
El índice de volatilidad ($VIX) cerró a 24,70. En nuestro proceso cuantitativo, consideramos que las lecturas superiores a 20 son demasiado altas e indican inestabilidad de precios. Cuanto mayor es el número, mayor es la inestabilidad. Sin embargo, la acumulación de acciones en el índice continua.
Conclusión: si bien espero que la volatilidad continúe, podría ser posible que hayamos visto el mínimo de esta corrección en abril. Si así fuese, esto no quiere decir que no podamos volver a hacer un test de soporte a ese nivel. Comprendo la incertidumbre que nos rodea, pero aun así, es probable que los inversores estén comenzando a asumir que la actividad comercial internacional continuará. Las reglas de juego serán distintas, pero la actividad no cesará. Tiendo a pensar que si la Reserva Federal no maneja bien el ciclo económico en el que estamos, podría ser más peligrosa para la economía y los inversores que las tarifas.

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