
Este último sábado 22 de marzo, un hombre causó terror entre los vecinos de Miraflores tras romper la mampara de un edificio y dejar herida a una menor. La policía tuvo que intervenir para detener al sujeto y llevarlo a la comisaría. Los hechos ocurrieron a pocos metros de la calle Bajada Balta. Lo que sucedió es que, desde el balcón de su terraza, lanzó una fuente de loza y derrumbó el vidrio de un departamento frente al suyo. Los vecinos acusan al hombre de ser violento.
El episodio de violencia provocó lesiones en una menor de edad, quien sufrió heridas a causa del golpe. Ante el escándalo desatado, la policía llegó al lugar para detener al agresor. Los efectivos afirmaron que el hombre cuenta con 72 denuncias por situaciones similares y que suele tener ataques de ira con los demás. Finalmente, fue arrestado y trasladado a la comisaría de Miraflores, donde permanece hasta el día de hoy.
Testimonio
En una entrevista con El Comercio, María (madre de la menor), a quien llamaremos así para mantener su anonimato por temor a represalias contra su familia, expresó que el hombre lanzó una fuente de loza mientras ella almorzaba tranquilamente con su familia. “Ya estábamos escuchando gritos desde nuestro balcón. El hombre decía frases como ‘los voy a matar, malditos’. Es común que salga de su casa a gritar este tipo de frases sin razón”, dijo.
“Como nadie le hacía caso, entró a su casa para sacar la fuente y la lanzó intempestivamente. Fue así que vino directo hacia mi casa, rompiendo la mampara. Lo peor de todo es que mi niña estaba cerca de ahí, por lo que resultó dañada. Justo revienta el vidrio y caen pedazos en las piernas de mi niña”, dijo.
María explicó que trató de auxiliar a su hija mientras su esposo salió al balcón para reclamarle al hombre por lo sucedido. “En ese momento llamé a la policía. Cabe resaltar que, como ya teníamos miedo de que se pusiera agresivo porque siempre grita, un grupo de vecinos de mi edificio se organizó y colocó una cámara de seguridad que da hacia su balcón, lo que permitió registrar el acto violento”, relató.

“Él ya tiene denuncias, ya había roto ventanas antes. Por eso decidimos poner cámaras, para monitorearlo, y con audio para escuchar todas sus amenazas (...). Cuando mi esposo fue a reclamarle, él le dijo que nosotros queríamos hacerle daño y que se iba a vengar, pero no sabemos de qué. Tiene una conducta muy errática”, aseguró.
La mujer afirma que el hombre solía salir a la calle para gritarle a cualquier persona que se encontraba cerca, acusándola de extorsión y diciendo más frases sin sentido. “A veces ha sido tanto el nivel de sus groserías en su balcón que yo salía a decirle que se callara. Él se avergonzaba y pedía disculpas, pero luego seguía gritando. Ataca a cualquiera”, expresó.

