Una escena emblemática de "El acorazado Potemkin": los marineros comprueban la putrefacción en la carne del rancho.
Una escena emblemática de "El acorazado Potemkin": los marineros comprueban la putrefacción en la carne del rancho.
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“Peligrosa y genial”: “El acorazado Potemkin”, la película soviética que fue prohibida en el mundo y que cambió el cine para siempre
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“Peligrosa y genial”: “El acorazado Potemkin”, la película soviética que fue prohibida en el mundo y que cambió el cine para siempre

“Peligrosa y genial”: “El acorazado Potemkin”, la película soviética que fue prohibida en el mundo y que cambió el cine para siempre

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El 13 de julio de 1926, una nota publicada en “El Comercio”, titulada lacónicamente: “Una película prohibida en ”, da cuenta por primera vez del célebre filme soviético: “El censor federal ha prohibido en toda Alemania la representación de la película que reproduce la revolución a bordo del acorazado , de la flota del Mar Negro, la primera de una serie de películas rusas de propaganda”, informe el reporte publicado en portada. El enérgico decreto de las autoridades federales, después de haberse proyectado esta película por varios meses en Berlín, resultó de las demandas de los gobiernos de las regiones de Baviera, Wurtemberg, Thuringia y Hesse, cuyas autoridades consideraban insólito que un filme reprodujera la masacre de miles de personas bajo el fuego cosaco. “Aquello constituye un peligro para la seguridad pública” declaraban.

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Lo cierto es que sobre las escaleras de Odessa, en la actual , nunca murió nadie. La verdadera represión se llevó a cabo de noche, durante varios días, en los suburbios de la ciudad, con un saldo de más de 2.000 víctimas. Pero en las escaleras no sonaron disparos cosacos, salvo en la imaginación del maestro del cine , que construiría en ella la secuencia más elogiada, imitada y admirada en la historia del cine. La acción se desarrolla a lo largo de esta escalinata monumental, de diseño italiano, como tantos otros monumentos del viejo tiempo de los zares, que remataba en la estatua de Richelieu, no el célebre cardenal francés, sino el primer gobernador de Odesa, emigrado francés al servicio de los emperadores rusos. Hace cien años, era el punto por donde la naciente Unión Soviética se asomaba al mar Negro.

Sergei Mikhailovich Eisenstein, cineasta ruso, padre del montaje cinematográfico.
Sergei Mikhailovich Eisenstein, cineasta ruso, padre del montaje cinematográfico.
/ S. Ivanov-Alliluev

Eisenstein y su equipo llegaron a la ciudad y se instalaron en el hotel de Londres, en cuyos salones se daba cita la pequeña burguesía de provincias a la tarde. Desde sus ventanas, veían las faenas de carga y descarga, el lento trajinar de los botes, la llegada de navíos de guerra y convoyes civiles. Y en el paseo marítimo, las prisas de empleados y burócratas, protagonistas de los cuentos de Chejov, muerto veinte años antes. Eisenstein, admirador de Joyce y estudioso de la lengua japonesa, venía a esta ciudad a filmar una reconstrucción de la Revolución del año 1905, que incluía entre sus diversos episodios unas cuantas líneas dedicadas al motín del Potemkin. Sin embargo, al descubrir el ambiente de la ciudad y su puerto, el cineasta decidió modificar su proyecto primitivo y convertir a sus habitantes en protagonistas de una historia partida en dos por una secuencia de masacre. Fue necesario inventar acorazados, recrear una flota completa sacada en realidad de los archivos fílmicos, mezclar la verdad con la ficción, el pueblo real con actores conocidos. Para su rodaje buscó a los supervivientes de la masacre y, gracias a una serie de experimentos técnicos (pantallas reflectantes, fotografía desenfocada y plataformas móviles entre otros), los resultados fueron realmente asombrosos. Cada fotograma es el resultado de un minucioso trabajo y transmite el deseo del director de causar un efecto revolucionario en el espectador.

Cartel original de “El acorazado Potemkin", película silente que, basada en hechos reales acaecidos en 1905, narra cómo la tripulación del buque ruso se amotina frente al puerto de Odesa, marcando así el inicio del reguero revolucionario que sacudiría toda Rusia.
Cartel original de “El acorazado Potemkin", película silente que, basada en hechos reales acaecidos en 1905, narra cómo la tripulación del buque ruso se amotina frente al puerto de Odesa, marcando así el inicio del reguero revolucionario que sacudiría toda Rusia.
/ Buyenlarge

A partir del riguroso guion escrito por la autora bolchevique , Eisenstein fue improvisando secuencias y reconstruyendo el hecho histórico al que luego añadiría detalles más allá de la realidad: la lona lanzada sobre los marineros rebeldes, el pelotón de ejecución, el coche de bebé que cae por la escalera famosa en medio de los disparos, escena que el director replicará, con total admirador al director soviético, en “Los Intocables”, en la estación de tren de Chicago. Ante las monumentales escaleras de Odessa, Eisenstein comentaría que en su imaginación vio la huida atropellada de las víctimas y la caída de los cuerpos muertos.

A Eisenstein no le bastaban las escenas estáticas y una selección de imágenes amables. Al innovador director soviético no le gustaba la cámara inmóvil de principios del siglo XX, entendía que era el movimiento de imágenes lo que transmitía la dinámica de la vida real. Así, “El acorazado Potemkin” cuenta con algunas de las secuencias más memorables de la historia del cine, como la de la escalera de Odesa, toda una clase magistral de montaje, que ocupa el penúltimo capítulo de la trama y que cuenta con 200 fotogramas, que la convirtieron en una poderosa metáfora del sufrimiento del pueblo.

Su técnica y estilo, su modo de mostrar la realidad, alternando planos muy cortos con vistas casi generales han llenado y llenarán aún muchas páginas de los manuales de cine. Su forma de presentar personajes o acontecimientos, mostrándonos la parte o rostro más representativa de ellos, la utilización del montaje, según la moda, al uso o el interés por elevar a protagonista no al hombre como ser individual, sino a las masas en un arte a ellas dedicado, explican ese aire documental, auténtico del motín del acorazado Potemkin y, en especial, de su secuencia más importante. También explica su carrera triunfal por todo el mundo, a pesar de prohibiciones y censuras como la publicada en “El Comercio”, y el hecho de que desde cualquier prisma artístico o político se le reconociera como una obra, a la vez peligrosa y genial.

Además…
A saber

El descarnado retrato que hizo Sergei Eisenstein de Iván el Terrible, mostrándolo como un tirano cruel y desquiciado, fue interpretado por las altas esferas del régimen soviético como una crítica a Stalin, lo que supuso la caída en desgracia del cineasta. Murió en 1948 a los 50 años, a causa de un infarto.

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