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Daniel Mordzinski, el ex retratista oficial de Mario Vargas Llosa: “Yo les pido a los escritores que me inviten a su cocina”
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Daniel Mordzinski, el ex retratista oficial de Mario Vargas Llosa: “Yo les pido a los escritores que me inviten a su cocina”

Daniel Mordzinski, el ex retratista oficial de Mario Vargas Llosa: “Yo les pido a los escritores que me inviten a su cocina”

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Fue hace dos años que nació la idea de este libro. Desde el principio, el fotógrafo argentino lo imaginó como un objeto de celebración: un homenaje en vida que, culminaría en una presentación con en primera fila. Sin embargo, tras su desaparición, quien por años fue su retratista oficial se quedó en silencio. Tardó semanas en recuperar el coraje de revisitar las fotografías hechas al Nobel durante tres décadas. Gracias a la complicidad de la familia Vargas Llosa, a la Agencia Balcells y a los editores de Planeta, finalmente se publica “Vargas Llosa. El escribidor y la vida”, el relato en imágenes que sigue los pasos de Mario dialogando con pasajes de su escritura. Para el fotógrafo, se trata de un doble tributo, como amigo y compañero de ruta de muchos de sus viajes, de Arequipa a París, de Estocolmo a Lima.

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En Aix-en-Provence, 1994. El primer retrato de Mario Vargas Llosa ante el lente del fotógrafo argentino. (Foto: cortesía de Daniel Mordzinski)
En Aix-en-Provence, 1994. El primer retrato de Mario Vargas Llosa ante el lente del fotógrafo argentino. (Foto: cortesía de Daniel Mordzinski)
/ © Daniel Mordzinski.

—No se puede hablar de Vargas Llosa sin experimentar aún cierto sentimiento de orfandad. ¿Cómo sientes personalmente la pérdida?

La pérdida y el dolor son inmensos. Nos vamos quedando huérfanos de imaginación y de inteligencia en este mundo tan necesitado de ellas. En lo personal, estos últimos años he perdido a grandes amigos: Enrique de Heriz, Antonio Sarabia, Luis Sepúlveda, Almudena Grandes y ahora, Mario. Como muchos lectores me siento muy solo; como amigo, recuerdo con cariño y agradecimiento su gran generosidad.

—Dice el propio MVLl en un texto que funciona como prólogo de tu libro: “Él sirve a quienes retrata esforzándose en aprisionar su verdad profunda y tratando de desaparecer él mismo detrás de su cámara”. ¿De qué verdad profunda crees que Mario habla?

Las palabras de Mario en el prólogo definen muy bien mi objetivo y mi aspiración como artista: son una metáfora del fotógrafo que no traiciona sus convicciones, que trata y retrata con respeto a su interlocutor, sin invadir los territorios vedados y sin hacer trampas. Nunca hice una foto con mala intención o agresiva hacia la dignidad del escritor.

Con el hispanista francés Claude Couffon, en un evento literario dedicado a América Latina. (Foto: cortesía de Daniel Mordzinski)
Con el hispanista francés Claude Couffon, en un evento literario dedicado a América Latina. (Foto: cortesía de Daniel Mordzinski)

—Tienes casi 50 años en el oficio. Sin embargo, la primera serie de fotos con Mario las registras en Aix-en-Provence, recién en 1994, ya con 10 años como fotógrafo profesional. ¿Podría decirse que empiezas relativamente tarde a fotografiarlo?

Conocí a Mario Vargas Llosa el 2 de octubre de 1993, durante el festival de cine y de culturas latinoamericanos de Biarritz. Lo fotografié en el escenario, junto a los directores Fernando Trueba y Sergio Cabrera, recibiendo el premio Sol de Oro del Festival. Llevaba muchos años deseando conocerlo. Pero fue en Aix-en Province, en la Costa Azul francesa, donde le pedí que posara para mí por primera vez. Sucedió en 1994, en el hotel donde se hospedaba. Recuerdo un decorado rococo, lleno de muebles antiguos y un papel impreso de diminutas flores y lirios del mar.

—En aquel primer retrato aparece en un gesto casi religioso, como si rezara. Una imagen rara, pues no se trata exactamente de la esencia de Mario. ¿Cómo se dio esta foto?

Yo había viajado al festival Escrituras cruzadas, en Aix-En-Province, que en esa edición se centraba en América Latina. Enviado por la revista “Cambio 16”, estaba acompañado del gran periodista peruano Fernando Carvallo. El evento se inauguró en un anfiteatro repleto, con una charla magistral entre Mario y el traductor Claude Cauffon. Al terminar, regresamos al hotel caminando, Mario acompañado de Patricia, de Cauffon y de Jorge Edwars. Ese retrato lo hice en el lobby del hotel. Fue fruto del azar y la casualidad: Mario puso la pose del Pensador de Rodin, pero no me convencía. Le pedí que juntara sus manos y las subiera hasta cubrir su rostro. En ese momento escuché el clik de mi Leica M6.

