“Decepcionante, miope y con poca voluntad política”. Así calificó el decano nacional del Colegio Médico del Perú (CMP), Miguel Palacios Celi, a la gestión que ha sostenido el Ejecutivo respecto a las negociaciones con diferentes laboratorios internacionales para adquirir las vacunas contra el COVID-19, a fin de inmunizar a la mayor parte de la población peruana hacia el próximo año.
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En los últimos días, tanto el Ministerio de Salud (Minsa) como el Comando Vacuna han tenido versiones distintas sobre el proceso de compra y la firma de convenios para obtener las dosis requeridas, que se calculan en casi 50 millones para 24,5 millones de peruanos. Aunque aseguran que el Perú no “está rezagado”, un reciente informe de The Economist proyecta que nuestro país recién contaría con la cantidad necesaria al 2022.
—En líneas generales, ¿cuál es la postura del CMP frente a estas contradicciones?
Nosotros, como Colegio Médico del Perú, estamos muy decepcionados por la actitud del Gobierno frente al tema de las vacunas. Pero esto viene desde atrás. Siempre alertamos que debíamos asegurar un lote para inmunizar al menos al 70% de la población peruana. Con las recientes declaraciones oficiales que hablan de “incertidumbre”, diría que para el gremio médico la gestión ha sido decepcionante, miope y con poca voluntad política.
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—¿Así calificarían lo hecho por el Minsa sobre las vacunas?
Sí. Somos conscientes que los fabricantes han preferido vender la vacuna a países con más solvencia económica, y que estos han comprado la producción con anticipación. Así son las leyes del mercado: compraron a un precio X, lo pagaron y ya está. Sin embargo, el Ejecutivo –ya desde el gobierno de Vizcarra– no cerró ningún trato.
—Pero se podría argumentar que comprar una eventual vacuna, aún en fase de pruebas, iba a ser un riesgo demasiado grande. ¿No cree?
Se tenía que asumir ese riesgo. Le faltó osadía al Minsa, porque no olvide que estas vacunas venían cumpliendo todas las etapas requeridas para su aprobación. Durante el proceso de inmunización, superaron las fases 1 y 2; en la fase 3 se suscitaron casos negativos, aunque mínimos y aislados. Eran vacunas encaminadas, y por temor y miopía hemos perdido la posibilidad de inmunizar al 70% de la población con ellas.
—Insisto: ¿se puede alegar “temor” del Ejecutivo al invertir en vacunas que podrían haber fallado? No tenemos precisamente un gran presupuesto...
Hubo temor, miedo a ser engañados [por los laboratorios]. Los fabricantes son los dueños de la pelota; ellos ponen las condiciones y los precios, y había que asumirlos. Ahora estamos en una situación incierta por esa falta de visión.
—Ante el Congreso, la ministra Pilar Mazzetti explicó que, gracias a los tratos cerrados con Pfizer y Covax Facility, ya se ha asegurado el 45% de las vacunas requeridas para la población del país; es decir, las dosis para 11,1 millones de peruanos de un total de 24,5 millones. El 55% restante aún está en negociaciones, dijo. Sin embargo, según The Economist la disponibilidad total de vacunas en el Perú se proyecta recién para el 2022, al igual que países como Venezuela, Irak o Libia.
Así queda demostrada la poca capacidad de gestión, pero no solo del Minsa sino también diplomática y de infraestructura. La falta de vacunas es la suma de una serie de causas, entre las que se cuenta una insuficiente industria farmacéutica para reproducir las dosis necesarias; algo que sí tiene Brasil o México.
—¿Y cuál es su opinión sobre el accionar del Comando Vacuna?
Ellos han hecho los acercamientos con un sinnúmero de fabricantes. No obstante, la decisión la tenía que tomar el Gobierno. El Minsa se entrampó en que no había normas legales para firmar un contrato en ese momento, o que no habían certificaciones. Repito: se tenía que asumir ese riesgo.
—Por otro lado, se han suspendido los ensayos clínicos de la eventual vacuna china de Sinopharm. ¿En qué situación nos coloca esto?
Ojo: los ensayos clínicos de Sinopharm han avanzado y se ha aplicado en miles de peruanos, eso nos da la posibilidad de que nos puedan dar un lote [con prioridad]. Ahora no dependemos de nosotros; como en el fútbol, dependemos de otros, de los fabricantes. Hay que ser realista: ni pánico, ni pasividad, pero lo cierto es que vamos a pasar gran parte del 2021 con un pequeño porcentaje de la población inmunizada [con 1,8 millones de dosis de Pfizer al primer trimestre del próximo año]. Vamos a enfrentar una segunda ola sin estar inmunizados.
—¿Para el CMP la segunda ola de la pandemia es inminente en el Perú?
Creemos que la curva epidémica, que iba en descenso, ha entrado en una etapa inestable aunque estancada. El número de fallecidos diarios se ha mantenido por dos semanas, y los casos nuevos también, pero sin un descenso claro como antes. No estamos todavía ante una segunda ola, pero sí en un “estancamiento” epidemiológico que siempre antecede al rebrote. Para nosotros, sí habrá un rebrote.
—¿Se ha reunido con la ministra Mazzetti en las últimas semanas, es decir, durante el Gobierno del presidente Sagasti?
Nos reunimos el sábado último, por la tarde. Le expresamos nuestra decepción por la actuación del Minsa respecto a las vacunas. Somos conscientes que como médicos vamos a enfrentar una segunda ola sin estar inmunizados. Por ello, hemos pedido que al menos nos brinde más equipos de protección personal (EPP) para evitar que nos contagiemos en la primera línea de lucha contra el COVID-19.
—¿Cuántos médicos han fallecido en esa primera línea?
El CMP ha registrado 250 profesionales fallecidos a la fecha. Además, hay más de 11.500 infectados y otros 60 permanecen en unidades de cuidados intensivos (UCI). Pero aquí seguimos y seguiremos.
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