Se estima que en Lima hay más de 300 mil personas con discapacidad visual. Sin embargo, más del 90% de las vías de la ciudad no están diseñadas para facilitar su desplazamiento. Son avenidas que carecen de señalética adecuada y de dispositivos sonoros que puedan ayudarlos a transitar sin problemas.
No obstante, algunos distritos han empezado a diseñar avenidas inclusivas. Este es el caso de Lima, La Molina y Miraflores, por citar unos ejemplos.
La avenida Flora Tristán, en La Molina, fue la primera en convertirse en una vía inclusiva para invidentes. En 2012, la gestión del alcalde Juan Carlos Zurek, modificó la avenida y le colocó un sendero que ocupa la cuarta parte (60 centímetros) del total de la vereda. Esta tiene señales que los invidentes perciben a través de su bastón.
La vereda cuenta con una secuencia de líneas longitudinales en alto relieve que indicará que se puede avanzar sin peligro. Existe también una segunda clase de textura, a base de círculos de dos centímetros de diámetro, instalada un metro antes del crucero peatonal, que advierte el inicio de la pista.
SISTEMA BRAILLE
Los invidentes pueden saber el nombre de las calles que se interceptan con la avenida Flora Tristán, y la cuadra en la que se encuentran. Esta información está en un sistema de lectura braille en los postes de alumbrado público más próximos a cada esquina.
Además de rampas especiales para discapacitados, las intersecciones tienen semáforos sonoros, que advierten el cambio de las luces a través de pitidos especiales.
Recientemente Miraflores también se propuso hacer de la avenida Larco una vía inclusiva. Además, el año pasado la ex alcaldesa de Lima dispuso la colocación de semáforos sonoros en algunas arterias del Cercado de Lima.