Jorge Falen

Desde antes del pitazo inicial, ha marcado cifras récord en relación con pasados. La inversión total estimada para llevar a cabo este certamen supera los US$200 mil millones, casi 19 veces lo gastado en la organización de Rusia 2018 (US$11.600 millones) y el quíntuple de la inversión conjunta de las últimas seis copas del mundo (US$42 mil millones).

La desbordante cifra representa casi toda la producción anual de la economía catarí, ubicada entre las 12 naciones con mayor ingreso per cápita en el ámbito global. Anteriormente, ningún país organizador había destinado más del 2% de su PBI en la planificación de un Mundial.

El impacto esperado que tendrá el evento también sería mayor. La estima una audiencia cercana a los cinco mil millones de espectadores, cifra que representa el 65% de la población global y 20% más que en Rusia 2018 (3.500 millones). Esto podría convertir al primer Mundial realizado en el Medio Oriente en el certamen deportivo más visto de la historia. Incluso superaría los cuatro mil millones que sintonizaron la inauguración de los Juegos Olímpicos de Beijing (China) en el 2008.


La composición de los espectadores es más diversa y conquista nuevas audiencias. Según un estudio realizado por la FIFA, el 43% de los espectadores de Rusia 2018 residía en Asia, mientras que un 16% eran del Medio Oriente y África. El 20% fueron europeos; y un 10,7%, sudamericanos. Sin embargo, en estas dos zonas –tradicionalmente futbolísticas– más del 85% de los potenciales espectadores vieron el torneo.

De otro lado, el flujo de visitantes que albergará Qatar alcanzaría los 1,2 millones, casi el 40% de la población que reside en el país.

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Obras y cuestionamientos

A diferencia de otros anfitriones, tiene una escasa tradición futbolística. Su selección participará por primera vez en un Mundial y previamente el emirato no había organizado un torneo deportivo de trascendencia global. Solo en el 2006 fue sede de los Juegos Asiáticos.

La cercanía entre los estadios es otra característica propia de este torneo. Todos los partidos de la copa se jugarán en un radio de 140 kilómetros cuadrados (similar al área de Lurín o Pachacámac) que incluye la capital, Doha, y municipios o áreas urbanas adyacentes.

El trayecto lineal que separa a las dos sedes más distantes (como los estadios Al Bayt y Al Janoub) es de 40 km, una distancia similar al recorrido de la línea 1 del metro de Lima.

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Solo en la construcción y el equipamiento de los recintos deportivos, el comité organizador del Mundial estima una inversión de US$6.500 millones, más de cinco veces el monto total gastado por el Gobierno Peruano en la organización de los Juegos Panamericanos Lima 2019.

Los hitos señalados contrastan, sin embargo, con las sucesivas acusaciones de explotación de trabajadores inmigrantes en la etapa de preparación para el torneo, la discriminación a la comunidad LGTBI y la restricción a los derechos de las mujeres.

estima que alrededor de 6.500 trabajadores de cinco países asiáticos fallecieron entre el 2010 –año en el que comenzaron las obras tras conocerse que el país sería sede mundialista– y el 2020.

Solo durante ese último año, la OIT reportó 50 decesos relacionados a causas laborales, más de 500 habrían sufrido lesiones graves y otros 37.500 lesiones leves.


Punto de vista


Qatar, el mundial del offside automatizado. Por Pedro Ortiz Bisso. Periodista

Pocos saben que la norma que regula el offside es una de las más antiguas del fútbol: se remonta nada menos que a 1863, cuando el deporte rey empezaba a reglamentarse. A pesar de que con los años ha sufrido modificaciones, su esencia se ha mantenido incólume, tanto como la indignación que suele generar. Ni siquiera el VAR ha podido acallar las protestas de quienes se sienten afectados por su aplicación. En Qatar 2022, la FIFA implementará un sistema de detección que –aguardan– disminuya las dudas y, sobre todo, las suspicacias.

Se trata de la tecnología semiautomatizada para la detección del fuera de juego, un sistema que incluye 12 cámaras capaces de captar los movimientos de la pelota y 29 puntos de datos de cada jugador a fin de calcular su posición exacta sobre el campo. El balón, además, contará con un sensor (el IMU) que enviará información 500 veces por segundo a una sala de video. Gracias a este monitoreo y a la inteligencia artificial, si un jugador es sorprendido en una posición antirreglamentaria, se enviará un aviso a la sala que, tras verificarlo, informará al juez.

El fútbol es uno de los deportes que más se han resistido a los aportes de la tecnología

Pedro Ortiz Bisso, Periodista

¿Basta con esto? Pierluigi Collina, presidente de la Comisión de Árbitros de la FIFA, ha señalado que la tecnología solo es una herramienta de ayuda para resolver con mayor rapidez. Es decir, los árbitros tendrán siempre la última decisión.

El fútbol es uno de los deportes que más se han resistido a los aportes de la tecnología. En el caso del VAR, sus opositores lo acusan de haberle robado “su costado más humano” al juego, lo que en realidad representa una defensa del error disfrazada de nostalgia.

Que Qatar se convierta en el Mundial de las innovaciones tecnológicas no es una sorpresa. Haber elegido como sede un país minúsculo y sin mayor cultura futbolística obligaba a una transformación radical.

Nada de ello, empero, debe enterrar el enorme error de haber llevado la fiesta máxima del más bello de los deportes a un lugar donde los derechos de las mujeres están restringidos, la homosexualidad es considerada una enfermedad y los abusos laborales son un acto cotidiano. Eso no lo podemos olvidar.