Indicó que actualmente el agresor se encuentra en la comisaría de Miraflores, donde ha pasado dos noches desde que ocurrió el episodio violento, el sábado a la 1 p.m. “Hemos brindado toda la evidencia para que no salga libre. Es un peligro para mi hija, para mí y para todos los vecinos (...). Lo que me preocupa es que, si bien es cierto que mi hija ya está bien, gracias a Dios, hay un entrampamiento legal porque el médico legista indicó que sus cicatrices y heridas implicaban un descanso de dos días, por lo que podría salir libre pronto. Pero este señor es demasiado violento y nos da miedo que tome represalias por las denuncias que acabamos de poner contra él, que se suman a todos sus antecedentes”, agregó.
“Tiene ataques de ira que ya no son justificables. No es justo para nosotros. Entiendo que pueda tener algún problema, pero no por eso debemos vernos expuestos a agresiones. Alguien tiene que tomar cartas en el asunto”, expresó.
Sobre el rol de las autoridades, precisó que nunca ha tomado en cuenta a la Municipalidad de Miraflores, porque las veces que acudió a ellos le indicaron que era un tema policial y no podían participar. Es por eso que, en esta ocasión, acudió a la policía. Sin embargo, la última vez que fue a hacerle seguimiento a su denuncia, el 24 de marzo, le dijeron que el caso se había derivado a la Fiscalía y que los efectivos ya no tenían injerencia. “Siento que poco a poco ya comienzan a lavarse las manos. Ahora el caso se encuentra en investigación, y tengo mucho miedo”, dijo.
No es inquilino
Juan Antonio Salas, encargado de la administración del edificio donde vive el agresor, explicó a El Comercio que el hombre ni siquiera es inquilino. “La verdadera inquilina era una mujer que aparentemente tenía algún vínculo con él. Yo había quedado con ella en que se retiraría en abril de 2023 y me entregaría la llave. Sin embargo, a mediados de mayo de 2023, la llamaba y llamaba, pero no contestaba, hasta que me respondió su hermana y me dijo que la mujer lamentablemente se encontraba en la clínica y estaba en coma desde el 28 de marzo”, explicó.
“Acá el problema es que el hombre fue quien la acompañó a la clínica y lo retiraron porque también se puso violento. Quería quitar todo rastro de que estuvo allí, por lo que manipuló las cámaras de seguridad del centro médico y lo botaron. Pero eso no es todo, rompió la puerta del departamento del edificio y hasta este último sábado se quedó allí sin ser inquilino ni pagarme un sol de renta ni mantenimiento”, enfatizó.
Dijo preocupado que puso una denuncia para que se retirara, pero él siguió allí como si nada hasta este año. “Muchos vecinos se han tenido que mudar por miedo. En agosto de 2023, empezó a gritar y casi le pega a una pareja de adultos mayores cuando ni siquiera le habían hecho nada. Es un tema más complejo y peligroso de lo que parece”, comentó.
Advirtió que fue para resguardar a la pareja y reclamarle al hombre, pero este último lo quiso atacar y casi lo agrede físicamente. “Justo en ese momento vino la policía. Cuando lo iba a denunciar en la comisaría, solo me dijeron que firmara un documento de agresión mutua cuando yo no lo agredí. Por eso no lo firmé y no me permitieron hacer la denuncia, sin ningún motivo aparente. Me parece raro que la comisaría no quiera aceptar las denuncias o te pongan muchas trabas. Espero que con este caso las autoridades se pongan las pilas y que ese sujeto no vuelva nunca más”, comentó.
El Comercio se contactó con la Municipalidad de Miraflores, la cual expresó que es un tema netamente policial. Ante ello, al contactar a la Policía Nacional del Perú (PNP) para solicitar una entrevista con una vocería de la comisaría de Miraflores, no se obtuvo respuesta. Este diario además intentó recabar información y obtener los descargos del agresor, quien ha sido identificado como Julio Solari Zapata, de 42 años; sin embargo, desde hace dos días se encuentra detenido en la comisaría sin posibilidad de comunicarse más allá de familiares y seres queridos.
Las responsabilidades penales
El abogado especializado en derecho penal, Ronny Santillán, explicó a El Comercio que la cantidad de denuncias acumuladas por este individuo resalta la aparente inacción de las autoridades. “Se ha esperado hasta que una menor resulte lesionada para que finalmente se le brinde la atención correspondiente. En este caso, se presentan dos delitos. El primero es el de lesiones, estipulado en el artículo 122 del Código Penal, que establece que, en caso de existir un daño, la pena privativa de libertad máxima podría ser de hasta 6 años. Además, el agravante es que la víctima es una menor de edad”, señaló.

El segundo delito es el de daño, previsto en el artículo 205 del mismo código, relacionado con la destrucción de propiedad ajena, cuya pena puede llegar hasta los 3 años. “Ambos delitos suman un total de 9 años de pena. Dado que el agresor ya tiene denuncias previas, podría aplicársele la pena máxima. Lo que resulta alarmante es que, si este hombre tiene más de 70 denuncias, las autoridades deben estar fallando en su actuar. Parece que esto se ha convertido en un modus operandi para él. Por ello, es crucial denunciar este tipo de agresiones. No solo se trata de investigar, sino también de implementar medidas de protección”, afirmó el especialista.
Por su parte, el abogado experto en derecho penal Iván Torres agregó que, si la intención del agresor era causar daño y tenía pleno conocimiento de lo que podría provocar, como el daño a una persona, entonces se estaría ante un caso de lesiones dolosas. “Incluso podríamos estar hablando de un intento de homicidio, lo cual sería aún más grave”, advirtió.
“Los fiscales deben solicitar una detención preliminar para evaluar la posibilidad de una prisión preventiva o, en su defecto, implementar medidas de protección para las víctimas, como restricciones de acercamiento. Además, si se determina que el agresor no está en pleno uso de sus facultades mentales, podría ser internado en el hospital Larco Herrera o en una clínica de salud mental, en caso de que sea posible. Este caso pone de manifiesto la necesidad de otorgar mayor importancia a la salud mental en el Perú”, concluyó.