El ánimo de consumo entre las familias de Lima Metropolitana ha tocado su nivel más bajo en junio, así lo evidencia el Índice de Confianza del Consumidor (Indicca), elaborado por Apoyo Consultoría e Ipsos.
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Es así que, en dicho mes, el indicador se ubicó en 32 puntos: su peor nivel desde el 2004 y por debajo de sus niveles observados durante el 2020 –primer año de pandemia– y la crisis financiera del 2008.
Las razones ante dicho deterioro de la confianza radican en la precarización del empleo, el fuerte incremento del costo de vida y la falta de una respuesta efectiva por parte del Gobierno.
“En su lugar, existe un sentimiento generalizado de un gobierno que ha perdido el rumbo. De acuerdo con una encuesta realizada por Ipsos este mes [junio], el 67% de peruanos considera que el Perú está retrocediendo, la medición más alta desde 1991. Esto es consecuencia de un Ejecutivo y un Congreso que no proponen medidas que impulsen el crecimiento económico”
Jose Carlos Saavedra, socio y economista principal de Apoyo Consultoría.
Factores
La inflación y el problema alrededor del empleo son los dos factores que hoy recortan la capacidad adquisitiva de las familias en la capital.
Como se recuerda, el alza anual de precios al consumidor a mayo fue de 8,09%, lo que coloca a esta cifra como la más alta en los últimos 24 años, según datos del INEI. Incluso, según proyecta el Banco Central de Reserva, la inflación anual cerraría el año en 6,4% y recién se posicionaría en niveles de 2,5% a fines del 2023.
En tanto, en el escenario laboral, el ingreso promedio en mayo se redujo en 4% en términos nominales. Andrea Sotelo, analista del Servicio de Asesoría Empresarial (SAE) de Apoyo Consultoría, también detalló que el mercado laboral no muestra indicadores saludables.
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“El crecimiento del empleo en Lima continúa siendo impulsado por las contrataciones en puestos de trabajo mayormente informales, de baja productividad y de bajos salarios. De hecho, el empleo formal en Lima Metropolitana todavía se encuentra 1% por debajo de su nivel prepandemia”, explicó.
Dicha brecha responde al rezago en la reactivación de actividades económicas como hotelería, restaurantes y otros servicios, que concentran casi el 60% de los puestos formales en la capital.
Este escenario de altos precios y empleo predominantemente informal ha motivado que las familias contengan, prioricen y hasta reduzcan sus gastos mensuales.
Según una encuesta de Ipsos y Apoyo Consultoría a abril del 2022, el 37% de la población urbana en Lima Metropolitana manifestó que estaba comprando una menor cantidad de productos y otro 20% dijo que adquiría productos y marcas más económicas.
Percepción futura
La mirada a futuro también resulta poco optimista. El Indicca revela que en junio el 54% de las familias dijo que esperaba que su situación económica empeore hacia adelante, siendo la medición más alta desde el 2004. Para Saavedra, este dato permite dimensionar la magnitud del impacto que está teniendo en las familias el contexto económico de hoy.
“Vemos no solo un deterioro de la situación económica actual de los consumidores, sino incluso de sus expectativas. Las familias no creen que este sea un bache temporal, sino que –frente a la falta de una respuesta efectiva por parte del Gobierno– esperan que su situación económica continúe deteriorándose en los próximos meses”, recalcó.