—¿Siendo MVLL un autor tan consciente de su imagen, cuán difícil fue ganarte su confianza?

Pienso que la mejor manera de sacar a un escritor de su pose de escritor es proponerle una nueva pose: una mega-pose: una imagen que rompa con los lugares trillados de la literatura como suelen ser las bibliotecas y los libros. La frontera entre el humor y el ridículo puede ser muy fina. Sabía que Mario le tenía miedo al ridículo y respetaba su opinión. Con los años aprendimos a conocernos y fruto de la confianza ganada, se fue abriendo y aceptando mis travesuras visuales.

Morgana Vargas Llosa ayuda a su papá a ponerse el frac para ir a recibir el Premio Nobel. Estocolmo, 2010. (Foto: cortesía de Daniel Mordzinski)
Morgana Vargas Llosa ayuda a su papá a ponerse el frac para ir a recibir el Premio Nobel. Estocolmo, 2010. (Foto: cortesía de Daniel Mordzinski)

—¿Crees que París es el escenario central de este libro? ¿Que la proximidad de ambos a esta ciudad definió la amistad entre ambos?

Absolutamente. París era la otra capital de la literatura latinoamericana, como dijo Octavio Paz. Mario llega en 1959 a París, deslumbrado con la literatura francesa. Por mi parte, yo era uno de esos jóvenes latinoamericanos que, en esos años de dictaduras militares, soñaba con partir a París para ser fotógrafo, cineasta o escritor. Para decirlo de otra manera: Mario Vargas Llosa creció soñando con el París de sus autores admirados, y yo, con el París de Mario Vargas Llosa.

—Hay una foto muy relajada que muestras a Mario y a Patricia en la cocina de su departamento en Madrid. ¿Más allá de la socorrida frase “la cocina del escritor” qué piensas de la cocina como espacio de intimidad?

Julio Cortázar decía que, en el cuento, lo importante estaba siempre fuera del marco. ¿Y si mi empeño por retratar escritores lejos de sus bibliotecas viniera de allí? Cuando entras a la cocina del autor, irrumpes en su cotidiano y en su intimidad. Hay fotógrafos que hacen posar a los escritores junto a sus bibliotecas. Yo, les pido que me inviten a sus cocinas. No tengo recetas ni planteo teorías. Solo planeo, imagino posibles escenarios o situaciones y, sin remedio, improviso.

En el 2016, Mario Vargas Llosa, Isabel Preysler y amigos escritores, durante la celebración de su cumpleaños 80, en Madrid. (Foto: cortesía de Daniel Mordzinski)
En el 2016, Mario Vargas Llosa, Isabel Preysler y amigos escritores, durante la celebración de su cumpleaños 80, en Madrid. (Foto: cortesía de Daniel Mordzinski)
/ PHOTO:Daniel Mordzinski

—En sus últimos meses de vida, Vargas Llosa se dejó retratar, ya muy débil, en los rincones de los escenarios limeños de sus novelas. ¿Qué piensas de aquellas imágenes?

La iniciativa de Álvaro fue una gran idea. Al ver esas fotos, siento una alegría auténtica y sincera. Creo que esas imágenes son importantes y no te escondo que, con una pizca de sana envidia, me dije: “qué pena no haber estado yo también allí”. Es como la foto que Philippe Halsman hizo de Nabókov cazando mariposas. Me hubiera encantado hacerla yo.

—Seguiste a Mario en su fiesta por sus 80 años, con Isabel Preysler. ¿Ya se puede contar si Isabel era una presencia incómoda para su círculo de amigos?

Como fotógrafo, tengo el privilegio de que muchos de los autores que retrato me dejan entrar en su intimidad, lo que me permite darle a mis fotografías una profundidad diferente, pero eso sólo es posible porque todos ellos saben que mi trabajo se basa en el respeto hacia su vida privada. Lo que piensan o sienten los integrantes del círculo de amigos de Mario Vargas Llosa es algo que sólo ellos pueden decirte. Lo que yo te puedo asegurar es que siempre me sentí cómodo y agradecido retratando a Mario con todas las personas que han sido parte de su vida.

"Mario Vargas Llosa: el escribidor y la vida"

Autor: Daniel Mordzinski


Editorial: Planeta


Año: 2025


Páginas: 144