Contrario a lo que se esperaba hace seis meses, el panorama de la economía mundial luce cada vez más incierto, mientras escalan las tensiones comerciales, geopolíticas y de riesgos sobre la política económica que sigue Estados Unidos.
Con este escenario como base y con el riesgo de que la situación pueda empeorar, el Fondo Monetario Internacional (FMI) disminuyó su previsión de crecimiento de la economía mundial para este año a 3,7%, desde el 3,9% proyectado en abril pasado.
“Varios de los riesgos [...] son más pronunciados o se han materializado parcialmente, como las crecientes barreras comerciales y la reversión de los flujos de capital dirigidos a economías de mercado emergentes con fundamentos más débiles y mayor riesgo político”, sostuvo el FMI.
No obstante, la multilateral elevó la proyección de crecimiento de la economía peruana. Para el FMI, la producción nacional crecería al ritmo de 4,1% este y el próximo año, y en torno al 4% al 2023. Con esto, la entidad ahora es más optimista que cualquier analista económico local e incluso que los estimados oficiales (4% del BCR y MEF).
Así, el Perú sería la tercera economía más dinámica de la región detrás de Bolivia (4,3%) y Paraguay (4,4%), pero la de mayor crecimiento en la Alianza del Pacífico. Sin embargo, en los últimos seis meses, Chile y el Perú son los países cuyos pronósticos han sido los más ajustados al alza.
Las naciones que enfrentan crisis, como Argentina y Venezuela, sufrieron recortes en sus pronósticos de crecimiento. Ambos serían los únicos países de la región cuyo PBI registraría contracción este año.
En el caso de México, hubo un recorte menor en la proyección, y para Colombia, un ligero ajuste al alza.
AGENDA PENDIENTELa perspectiva para las economías que dependen de las materias primas no es auspiciosa en los próximos años, afirma el FMI. Por esta razón, advierte que se hace cada vez más urgente atacar dos frentes. Por un lado, estos países –entre los que está el Perú– debieran iniciar procesos de diversificación productiva para reducir su dependencia de los productos primarios.
Más aun, otro reto clave es asegurar la trayectoria de consolidación fiscal. Esto en un escenario en el que la incertidumbre que se cierne sobre los países emergentes podría hacer necesario echar mano de la política fiscal para enfrentar alguna crisis. Todo ello, junto al endurecimiento de las condiciones financieras globales, exige reducir el déficit fiscal y estabilizar la deuda.