La mañana del martes 22 de octubre del 2019, Edmundo Amao Sayas fue intervenido por la policía por tocamientos indebidos en la estación Angamos del Metropolitano. La pasajera agraviada, una joven de 28 años, denunció que el sujeto le había rociado un extraño líquido sobre el trasero y que no era la primera vez que el mismo hombre la seguía “con el pantalón húmedo” y un frasco en la mano. El caso no pasó de una intervención.
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Diez meses después, Edmundo volvió a ser detenido. Otra vez con un frasco, otra vez lanzando un líquido al trasero de mujeres en el Metropolitano. Solo que ahora sus víctimas serían más de 20 y la sustancia sospechosa, un ácido que provoca quemaduras de tercer grado.
“Lo he iniciado como juego, no me daba cuenta de lo que hacía y estoy sumamente arrepentido”, declaró ante la policía el sábado 15 de agosto, luego de ser capturado porque ese mismo día había atacado a dos jóvenes en el servicio de transporte.
De él se sabe que tiene 36 años, es casado, tiene tres hijos menores de edad y creía que iba a pasar desapercibido. “No, [las víctimas] no me reconocen”, respondió a la policía cuando se le preguntó si temía ser detenido.
AGRESIONES CALCULADAS
Para viajar desde su vivienda ubicada en Prolongación Túpac Amaru, en Independencia, hacia su trabajo en Surco, Edmundo Amao recorría 22 estaciones del Metropolitano. Precisamente, las instalaciones de este servicio eran los lugares que elegía principalmente para perpetrar sus ataques, de acuerdo con las seis mujeres que hasta el momento han interpuesto una denuncia en su contra.
El coronel PNP Roger Pérez, jefe de la división policial Centro I, informó que el sábado 15 fue detenido por haber rociado ácido en los glúteos y muslos de dos pasajeras, en las estaciones Naranjal e Izaguirre. Luego de su captura, otras dos mujeres se han presentado en la comisaría de Alfonso Ugarte para identificarlo como su agresor.
Además del caso del año pasado, hay denuncias en su contra por agresiones con ácido los días 30 de julio y 1, 3 y 15 de agosto. En todos los casos, las víctimas coinciden con la descripción del ataque: se colocaba detrás de ellas, con un frasco pequeño les rociaba líquido en sus glúteos y se iba rápidamente.
El día de su captura, a Edmundo Amao Sayas se le encontró un envase de aseptil rojo que contenía un ácido que ha sido enviado a peritaje para determinar su composición. Según las declaraciones del acusado, obtenía dicha sustancia del local de bisutería donde trabajaba.
“Era un envase tan pequeño que podía esconderlo en la mano y con solo apretarlo apuntaba directamente al lugar donde quería. Era un ácido tan fuerte que destruye la ropa y causa quemaduras de tercer grado”, explicó el coronel Pérez. Ese mismo día, Amao Sayas fue trasladado de la comisaría de Alfonso Ugarte a la división de Familia de la de Independencia.
Esta tarde, la Corte Superior de Justicia de Lima Norte ordenó 9 meses de prisión preventiva en su contra. La medida restrictiva concluye el 14 de mayo del 2021.
Durante una audiencia virtual, fiscal a cargo del caso, Luis Manuel Rebaza Flores, solicitó prisión preventiva por el delito de agresión contra la mujer y los integrantes del grupo familiar agravada y en concurso real de delitos en agravio de las dos mujeres a quienes atacó con ácido cuando se encontraban en la estaciones Izaguirre y Naranjal, respectivamente.
Asimismo, la fiscalía precisó que el investigado habría atacado a otras varias mujeres en otras estaciones del Metropolitano, por lo que solicitó a las diferentes comisarías y fiscalías que informen a su despacho para que se encargue de asumir el acumulado de casos similares cometido por el sujeto.
MISOGINIA Y VIOLENCIA DE GÉNERO
- “¿Por qué solo agredes a mujeres?”
- “No sabría decirle”
- “¿Por qué no a hombres?”
- “Me da miedo que vayan reaccionar y me vayan a pegar”
En el interrogatorio luego de su captura, Edmundo Amao reconoció que solo tenía un blanco para sus ataques: las mujeres. Para la policía, este es un indicio de que era consciente de sus actos ya que elegía lugares y personas específicas para agredir.
La psicóloga Patricia Garrido, especialista del programa Aurora del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), sostiene que se trata de un caso de violencia de género y misoginia, en el que el agresor busca causar el mayor daño a una mujer por su condición de tal. “La misoginia puede estar presente en las relaciones de pareja, pero también fuera del ambiente familiar, con personas ajenas, donde el agresor quiere ver a una mujer destruida”, explica.
En este punto, Garrido indica que es importante tomar en cuenta que utilizó ácido, elemento que sabía produciría cicatrices en una parte específica del cuerpo. De hecho, no es la primera vez que se reportan agresiones con sustancias que producen daños visibles en sus víctimas.
“Si recordamos el caso de Carlos Huallpa [agresor de Eyvi Ágreda, a quien roció gasolina y prendió fuego en el año 2018], el agresor lo que quería era afectarla para que nadie la valore como mujer. Es lo que pasa aquí. Es un sujeto que ha escogido a sus víctimas, en una parte específica de su cuerpo con la finalidad de que ellas se sientan mal y tenga una repercusión. Él ha calculado, ha preparado el ácido, lo ha puesto en frasco, ha pensado en los horarios”, dijo.
Una de las denunciantes contó que tuvo que pasar por dos intervenciones para que se le retire la piel muerta que quedó por la agresión de Edmundo Amao. “Empiezo a sentir un ardor y una quemazón fuerte en la nalga derecha y la pierna, al llegar a mi trabajo es que me doy cuenta que tengo una lesión. En la clínica me indican que tengo una quemadura de segundo y tercer grado por un ácido desconocido”, contó una de las agraviadas a TVPerú.
Por ello, la especialista del MIMP señala que es necesario que en las investigaciones se evalúe la condición mental del agresor. “Ser una persona perversa con trastorno antisocial o psicopática no lo hace inimputable ante la ley. No es un trastorno psiquiátrico sino una característica de la personalidad”, aclara.
La abogada Edith Aiquipa, especialista del Centro para la Mujer Flora Tristán, agrega que en las evaluaciones psicológicas o psiquiátricas que se le realicen durante el proceso deberán determinar que, independientemente de si tiene algún trastorno, el agresor era consciente de sus actos. “No todas las personas que tienen un problema de salud mental son inimputables. Hay trastornos con los que, con medicación y tratamientos, se puede seguir la vida tranquilamente. El tema aquí es saber si él no podía razonar, si no sabía lo que hacía cuando atacó a las mujeres ”, explica.
El MIMP brinda acompañamiento psicológico a siete víctimas de Edmundo Amao Sayas, pero coordina con la PNP para contactarse con quienes se acerquen a las dependencias policiales para sumar denuncias contra el mismo sujeto.
Sobre este tema, Garrido recuerda que en estas situaciones se produce una afectación emocional importante en las víctimas. “Hay un impacto no solo físico, sino en sus emociones y conductas. Aparecen los sentimientos de miedo y temor que también producen cambios de conducta”, indicó.
La mujeres que deseen reportar alguna agresión física, psicológica o sexual pueden comunicarse con la Línea 100 del MIMP. Es gratuita y atiende las 24 horas.
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Agresor confesó “no saber lo que hacía” y tomaba como “juego” el agredir a mujeres en los estacionamientos del Metropolitano.
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