Cuando a uno le roban el celular, probablemente no tenga idea de todo el trabajo informático que hay detrás de este delito: Las Malvinas es solo la parte visible. Expertos en tecnología sostienen que la policía no ha atacado los lugares fuera de este centro comercial donde este mercado negro procesa la información necesaria para desbloquear el móvil y poder revenderlo.
En los últimos días, el equipo de la campaña #PasaEnLaCalle de El Comercio recibió más de 20 denuncias de personas que habían sido víctimas de un robo de celular y luego podían geolocalizar su equipo en Las Malvinas. Con esta evidencia, las personas acudían a la comisaría a hacer la denuncia en horario de flagrancia, pero ningún agente de la Policía Nacional hacía algo para recuperar el equipo.
Un periodista de El Comercio hizo la prueba: intentó realizar una denuncia por robo de celular en la comisaría de Monserrat, en el Cercado de Lima, con la evidencia de que el aparato estaba en Las Malvinas, sin embargo, la policía no actuó a pesar de estar en el horario de flagrancia, como usted mismo puede verlo en el microprograma estrenado el martes pasado.
Los testimonios de las víctimas también contaban que, días después del robo, recibían un enlace automático que decía que “se había encontrado el celular” y debían poner sus credenciales para recuperarlo. Estas páginas web simulaban ser de la empresa Apple o Samsung, pero eran falsas.
PUEDES LEER: Telarañas de cobre: así es la vida en distritos donde más cableado en desuso cuelga de los postes
Cuando una persona cae en la trampa y pone sus datos, el delincuente puede desbloquear el celular para ingresar a aplicaciones bancarias, redes sociales e información privada, para luego vender el equipo listo para ser utilizado.
“Muchos equipos, para que se pueda acceder a los contactos, a información o que se pueda vender, necesitan la clave de acceso. Por eso, a través de estos mensajes tratan de hacerlo. El procesador recibe las credenciales, desbloquea el equipo y el delincuente lo puede resetear para revenderlo”, indicó Edgar Huaranga, director de tecnología de Hiperderecho.
Además, los ciberdelincuentes, como los llaman los especialistas, deben pasar otra valla: desbloquear el código IMEI. Este es como el DNI del equipo que, además, está conectado a la línea telefónica. Cuando una persona denuncia un robo, la empresa de telefonía está obligada a bloquear el código IMEI, así este teléfono ya no se puede usar y se dificulta la venta.
“El celular no funciona si el teléfono está bloqueado con el código IMEI. Pero existen diversas tecnologías, equipos con hardware, que ayudan a modificar el IMEI de los celulares. Todo ello se hace a través de un intermediario que se encarga de modificar este código para que muestre uno falso. Ese es el mecanismo del delito”, explicó el publicista Carlos Zúñiga, una víctima de robo que luego se volvió experto en el tema tras seguir su propio caso.
Martina López, investigadora de seguridad informática de Eset Latam, dijo que a estos cibercriminales se les paga por limpiar y regresar el dispositivo a un estado de ‘nuevo’. “Esto también incluye realizar una contradenuncia a las autoridades. Dicen que el celular robado es de los criminales y se está bloqueando erróneamente el IMEI”, aseveró.
PUEDES LEER: Ministerio del Interior informa que anualmente se roban cerca de un millón 350 mil celulares a nivel nacional
Si este laboratorio informático no puede lograr desbloquear el teléfono, es muy probable que contacten a la misma víctima para venderle su propio equipo, como una especie de secuestro. De hecho, esto fue lo que le sucedió a Carlos Zúñiga. Lo que los delincuentes quieren es vender el equipo entero, porque esto les da más dinero que venderlo por partes (otra cosa que hacen si es que no pudieron desbloquear el móvil).
“Una de las principales causas del robo de celulares es la existencia de mercado negro de compra y venta de celulares robados. Le sacan provecho a todo”, dijo Ricardo Valdés, exviceministro de Seguridad Pública del Ministerio del Interior.
Accionar policial
La mayoría de personas que compartió su testimonio con El Comercio indicó que fue a la comisaría en horario de flagrancia a denunciar el robo. Sin embargo, la PNP no los ayudó.
Daniel Natividad, quien compartió su historia, contó que el policía le dijo: “Tienes que tener suerte si hacen alguna redada o batida y encuentran tu celular”. A Sofía Sierra, también en diálogo con este Diario, contó que el policía le indicó que cuando el celular ya está en Las Malvinas: “Es prácticamente imposible recuperarlo”.
“Esto es parte del abandono que ha hecho la policía de la ciudad. En las zonas donde se produce una serie de ilícitos, como la compra y venta de artículos que proceden del robo agravado, obviamente eso alimenta: si yo no ataco el mercado negro, no voy a facilitar la ausencia de robos en las calles. Si a mí me roban y quien me roba tiene un mercado asegurado que no es tocado por la policía, entonces tengo el circuito perverso del mercado”, explicó Valdés.
Sostuvo que hay toda una cadena de fallas de la policía para atender este problema. “Falla en el trabajo territorial para evitar el robo. Falla en la prevención. Luego falla en atender la denuncia. Además, hay desconocimiento de la policía de cómo debe atenderse esto”, dijo.
El Código Penal estipula que la pena privativa de libertad por robo es no menor de tres ni mayor de ocho años, y por robo agravado, no menor de 12 ni mayor de 20 años. Además, la pena será de cadena perpetua cuando el agente actúe en calidad de integrante de una organización criminal.
Por otra parte, el delito de receptación, quien recibe, guarda, esconde o vende el celular, también está penado con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de cuatro años, y de 30 a 90 días-multa.