Las escaldaduras son uno de los primeros aprietos por los que pasan los padres en el transcurso de los primeros meses de su pequeño. Esto ocurre porque, a diferencia de un adulto, los pequeños aún no han terminado de desarrollar la capa protectora de la dermis, por lo que cualquier contacto con elementos químicos o texturas sintéticas podría ser perjudicial para su salud.
¿Por qué mi bebé se escalda?
Particularmente, la también conocida como dermatitis de pañal es una afección que ocurre cuando el bebé permanece con los pañales llenos por mucho tiempo o cuando éste es cambiado con muy poca frecuencia. Según el Nemours Kidshealth, puede presentarse mediante irritación, infección o alergia (sobre todo en pequeños que sufren de sensibilidad en la piel). Se manifiesta en los glúteos y en los pliegues profundos de la zona genital.
En algunos casos la afección da pie al desarrollo Cándida albicans, un tipo de hongo que provoca salpullido severo que se extiende desde el área afectada hasta la espalda del bebé y cuya recuperación demora más días que la de un caso de escaldadura habitual (que dura entre dos a tres días, aproximadamente).
Tratamiento para la escaldadura en un bebé
Por fortuna, el tratamiento de un bebé con escaldaduras puede realizarse en casa. En primer lugar debe asearse la zona del pañal con agua y jabón neutro (los productos perfumados y con colores podrían intensificar la irritación); luego seca dando pequeños toques, sin frotar para no provocar dolor ni malestar.
Una vez limpio, coloca una pomada medicinal -especialmente las que poseen óxido de zinc- en toda los espacios que han sido afectados; también es posible emplear vaselina. Recuerda hacer el procedimiento durante cada cambio. De preferencia deja al bebé sin pañal durante algunas horas para que la piel lastimada respire un poco.
Si la afección presenta fiebre, descamación, granos, heridas con pus o ampollas, es necesario acudir rápidamente al médico tratante.
¿Cómo prevenir escaldaduras?
La American Academy of Pediatrics recomienda a los padres tener mucha higiene y precaución a la hora de cambiar al menor, como evitar que el niño se quede con el pañal cargado por varias horas durante el día. En cada cambio debe seguirse el siguiente procedimiento: limpiar, secar, colocar ungüento en grandes cantidades, especialmente en los pliegues profundos.
De preferencia utiliza pañales absorbentes, ya que ayuda a perdurar la piel seca. Cada vez que le coloques un pañal nuevo, no se lo pongas tan ajustado, a fin de prevenir que la dermis y la tela rocen demasiado.